Miércoles 18 de noviembre de 2014
1:00 A. M.
Se ha actualizado el anhelo interior de todo dragón sin voz. Emil no sabía cómo asimilar lo debido cuando ya notaba que no dormía. Es muy deshabituar lo que pretendemos en nuestros hipocampos, es sólo así cuando te das cuenta, de que como Quevedo habló del culo, tú también puedes hablar de los pedos.
—En este parque conocí a mi amiga Naufi —lanza al aire Emil, mientras Gabriel le sujeta la rosa azul que tenía en su recubrimiento.
Gabriel surge a divagar conceptualmente, luego de poder procesar, escapa:
—Yo también conocí a alguien en este huerto.
—Ah, ¿de veras? —Emil posiciona su cabeza del lado izquierdo, teniendo contacto visual con Gabriel.
—Sí, se llamaba Lascivia. —Respira por la boca, junto con el frío del sitio; frena unos macrosegundos, entonces prosigue—. Ahí me sentí tan desterrado como un dado sin probabilidades de ser lanzado.
—Del destino no me fío, yo no confío en él; sólo confío en el desafío de poder luchar contra él. —Sonríe Emil, se sienta frente a la tumba de Naufi, saca una de sus pistolas de sus bolsillos, y catequiza a balazos la cripta.
—Emil, yo no sé si has sufrido mucho, pero cuenta conmigo; total, desconfía de mí, ya que antes no era tu amigo. —Toma la beretta de Emil, le saca las balas que poseían por dentro, se las come, y exclama un poder—. ¡Los héroes no descansan! —Mira la sepultura, e intenta chantajear con el muerto.
Sale una voz:
—Aquí el querubín Alex, por favor repórtense con el ángel The Siniestro en el registro espectral.
—Está bien, iremos —responden ambos.
En lo que iban a su destino, vieron cómo se desvanecía una persona en el espacio. Se precipitaron a donde ésta.
—¿Quién eres? —pregunta Emil.
—¡Je, je, je! ¿Emil? En verdad eres tú, te quería ver. Eres más popular que Harry Potter —responde aquella persona—, ¿no te acuerdas de mí, Friki mentiroso?
—¡Qué? Esto es imposible, ¿Wilber? Esto no puede estar pasando.
Después de ese instante, Emil no ha vuelto a ver a Wilber. Luego, llegaron a su misión.
—Estamos aquí, ¿qué quieren? —pregona Emil.
—Mejor dicho: ¿qué queremos? —aclara The Siniestro—, te queremos a ti, Emil, un mitad ángel y mitad humano... contamos contigo.
—¿Quién eres? —dicen a coro.
—Pronto lo sabrán. Irán con mi querubín, preséntate —comenta, extendiendo su mano izquierda hacia la puerta entreabierta, dejándonos dicho de que vendrá un personaje.
—Un gusto en conocerlos —se presenta Wilber.
—¿Pero qué está pasando aquí? —lanza Emil, por la adrenalina.
—Te pensábamos muerto —dice Gabriel.
—Vaya, vaya, Emil, por lo visto no sabes la significación del término Querubín —le deja saber Wilber, tomándose una bebida.
Los dos se miran mutuamente, se desprendieron microexpresiones de dudas. The Siniestro los manda a que bajen los ángeles del cielo, no obstante, Gabriel sabía que había hiato y dicotomía entre ese tópico, y el de bajarlos. No se podría mandar a buscar a los ángeles, dado que Emil está en su misión; dos, duraron hipérbole para poder plantear el primer plan; tercero, mejor sigan leyendo.
—Emil, te concederé un nuevo poder.
—¿Cuál, Padre?
—Pronto lo sabrás.
Gabriel y Emil se fueron del lugar, corriendo, sin embargo, The Siniestro y Wilber los alcanzan.
—Con que los hermanos mongo-fiel —susurra The Siniestro, juntando sus dos puños, sonriendo levemente.
—Jefe, esto será divertido. —Wilber prepara su espada, y se pone de lado de The Siniestro—. Necesitaré que me den sus poderes, chicos, ¿qué creen?
—平和の爆発 (Explosión de paz) —exclama Gabriel, adjuntando sus brazos, haciendo fuego cuneiforme adelante, siendo detenidos por la mano derecha de The Siniestro.
—Ahora me toca a mí. 悪魔との合意.
Emil cae en el pavimento, perdiendo la conciencia. Gabriel, entretanto, por salvar a Emil, le traspasa el rayo de sol demoniaco, enviado por The Siniestro. Wilber, sin pensarlo ambas veces, le dispara a Emil en la cien, estando inconsciente.