Fui a casa de Henri a buscar la guitarra y el dinero por la mañana. Angélica va ir a casa después del mediodía, así me daba tiempo de ir comprar comida para la despensa y arreglar un poco la casa.
Me sentía extraña. Como si alguien me mirara. Sé que todos miran, pero esto me hacía sentir incómoda y nerviosa. Y por un momento pensé que no era nada bueno. A veces el presentimiento puede ser tu mejor advertencia a mi parecer dijo mi madre una vez. Pero sinceramente no sabía de que cuidarme, y eso era a lo que más temía.
Arturo, que estuvo ayer en la noche en el bar, dijo, que desde que llegué a tocar había más ganancias y muchas más cuando la banda comenzó a tocar.
Apenas llegué a casa recogí todo, me di un baño y prepare algo de comer. Ya eran la una de la tarde y estaba en mi recamara buscando unas cosas en internet hasta que sonó el timbre. Bajé corriendo descalza y con nada más un corpiño negro y unos pantalones de lana puestos.
-Hola, pasa. ¿Cómo estás?- Le hice pasar y cerré la puerta.
-Muy bien, de hecho.- Se giró y me miró.
- ¿Quieres algo de tomar, comer? no sé...- Se volteo y me miró. Sus ojos tenían un brillo especial a tal punto de que se veían más grandes y más azules de lo normal. Sonreí. Se veía preciosa hoy. Cargaba sus cabellos sueltos y medio ondulados mientras que sus labios resaltaban ante todo su look. Pintados de un rojo sangre. Definitivamente era una mujer hermosa.
-No... Estoy bien, gracias.- Sonreímos. Me iba a acercar para saludarla como debía, pero ella ya lo había hecho y me estaba devorando la boca. Puso sus manos sobre mi abdomen acariciándolo lenta pero firmemente. Sentí como un hormigueo recorría mi cuerpo de pies a cabeza, confundiéndome.
La tomé de la nuca y le mordí el labio. Volví a atrapar sus labios y un gemido ronco salió de mi garganta lo que provocó que soltara un pequeño gruñido. Respire hondo.
-Hola.-Me saludó haciéndome reír después de separarnos. Me había puesto caliente.
-Hola...-Volví a sonreír. Nada más que con su cercanía me hacía sonreír.-¿quieres subir? hay que estudiar.
-Vale vamos.- Subimos y fuimos a mi habitación. Hice que me esperara un momento para ir buscar algo de comer. Al rato regrese con las sodas y las papas que había comprado esta mañana.
-Estos son los últimos exámenes, mañana dos, y el jueves uno.- comentó sacando los cuadernos de su bolso.
-Si, lo bueno es que ya tuvimos la semana pasada los más pesados.-Nunca había pensado tanto como lo estoy haciendo. Hasta uno que otro dolorcito de cabeza me pegó por tanto leer y escribir.
Comenzamos a estudiar mientras hablábamos y comíamos. Ya para cuando había entendido todo decidí recostarme un rato en la cama. Me dolía la espalda por estar sentada tanto tiempo, y el cuello por quedarme viendo a Angélica.
-¿Ya te cansaste?.-Se dio vuelta en la silla giratoria de mi escritorio. Como buena gente se la había cedido a ella y yo me conforme con una estática y dura.
-Si no descanso mi cerebro explotará.-Se levantó y se recostó junto a mi con una leve sonrisa en sus labios. Siendo sincera, se veía demasiado sensual con ese labial. Apoyó su cabeza en mi hombro derecho y su mano recorriendo mi abdomen.
-¿Van hacer una fiesta tú y tus amigos?.-La rodeé con mi brazo derecho y comencé a hacerle mimos.
-Si, pero no sé si ir, no quiero verles la cara a esos estúpidos.- Levante mi cabeza para mirarla.- Si, yo también lo soy.- Admitió. Volví a recostar mi cabeza. Opté por no comentar nada.
- Ángel.- Dije abrazándola completamente.
-Me gusta cuando me llamas así.-La sentí suspirar. Yo encontraba cierto placer en dirigirme a ella de esa manera.-Se siente extraño estar así.- Dijo después de un rato, apuntando a nosotras.
-¿Extraño?.- La miré de nuevo. ¿Extraño? un poco en realidad.
-Estar conviviendo de esta manera tan íntima, cuando ni siquiera nos podíamos ver.- Ella bufó.
-Bueno... La verdad es que si...-Dije mirando el techo.- Y no es que no te podía ver, lo hacía aunque no quisiera...- Acoté.- Sólo era que no me gustaba cómo tratabas a las personas, como nos tratabas.- Me sinceré. Y era cierto.
-Lo siento.- Se puso sobre mi y me beso.
-Ya hablamos de eso bonita.- Recostó su cabeza en mi pecho.-...¿entonces vas a ir al baile?.
-Si, vamos a ir.
-¿Vamos?.-Reí.
-Si, vamos, ¿o no piensas ir?.- Levantó su cabeza para verme. Su rostro me intrigaba demasiado. Cuando estaba confundida hacía un gesto con sus labios macándose un mini hoyuelo que no se veía cuando se reía.
-Claro, si si.- Obvio iría. Quería que ella me acompañara ciertamente, pero no como una amiga claro está. Se volvió a recostar. Parecía muy cómoda.
- Sabes...- Habló después de un rato, aun encima de mi pero acostada. Levantó su cabeza y me miró.- Sé cuando quiero algo Victo... Y siendo sincera quiero intentarlo contigo seriamente.-Sonreí levemente.