No tenía nada que hacer hoy. Era mediodía y estaba desayunando.
Escuche mi teléfono sonar, posiblemente en mi cuarto así que pegue la carrera a ver si alcanzaba a atender y como un flash que soy, lo logré.
-Diga.
-Victoria es Lorena.- Lorena es mi jefa. Trabajo en una tienda de música. Soy una de las dos personas que trabajan en la tienda, por lo que me imagino lo que me va pedir.-Sé que no trabajas hoy, ¿pero hay posibilidades de que lo hagas?
-Estoy allá en treinta.
-Gracias pequeña, te espero.-Colgué. Fui a terminar mi desayuno y me dirigí a la habitación para arreglarme.
Veinte minutos después me encontraba en el garaje sacando mi moto.
Lo bueno de hacerles estos favores a Lorena, era que te paga el día y con un poquito más, ya que son como horas extras. Ella es muy pero muy amable y comprensiva, por lo que si le pido permiso por una semana me lo dará, pero a mi no me gusta abusar de la confianza de los demás.
Llevaba mucho trabajando con ella, cuatro años para ser más específicos. Se preguntarán pero ¿cómo te dejó trabajar para ella con catorce años? Simple, ella es mi tía. Claro al principio se negó, ella quería cuidar de mi, no me negué por muchas razones, la primera; mi madre había muerto, segundo; no tenía dinero y tercero; tampoco sabía defenderme en algunos ámbitos. Obvio cuando murió mi madre la custodia le quedó a ella.
Cuando cumplí los quince decidí vivir en la casa en donde lo hacía con mi madre. Ya tenía con qué vivir, mi tía me había enseñado muchas cosas, y hoy en día le estoy muy agradecida.
Hace ya casi un año que cumplí los dieciocho y pude sacar parte del dinero que me había dejado mamá y junto con mis ahorros de estos últimos años, logré comprar el apartamento. Quería esperar un poco par vender la casa, reunir el dinero y decorar el apartamento, también pensé en usar las cosas de casa pero son muy viejas, así que la vendería con eso y obvio sacaría algunas cosas de ahí para llevarlas al apartamento y la otra opción era que podría cantar en algunos bares a ver cuánto me podrían dar por una función.
Uno de mis pasatiempos favoritos; cantar. Eso lo comencé después que mamá murió, ya que tenía más tiempo para mi y también gracias a la tienda de Lorena. También puedo tocar la guitarra y un poco el piano.
De tanto piensa y piensa llegué a la tienda. Estacioné la moto y entré al local. Había un poco de gente y sólo estaba Lorena atendiendo, por lo que me apresure y me puse del otro lado de la vitrina para atender a las personas.
Uno por uno pasaban. Compraban cuerdas para guitarras, afinadores, micrófonos, preguntando precios, sólo para hacerme perder tiempo porque todo en la tienda tiene su precio marcado.
Cinco de la tarde y todavía quedaban personas en la tienda. Cerrábamos a siete y como vi un poco cansada a Lore le dije que se fuera, que cerraría yo.
Cuando se fue eran casi las seis de la tarde. Solo quedaba una persona viendo las zonas de las guitarras. Me puse a jugar en mi teléfono esperando a ver si la chica se decidía en comprar algo porque estaba a punto de gritarle que se largara para poder cerrar en paz, pero como soy buena gente seguí en mi teléfono.
Sentía la presencia de alguien, por lo que levanté la mirada de mi teléfono y ¡Joder!.
-¡Mierda Angélica!.-Mi teléfono se había caído al piso. Ella estallaba de cagada de las risas, sólo le faltó tirarse al suelo para dramatizar un poco como siempre lo hace.- ¿Te pica el culo o qué?.- Dije cabreada. No me gusta que me asusten y menos la persona que me ha molestado harto tiempo.
-Ya ya, no quería asustarte, tú fuiste la que se asombro por mi presencia.
-Aja.-Recogí mi teléfono, que por suerte no se había roto.
-No sabía que trabajabas aquí... Las veces que he venido o está la otra chica o Lorena.
-Hoy no me tocaba, pero Julia pidió permiso.-Asintió.- Yo no sabía que vienes a este tipo de tiendas, es más ni lo pensé.-La molesto.
-¿Insinúas que no puedo venir a una tienda de música?- Me miró esperando a ver si me retractaba de lo que dije.
-No, solo digo que se me hace raro que estés en una tienda de música.
-Para tu información querida.- No pude evitar reírme.- Vengo porque necesito una guitarra.
-Como puedes ver.-Apunte a la zona en donde están las guitarras, pero ni intentó girarse para verlas.-Tenemos de muchos colores y formas, acústicas, españolas y eléctricas ¿cuál prefieres?.-Me burlaba de ella. Se me hacía raro que no se defendiera diciéndome algo hiriente pero que no me hiere porque son estupideces lo que sale de su boca.
-Acústica.-Asiento y voy al otro lado de la vitrina para ir donde están las guitarras.
-Mira... Hay acústicas y electroacústicas.-Le mostré las guitarras.
-Ajá y ¿cual es la diferencia?.-Voltee los ojos.
- Que a una le puedes conectar un cable para amplificar el sonido y a la otra no.-Ella me miró como ¿y entonces?.