- ¡¿Siva?!.- Exclamó incomprendida Raquel. Asentí mientras tomaba un trago de corona que había traído la antes nombrada. Angélica que parecía aun más confusa le dio un mordisco al pedazo de pizza en su mano. Parecía totalmente interesada mientras masticaba y tomaba de su cerveza.
- Era preferible. Si algún documento con mi nombre llegaba a la policía por equis cosa, podían ligarme a Abelardo y a sus transas.- Aseguré. Ciertamente había pensado mucho en la posibilidad de colocarme un apodo mientras iba camino a mi destino, aquel sábado por la tarde.
-¡Dios!..., ¿y tu pensaste eso?.- La miré incrédula y escuché como Angélica rió.
- Pienso ¿sabes?... no estuviera aquí si no fuera por eso.- Bromeé, pero al parecer no les hizo gracia. Pasó un momento un poco incómodo en donde Raquel habló tratando de romper la tensión.
- Entonces, ¿tenemos que agradecer al boxeo, por qué estés así de buena?.- Reí apenas, agradecida de que comentara algo antes de que el ambiente fuera más incómodo de lo normal. Angélica había bajado la mirada y simulaba revisar su teléfono. Pero pude vislumbrar como caía una lágrima en la pantalla y ella enseguida la secaba. Me sentí horrible por mi torpeza.
-Ciertamente.- tomé un pedazo de pizza y ocupé mi boca. No quería decir otra cosa estúpida y arruinar la noche.
...
Al llegar a la tienda de música muchos recuerdos me invadieron haciéndome sonreír por un momento. Era como volver atrás y estar devuelta en la escuela. Yendo al bar de Arturo a cantar. El rollo que traíamos Angélica y yo. Una chica se acercó rápidamente y me di cuenta que habían tres trabajadores más a parte de ella, y que todos tenían el mismo chemise rojo con cuello verde puesto << un uniforme, ¡genial!>>
-¿Puedo ayudarte en algo?.- Me preguntó amablemente la chica teñida de rojo. Resaltaba entre los demás con su estilo un poco relajadamente atrayente. Era de una tez muy blanca y me pareció ver las venas esmeraldas en sus rostro.
-Si, ¿se encuentra Lorena?, necesito hablar con ella.- Le sonreí.
-Hace un momento acaba de salir. Igual no tardará mucho, pero la llamaré para decirle que estás aquí.- Dijo amablemente.- ¿Cómo dijiste que te llamas?
-Disculpa.- Volví a sonreír gentilmente.- Soy Victoria.- Le extendí la mano la cual recibió.- Soy sobrina de Lorena.
-Oh.-Su piel era tan suave como se veía y de pronto me reproche por no echarme crema en las manos. Era realmente hermosa.- Un placer... No te había visto antes. Soy Cecily.- No sabía si reír por la ironía, llorar por saber quién era en la vida de mi Ángel o golpearla. Me ponía perfectamente en el lugar de Angélica. La chica era hermosa y encantadora, hasta yo huevon.
- Estaré en la zona de la guitarras, ¿me puedes avisar cuando llegue mi tía?.- Asintió con una leve sonrisa.
-Claro, no hay problema.- Y regresó a su puesto de trabajo.
El local estaba remodelado. Habían cambiado la ubicación de los instrumentos y agregado varios más. Habían más instrumentos de aspecto único y moderno. Como los violines. Había una guitarra semejante a la que le había vendido a Ángel hace dos años para el cumpleaños de Adrián. La tomé del atril y me senté en amplificador. Uno de los trabajadores me miraba como si fuera a hacer algo estúpido.
-¿Puedo?.- Le pregunté a levantando la guitarra.- El asintió.
-Adelante.- Dijo.
Toqué unos primeros acordes para luego comenzar con una notación más armada que había compuesto cuando estaba en México. No tenía letra, pero tarareaba el ritmo que quizás llevaría. No terminaría de tocar cunado tía Elena se me había acercado muy sonriente para ser tan temprano.
-Mi niña.- Me abrazó correspondiendo con un sólo brazo mientras en la otra mano sostenía la guitarra. Al separarnos la dejé en el atril.- Vamos a la oficina.- Mandó comenzando a caminar para yo seguirla después.- Sabes que abrí otra tienda de música ¿cierto?.- Asentí levemente.
-Si, eso me dijo Raque.- Contesté.
-Bueno, hace poco que la abrí. Es más pequeña en comparación a esta, pero está igualmente equipada...- Decía de manera entusiasta mientras me miraba.- El problema es que en aquella tienda, los empleados que están no están muy familiarizados con el tema del local.- Reí sin entender.
- Me imagino entonces que seria de mucha ayuda allí.- Ella asintió.
-Ciertamente cariño... Mañana por la mañana comenzarás, pero te puedes dar una vuelta hoy para que veas como es el ambiente por ahí..- Afirmé encogiéndome de hombros.- Los chicos ya saben que irá alguien nuevo mañana.
-¿qué es tu sobrina?.- Asintió entendiendo lo que quería decir.
-Okay.- Me dio la dirección y tras despedirme de Cecily con un leve manoteo de manos << lo que me pareció muy educado de mi parte>> salí del local para quince minutos después entrar en otro. No había mucha gente, y la mayoría por como estaba observando las cosas, no iba a comprar. Me acerqué a vitrina en donde estaba un chico atendiendo. Era pelirrojo, pero realmente no sabía si era teñido o natural, pero era cobrizo así que seguro era natural.