Mas Alla De Mi

15

Raquel iba en su auto y yo en mi moto. Se había negado a subir a mi bestia como la había llamado ella. La seguía hasta casa de mi tía. No lo negaba, estaba ansiosa, nerviosa. Ángel podía estar en casa y ciertamente no quería saber su reacción al verme. Seguramente me daría un manotazo seguido un insulto y otro manotazo y así sucesivamente. Pero por lo menos la vería que era lo importante, y que está bien al igual que todos.

Quince minutos después nos encontrábamos entrando a la urbanización, una de las mejores en esta zona. Tras cruzar en unas cuantas calles llegamos. La casa era sencillamente hermosa. Era moderna, tenía un buen patio delantero y por lo apenas visto un patio trasero bastante amplio.

Entramos a la casa sin tocar ya que Raquel tenía llaves. 

-¡¿Mamá?!.-Gritó cerrando la puerta.- Linda ¿no?.- Preguntó con una sonrisa. Asentí.

-Lo es.- Afirmé. Ya quisiera que la mía fuera igual a esta.

-¡Mamá!.- Fuimos a la cocina y ahí estaba mi tía cocinado con unos audífonos puesto lo que nos causó risa porque la música se escuchaba hasta donde nosotras, algo baja pero se  escuchaba. Picaba algo sobre la tabla de picar, mientras tarareaba al ritmo de la música y meneaba su cuerpo sutilmente.- Mira, eso te hace daño.-Regañó y le quitó un audífono y haciendo que mi tía levantara la mirada fruncida dándole un lepe después por su atrevimiento de molestarla.

-Respeta.- Le reprendió mirándola mientras Raquel le decía algo a lo bajini y por fin su mirada reparó en mi. Pudé ver cómo sus ojos se aguaron en un instante y su cara de estupefacta gritaba que estaba ahí. Se secó las manos en el delantal que cargaba y se acercó rápidamente sin despegar su mirada vidriosa de mi y yo de ella uniendonos en un abrazo. Pude escuchar sus sollozos en mi cuello y como sus hombro temblaban tras estos. La abracé más fuerte a mí. Esto me partía el alma. Es como una madre para mi, y saber que yo causaba esto me hacía sentir horrible. Tras unos minutos en la misma posición no separamos. Puse mis manos en puse mejillas y le limpie los restos de lágrimas. Ella colocó sus manos sobre las mías. Tenía los ojos cerrados y una sonrisa en sus labios.

-Me alegro de que hayas regresado cariño, hiciste mucha falta.- Le dí un beso en la frente y me separé sonriéndole.

-Ustedes también me hicieron falta, mucho.- Le aseguré mirandolas lo más tiernamente posible.

-Pues me alegro.- Se separó riéndose mientras iba a donde estaba cocinando.- ¿se quedarán a cenar?

-Bueno yo si.- Dijo Raquel sentándose en uno de los taburetes de la encimera.

-Yo igual.- Acoté.- Tengo tiempo sin probar tu comida.- Rieron. Parecía un sueño, de verdad. Verlas riéndose por mi culpa me hacía inmensamente feliz. Me sentía revitalizada.- ¿Y los demás?

-Pablo se fue de viaje anoche... Adrían se fue con su novia desde esta mañana.- Asentí.- Y Angélica salió con su novia hace un rato.- Decía mi tía mientras picaba cebolla en una tabla sobre la encimera. Sentí la mirada de Raquel esperando una reacción, pero no había tal. Ya me lo esperaba, ya lo sabía y sinceramente no me sorprendía. Angélica es una chica hermosa y seguro no le faltaban los pretendientes. 

Raquel me llevó al patio con la excusa de mostrarmelo. No se le pasaba una, quería saber todo y la entendía. Sabe que Angélica es importante para mi, pero no sabe que no me importa nada si ella está bien, aún así sí ama a otra persona y no a mi.

-No creí que podías disimular tan bien.- Se sentó en una de la sillas que estaban enfrente de la piscina mirándome.- Pensé que te sorprenderías.- Acotó mirándome entre sorprendida y curiosamente ansiosa por mi respuesta.

-No lo hice... Ya lo sabía.- Dije encogiendome de hombros mientras me sentaba enfrente de ella. Ya me había torturado lo suficiente el día en que me enteré para volver a caer en lo mismo.

-¿Lo sabías?.- Asentí.

-Hace un tiempo, si.- Contesté mirando mis uñas en un intento de ocultar mi incomodidad de llegar al tema.

- Wow, pero ¿cómo...? Cuándo te enteraste todavía la querías ¿cierto? ¡Dios, pensé que venías a por ella!.- Negué. Pero si. En parte quería volver con Angélica, sin dudarlo. Pero me mentalicé en que, tal vez lo nuestro no iba a surgir de nuevo. Me mentalicé con no esperar nada de ella, de una reconciliación.

-Cuando me enteré todavía la quería y todavía la quiero... El problema no es si voy a recuperarla Raquel, es si ella quiere que lo haga... Creeme que no pienso arruinar su relación si ella está bien con eso, no es lo que pretendo.- Me recosté completamente en la silla con las manos detrás de mi cabeza mirando hacia el cielo que comenzaba a oscurecerse. 

-¡Dios, has madurado tanto!.- Rió, imitando mi gesto. 

-Han pasado muchas cosas.- Dije recordando.- Las cosas te hacen cambiar.

-Una pregunta.- Dijo dudosa. Si, sabía por donde iba. Cuando estaba en México, algo de desarrollo en mi. Ese presentimiento de saber o adivinar lo que cualquier persona podría intentar hacer conmigo o decirme. Una conversación a veces se me hacía aburrida la mayoría de las veces porque estaba en ese modo automático. Siempre intentando adivinar lo que iba a decir o que pensaba, simplemente.



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En el texto hay: boxeo, homosexualidad, chicaxchica

Editado: 17.08.2018

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