Capítulo dieciséis.

Capítulo dieciséis: "Marcados"

Ashton Moon.
 

Dos años y unos meses después...

En estos últimos años todo en la manada ha estado yendo bien, mi hermosa sobrina está creciendo cada vez más. Las cosas con Alexia mejoraron con el paso del tiempo, el hechizo que sus padres colocaron en ella resultó ser irreversible por lo que tuve que asumir que ella no recordaría nada sobre lo que pasó, por un lado me sentí bien, ya no tendría esas pesadillas ni recuerdos atormentándola. Con el paso del tiempo me fui sintiendo mal, sentía estarme aprovechando de la situación, pero luego sus padres me confesaron que la idea de borrarle los recuerdos, fue de ella.

Alexia ya tenía sus dieciocho años y estábamos en felicidad plena. Ella había retomado sus estudios en el instituto de la manada, hasta se graduó con honores y en unos meses comenzará en la academia de artes que hay en la manada. No volvimos a tener ataques fuertes, uno que otro Roguer o vampiro en los límites pero nada ha pasado de ahí.

Justo ahora acabábamos de cenar todos en familia, yo tuve que venir rápido a mi despacho para terminar un papeleo y luego ir junto con mi luna a dormir.

-Mi amor...-Dijo Alexia entrando a mi despacho.

-Hola, preciosa.-Dije acercándome a ella para besarla.

Su cabello estaba mojado y un poco alborotado, pero aún así, en pijama y despeinada, era la mujer más hermosa del universo.

La llevé hasta el sillón que había en el despacho en donde hice que se acostara junto conmigo.

-Ash, como sabes... Me he estado informando estos últimos años sobre todo lo necesario acerca de cada especie...-Hizo una pausa para ver si yo decía algo, pero solo asentí en señal de que continuara.- Sabes que he estudiado todo y desde hace un tiempo he querido preguntarte algo... Bueno, más que preguntar, pedírtelo.

-Dime, mi luna.-Dije acariciándole el cabello.

-Quiero que me marques, Ashton.-Dijo ocultando su rostro en mi pecho.

Yo me tensé y me senté haciendo que ella quedara en mi regazo. Estaba un poco aturdido respecto a su petición, no sabía como reaccionar. Claro que quería marcarla, desde que la conocí tanto mi lobo como yo hemos querido eso, marcarla, que todos vean que es mía, hacerle el amor, sembrar mi semilla en ella y luego que nos llegue la noticia de que seríamos padres. Es algo que me hace mucha ilusión.

-¿Estás segura, mi Luna?-dije haciendo que me mirase.-Después de la marca hay que completar el vínculo.-Dije con toda la delicadeza posible, no quería asustarla, mucho menos obligarla a hacer algo que tal vez hacia por obligación.

-Estoy segura, Ashton. Quiero ser completamente tuya.-Dijo mirandome fijamente, tan segura de si misma, joder, esa mujer... era tan jodidamente única.

Su olor tan embriagador lleno mis fosas nasales, cuando dijo aquello... Con esa seguridad, con ese amor tan profundo en sus hermosos ojos azules. Mi lobo se revolcaba de la felicidad, pues al fin sería completamente nuestra, nuestra luna, en cuerpo y alma.

-Vamos a la habitación...-Dije acariciándole el rostro, ella me sonrió como solo ella podía hacerlo, la tomé como princesa en mis brazos, mientras le daba un beso en la frente, encaminandome a nuestra habitación con ella en brazos.

Alexia Warren.
 

Al llegar a la habitación me dejó con cuidado sobre la cama y se colocó sobre mí sin lastimarme. Comenzó a repartir besos desde mi mandíbula hasta el lugar donde iría su marca. Suavemente me acariciaba el rostro, y encima de mis pechos.

-¿Estás segura, amor?-Me dijo, yo le observé.-Yo puedo esperar el tiempo necesario, lo importante es que tú te sientas bien.-Dijo mirándome a los ojos y acariciándome como si tuviese miedo de romperme.

-Estoy completamente segura de lo que quiero...-Dije para besarle brevemente.-Te quiero a ti.-El rostro me ardía, y un fuerte calor se extendió por mi cuerpo.

Solo bastó eso para que volviera a repartir besos por mi cuello, a lo que yo respondía con suspiros de placer. Metió sus manos por debajo de mi pijama la cual era una camiseta de él. Me miró a los ojos pidiéndome permiso para quitarla y se lo concedí.

Instintivamente me llevé las manos a mis pechos en un intento de cubrirlos ya que no llevaba sujetador y el rápidamente apartó mi manos.

-Jamás te cubras de mí, jamás.-Tomó mis manos con una agarre firme, sin lastimarme, poniéndolas arriba de mi cabeza. El corazón me latía rápidamente, y el rostro me ardía, cada vez más podía sentir mi intimidad mucho más húmeda que en el segundo anterior. El me observó fijamente, como depredador a su presa. Con esa mirada que tanto me había cautivado.-Eres tan... preciosa.-dijo en un pequeño susurro, acariciándome el rostro, mientras me daba un pequeño beso en los labios.

Fue bajando lentamente dejando besos húmedos por cada extensión de mi cuello y pecho hasta llegar a uno de mis pechos, aspiro profundo, como si quisiese grabar mi olor en su memoria. Acarició uno de mis pechos con la nariz, era una completa tortura, hasta que suavemente chupo mi pezón, poniéndolo más firme de lo que estaba, beso y chupo mi pecho como si no hubiese un mañana, mis vagos intentos de tratar de calmar mi respiración o de callar mis gemidos eran en vano, repitió la acción pero esta vez en el derecho y luego de un rato se separó dejándome sedienta de más.

Jamás en mi vida me imaginé así.

Tan húmeda, tan excitada.

Tan suya.

-Creo que debemos de emparejar las cosas, ¿No crees?-Dije seductoramente, refiriendome a su exceso de ropa, metí mis manos por debajo de su camiseta tocando su abdomen con la yema de mis dedos, había visto su abdomen marcado en un par de ocasiones, sin embargo... Esto es jodidamente diferente.

Mi mente crea imágenes del como es su cuerpo mientras lo beso, acarició lentamente sus brazos, pecho, y abdomen.

Poco a poco logré quitarle la camiseta junto con el pantalón dejándolo en boxer. La vergüenza me golpeó fuertemente al ver su gran erección por debajo de su ropa interior lo cual hizo que él sonriera con suficiencia.