Las notas en mi mente no dejan de sonar, cada paso que doy la melodía cambia, no sé porque juegan con el aire y las hojas, al parecer se ve un mundo perfecto o es ¿el mundo donde quiero ir? poco a poco todo desaparece y una mano toca mi hombro.
--Hola Valeria, te he estado llamando desde la otra esquina ¿Estás bien? --dice mi amiga Lola un poco agitada de tanto correr, no puedo creer que no la haya escuchado.
--Estoy bien Lola, lamento no escucharte es solo que pensaba en varias cosas-- en realidad solo me concentraba en aquel sentimiento que brotaba en mi corazón.
--¿Otra vez con lo de tus locuras? desde que terminaste con Alex no paras de pensar y decir tonterías, además, desde el accidente no has querido estudiar y tus notas en la escuela están empeorando, ya no sé qué hacer contigo, no me digas que aún no te olvidas de esas situaciones que ya hemos hablado --Se veía enojada, no puedo culparla, ella fue mi acompañante y consejera desde que tengo memoria, ha sido mi amiga desde mi infancia.
--Lola, yo me siento bien, es solo que... --La campana interrumpe mi relato, cuando quería terminar, un maestro nos hace un gesto indicando que debíamos apresurar el paso, ignorando mis palabras restantes nos fuimos al salón de clases sin volver a mencionar ese tema. Una larga jornada de clases con los mismos temas que no eran de mi interés, los compañeros que me rodeaban eran muy inquietos casi no dejaban que el profesor pudiera hacer su clase, pero yo era diferente, miraba la ventana, los prados y árboles que danzaban con el viento eran mi distracción. La manera de ignorar los malos chistes del grupo de Gonzales, haciendo bromas sobre las clases y las chicas, él no tenía otra forma para tratar de "impresionarlas" pobre chico, le falta mucho por aprender.
De nuevo aquellas notas rondan mi cabeza, son más intensas ¿qué me habrán querido decir? en medio de todo mi dolor de cabeza una pequeña luz roja roza mi mano, su aire cálido, hizo que aquel dolor y las notas se hicieran más claras, concentrándome en lo que querían decirme "Vuela y no mires atrás” las únicas palabras que pude escuchar, aunque colocara mucha atención no podía escuchar más, las notas y la calidez que sentía desparecía en la distancia lentamente devolviéndome a mi realidad.
-- ¡Señorita Collins! -- El grito de la profesora fue mi golpe a la realidad -- Lleva más de quince minutos sin pesar atención a clase, ¿se siente mal?, ¿quiere ir a la enfermería? -- No podía creer que llevaba tanto tiempo fuera de la realidad, para mí solo pasaron unos cuantos segundos, en mi respuesta a la profesora, niego con mi cabeza.
No podía olvidar la calidez que rozaron mis manos, a extraña luz roja y la música con sus palabras "Vuela y no mires atrás" por un momento creí que estaba alucinando y volviéndome loca, no era la primera vez que me pasaba, se decía que yo era esquizofrénica después de aquel accidente...
-- ¿Aún no acabas de tomarte esas pastillas? -- me susurra Julio inclinándose cerca mío.
-- En este mes se acaba mi tratamiento así que estas son mis últimas pastillas -- susurre mientras abría un pequeño agujero en la lámina y poder sacar la pastilla, rápidamente tomo mi botella de agua y me lo tomo.
Aunque quería estar concentrada en las clases, mi mente se concentra en otro lado, donde esa melodía y calidez son mi centro de atención, ¿que sería eso o que me habrá querido decir? muchas interrogantes que en ese momento no podía comprender. La campana que indica el recreo acababa de sonar, cuando intente organizar mis libros en mi maleta, Gonzales se pone delante mío y derriba mis útiles con su mano.
-- Ay, Valeria no vi tus cosas, perdóname -- dice con una arrogancia y sarcasmo, la verdad él siempre me ha molestado por el hecho de ser "diferente", aunque a mí en realidad no me interesaba sus ridículas palabras.
-- Con esas ganas que tienes de venir a molestarme, deberías usarlo para estudiar ya que todo el mundo sabe que eres el mas estúpido y tienes las peores notas del colegio-- sus acompañantes con disimulo se rieron volteando sus rostros a otra parte, por otro lado, el solo me miraba con odio y deseo de querer destruirme más mi vida.
En el pasillo de la escuela, todo se veía normal, chicos con sus amigos planeando salir a pasar un rato, las chicas haciendo planes de compras o citas y yo tenía mis propias salidas, de compras en la tienda de música, las mejores melodías bajo la lluvia solo las podía comprar un día en específico, los días viernes. Antes de ir corriendo a la tienda, quise hacerme un retoque en mi alborotado cabello rubio oscuro, para mi mala suerte, la líder del grupo de las populares estaba en aquel baño aplicándose cantidades de maquillaje pareciéndose a una muñeca Barbie. ella pasa por mi lado empujándome con su hombro y torciéndome los ojos indicando su repugnancia hacia mí, yo la veo marcharse, pero continuo con lo que iba hacer desde que entre al baño.