Como les dije, no todo va de maravilla. A veces las felicidad nos ciega y no nos deja ver la probabilidad de que habría problemas.
Esa noche increíble que había compartido con Ángel se volvió, no tan increíble que digamos.
Al llegar a casa me pareció extraño que las luces de la sala se encontrarán encendidas. Rápidamente me baje de la moto. A lo mejor se encontraba Algún ladrón dentro de la casa. Y a ciencia cierta una ventana estaba rota y la puerta principal abierta.
Enseguida llamé a la policía y les notifique lo que estaba sucediendo. Me dijeron que esperara fuera, pero la curiosidad me mató.
Poco a poco fui abriendo la puerta y lo que vi me descolocó por completo. La presión en mi pecho y el nudo en mi garganta comenzaron a darme dolor de cabeza por aguantarme.
En el suelo yacía un hombre corpulento a tal punto de parecer que se ejercitaba. Tenía un balazo en el pecho y otro en la frente. Un hilo de sangre corría por horizontalmente por toda su cara hasta bajar por su cuello, llenando de sangre la camisa turquesa que cargaba. Le gravedad afectaba el recorrido de la sangre, por lo que gotas comenzaban a caer verticalmente hacia su izquierda por todo su rostro. El piso estaba lleno de sangre pero no a un punto exagerado, por lo que supuse que cuando trajeron el cuerpo, el hombre estaba muerto.
Las sirenas de la policía se escuchaban y como pude me acerqué al hombre para ver si podía reconocerlo, pero me fue imposible. Inmediatamente entre en pánico. Tuve que respirar varias veces para controlar el temblor de mis manos.
Entre sus manos había un papel arrugado. Dude entre agarrarlo o no pero las horas caladas con Raquel mirando CSI me hizo pensar bastante. Pensé mil y un escenarios en donde me descubrían la nota; donde la curiosidad me mató por no tomarla; en donde la leía y me satisfacía haberlo hecho.. No quería agarrar la nota, pero lo hice.
-¡Señora aléjese ahora del cuerpo!.
-¡Mierda!.- Me sobresalté asustada por el grito del policía y me gire rápidamente arrugando el papel en mi mano. El hombre uniformado al notar mi cara de terror dejó de apuntarme con su arma y lentamente me tomó de la muñeca sacándome de la casa.
Estaba en completo shock. No lo asimilaba. El hecho de que un hombre muerto estuviera en mi casa. No paraba de preguntarme quién eres ese tipo, por qué lo han matado y en mi casa que es lo arrecho.
El oficial me había metido en la patrulla mientras él llamaba a no se que mierda me dijo.
Trataba de tomar mi teléfono y lo que me sorprendió fue, cuando con agilidad, mis
manos comenzaron a moverse para llamar a mi tía.
- Tía, tienes que venir a mi casa. Hubo un problema. - Enseguida corte la llamada. Le pensaba explicarle por teléfono, no era algo de explicar por una llamada. Me baje de la patrulla y me dirigí al oficial que todavía estaba hablando por teléfono.
Me planté frente al él, que me ignoro mas bien. No me hice la indignada. Sólo espere
A que terminara de hablar.
Mi teléfono comenzó a vibrar. Seguro era Raquel con sus infinitas preguntas sobre qué pasaba. Pero lo ignore completamente.
Sentía en lo más profundo que esta situación me iba a dar muchos problemas. Una barbaridad.
Unos minutos después, el oficial había terminado de hablar por teléfono, por lo que me me prestó atención.
-¿Conoce al occiso?. - Tomó un cuaderno del bolsillo de su camisa y comenzó a anotar.
-No. - Asintió anotando. ¿de dónde iba y a conocer yo a ese tipo?
-¿Cuál es su nombre?
-Victoria Andrade.
-¿Vives sola?.- Asentí frenética.
-Si.
-Edad.
-18.
-Sabes que tienes acompañarme a la comisaría para que declare señora.- Dijo amablemente. Me estaba cagando joder.
-Deje y voy por mi moto. - Negó rápidamente.
- ¡Oh no señora!, tiene que ir conmigo en la patrulla.- Asentí. Me abrió la puerta amablemente y subí. Al estar los dos en la patrulla vi como varios autos de la policía y de criminalística llegaban a la casa junto con el auto de mi tía. Rápidamente baje alertando al oficial que también bajó apresurado.
- ¡¿Señora a donde va?!.- exclamó nervioso.
- ¡¿ qué te pasó Victoria?!. - Tía Elena se veía muy asustada al percatarse de la cantidad de oficiales que se encontraban fuera de mi casa. Me tomó de los hombros y comenzó a revisarme palpando mi cara y mis hombros.
- ¡Estoy bien, estoy bien!.-Cerré los ojos por un momento para pensar.-Encontré a un hombre...- Mi tía me mira como que "ajá y entonces".- Muerto tía, dentro de la casa.- Su cara junto con la de Raquel fue de total asombro y espanto.
-Pero ¿cómo? ¿cuándo?.- Preguntó nerviosa.
- Cuando llegué lo encontré.- Explique rápidamente. - Pensé que se había metido alguien, pero bueno, ya ves.
-Señora.- Interrumpió el oficial llamando la atención de la mujer mayor y su engendro.- Tenemos que ir a la estación. Necesita declarar lo que vio.- Mi tía asintió como si estuvieran hablando con ella y me tomó del brazo y me subió a la patrulla. La mire confundida.