Capítulo uno: "Eventos descabellados".
Alexia Warren.
No he logrado dormir en toda la noche, cada vez que cierro los ojos ese momento se reproduce automáticamente y es lo que menos deseo.
Intento levantarme, pero siento un dolor horrible en todo el cuerpo y una opresión en el pecho. Al lograr levantarme voy directo al baño para tomar una ducha y hacer mis necesidades. Al mirarme en el espejo de cuerpo completo no puedo creer lo que veo ¡Tengo el cuerpo lleno de hematomas! Es increíble, con esta es la tercera vez en el mes que me pasa.
Salgo del baño rodeada con una toalla y me siento con cuidado en la cama, en eso entra mi abuela y mira mis brazos y piernas con la boca abierta formando una "O" perfecta y con sus ojos cristalizados. La miro confundida y en lo que se da cuenta se seca las pocas lágrimas que salieron de sus ojos.
—Abuela, ¿Qué te pasa?—Pregunto entre confundida y preocupada. Logro captar en sus hermosos ojos azules una mirada de tristeza y lastima.—¿Abuela?
—¿Desde cuándo te pasa esto, cariño?—Pregunta con la voz entrecortada y examina lo poco que se ve de mi cuerpo ya que está tapado por la toalla
—Desde hace un mes, cuando llegué aquí ¿Por qué? ¿Sabes a qué se debe esto?
—Tu mate está cada vez más cerca.—Dice en un susurro casi inaudible.
—¿Qué?—Pregunto desconcertada.—¿"Mate"? ¿Eso es lo que produce esto?—Señaló los hematomas.—¿Qué es eso?
—Pronto lo sabrás, mi niña.
—Pero...—No pude terminar ya que me interrumpió.
—Baja, cariño, tu profesora ya llegó.—Fue lo único que dijo y se dispuso a salir.
Y sí, recibo clases en casa. No puedo ni quiero darme el lujo de salir de esta casa. Desde lo que pasó y cuando mis padres fueron asesinados hace un año me vi obligada a escapar del culpable de mis desgracias. No he salido más que al jardín y una sola vez al bosque, hay algo en el que me llama.
[...]
—Bueno, Alexia, nos vemos en la próxima clase.—Dijo la profesora recogiendo sus cosas en su maletín.
—Hasta luego, profesora.—La acompañé hasta la puerta y luego fui al jardín.
Después de un rato de ver las aves y de admirar desde lejos el bosque, posé mi mirada en la casa y encontré a mis abuelos hablando con tres chicos. Uno de ellos le dice algo a mis abuelos y voltean inmediatamente a verme con preocupación reflejada en sus rostros.
—¿Qué estará pasando?—Digo para mí misma.
Aunque quiera saber que pasa me es imposible acercarme. No puedo estar cerca de alguien que no sea mi abuela.
Me dispongo a detallar a los tres chicos en lo que me permite mi vista en la lejanía. El de la izquierda es un rubio ojo verde, sus labios son finos y rosados. El de la derecha es un castaño ojos café dorado, éste tiene lo labios normales al igual de rosados que el anterior. El del medio es el chico más guapo que he visto en mi vida, este tiene el cabello castaño claro y los ojos de un azul intenso, éste, a diferencia de los otros dos tiene los labios más carnosos y rojos del mundo, se ve muy fuerte y es mucho más alto que yo.
Veo que se acercan a donde estoy y me trato de alejar, trato de entrar a la casa pero me es imposible gracias al chico de los ojos azules.
Al conectar mi mirada con el chico siento una conexión instantáneamente, este me mira con tanta profundidad y luego parece reaccionar porque se me tira encima.
—¡Mía, mi Luna!—Exclamó para luego agarrarme de la cintura y oler mi cuello, yo trato de separarme, pero mis esfuerzos fracasan ya que es muy fuerte. Mis lagrimas amenazan con salir. En un intento de detenerme de escapar de él, me agarró del brazo que tenía más afectado por los hematomas.
—Ah, me duele...—Chillo de dolor ya que me ha presionado un hematoma, no lo ha hecho muy fuerte, pero si me dolió.—Por favor suélteme, no me haga daño.—Digo con los ojos cristalizados. Él parece reaccionar porque me suelta instantáneamente llego a donde mi abuela y me oculto tras de ella.
—¿Por qué crees que te haría daño? Eres mi vida.—Dijo, podría jurar que sus ojos reflejaban dolor y tristeza.
—Alpha.—Dijo mi abuela mirándole.—Ella no sabe nada acerca de este mundo y ha pasado por cosas difíciles para llegar hasta acá. Sé que lo que le pediré es difícil para usted, pero le ruego que mantenga su distancia de ella, es por su bien.—Ahora volteó a mirarme a mí.—Alexia, cariño. Se que esto es demasiado difícil para ti también, pero te aseguro que ellos no te harán daño. Puedes confiar en ellos.
—Pasemos para hablar mejor.—Dijo mi abuelo.
Ya dentro de la casa nos dirigimos a la sala y nos acomodamos.
—Primero que nada, ¿Pueden presentarse con ella?—Dijo mi abuela.
—Yo soy Malcom Harrison, el Beta.—Dice el de ojos verdes. Hace una reverencia y luego me mira.—Un gusto, Luna.
—¿Okay?—Susurro algo confundida.—Supongo que lo de "Beta" Me lo explicaran luego, y mi nombre es Alexia, no Luna.
—Yo soy Jean Gardens, Delta. Igual, un gusto.—Hace una reverencia igual y yo me remuevo incómoda en el sofá.
—Yo soy Ashton Moon, Alpha de la manada Blue Moon.—Termina de decir con una seriedad impresionante.
—¿Manada? ¿A qué se refieren? ¿Por qué hablan tan extraño?
—Sé que lo que te vamos a decir puede resultar difícil de creer.—Dijo Ashton.—Somos Hombres lobos.
Ashton Moon.
Horas antes...
Estoy en mi despacho revisando unos documentos referentes a un convenio de paz entre la Manada Lomo plateado y mi Manada. Mi lobo el día de hoy ha estado muy intranquilo y a la vez emocionado, no sé qué tendrá. Estaba terminando de firmar los documentos cuando unos toques en la puerta me hicieron levantar la mirada y formulé un simple pase.
—Hola, cariño.—Dijo la morena entrando a mi despacho.
Su nombre es Rosalie, en una de las muchas que he usado en las épocas de calor y cuando necesito desquitar mi rabia a través de sexo, pero sin embargo ella se ilusionó, creyó y sigue creyendo que algún día la voy a nombrar como luna de la manada y la voy a traer a vivir conmigo. Se preguntarán... ¿Por qué sigues con ella? ¿Por qué si estás buscando a tu mate, la engañas con ella? Simple, ser hombre lobo no me priva del deseo de querer satisfacerme, aunque últimamente me está aburriendo.