Más oscura que tu conciencia (libro 1 Saga Mas)

Capítulo 1

—¿Qué diablos hacemos nosotros aquí cuando tenemos a un montón de personas a nuestro servicio? —por más que pensaba y repensaba el plan, seguía sin convencerse.

—¡Estamos aquí porque nos encanta la aventura! —le respondió el menor con su desbordante alegría de siempre.

—Sí, por supuesto… nos encanta la aventura —habló con retintín mientras conducía—. Abandonamos la oficina, le mentimos a todos y dejamos a los guardaespaldas botados. Excelentes decisiones, destaca nuestra madurez.

—¡Oh, vamos! Tu vida está tan jodida como la mía, lo tenemos todo menos libertad. Nuestras carreras, nuestro tiempo y hasta nuestro futuro… todo viene de la mano de nuestro ilustre apellido —refutó Dandy con hastío—. Uno o dos días de aventura no le harán daño a nadie, tranquilo que el imperio GayVeccio no se derrumbará en nuestra ausencia.

Lance sabía que su primo tenía razón en casi todo, excepto en su carrera, él sí había escogido estudiar finanzas. Por el contrario, a Dandy lo habían obligado a recibirse como abogado, aunque al final terminó saliéndose con la suya convirtiéndose en diseñador, lo que casi le produce un infarto a su tío… de allí su necesidad de triunfar y demostrarle que podía ser exitoso en todo lo que se propusiera, aunque fuera en contra de los designios de su padre.

—¿Estás seguro de que no era más fácil alojarnos en un resort en la ciudad y solo venir hasta acá para hacer las tomas? —este era uno de esos momentos en los que los roles se intercambiaban, ahora era Dandy quien rodaba los ojos, exasperado, ante las constantes quejas de su primo mientras recorrían la calle principal de la bahía.

Sin lugar a dudas Lance se había preparado para esto, para ser el CEO de la corporación, poseía un gran talento y creatividad, también demostraba ser muy competente cuando de fotografía, marketing y edición se hablaba, por lo que se aseguraba de estar presente en cada una de las etapas que conllevaba producir cada colección. Dandy sabía que cuando se arriesgaba lo hacía con todo y sin temor al qué dirán, pero justo esa era la parte más difícil de tratar con su primo… lograr que tomara la decisión de arriesgarse.

Entendía que cada una de sus resoluciones afectaban a miles de personas que, de una u otra forma, giraban en torno al corporativo, pero también era cierto que lo reflexivo, elitista y convencional de sus padres, en especial de su exigente y clasista madre, lo llevaba demasiado arraigado en su ADN como para dejarse fluir con libertad, pero cuando lo hacía, simplemente eran invencibles.

Llegaron al lugar que les habían indicado y apenas el mayor estacionó el lujoso vehículo todoterreno alquilado, el otro salió disparado como un resorte, fascinado, observando todo alrededor y grabando pequeños videos del paisaje con su supercámara como le llamaba.

Lance prefirió dar un vistazo antes de salir, limpiando sus lentes de sol y ajustando la visera de su gorra en lo que le parecía un torpe intento por pasar desapercibido, más con el personaje tan estrepitoso que le acompañaba.

Recorrieron un poco por la bahía donde el brillante sol, las estilizadas palmeras danzando al compás del viento, la espléndida arena blanca bordeando el azul e infinito mar y las olas embravecidas, el complemento perfecto para los amantes del surfing, les daban la bienvenida.

—¿Ves a lo que me refería? —sonrió mientras aspiraba profundo y se deleitaba filmando las hermosas vistas.

—Sé que la playa es hermosa, ya la conocía —al oírlo Dandy bajó un poco sus gafas y enarcó una ceja mirándolo con duda—. Vine a este lugar hace muchos años, por eso sé que también es sumamente peligroso, así que terminemos lo que vinimos a hacer para poder regresarnos temprano —el menor subió y acomodó sus gafas sonriendo con verdadera diversión ante el comentario de su primo.

—¿Por qué siento que esa sonrisa tonta no me va a traer nada bueno?

—¡Deja de quejarte! ¡Mi sonrisa te traerá la mejor colección de toda tu vida!

—¡Cancela lo que estés planeando! No me quedaré en una pocilga, me iré a una suite tan pronto como hayamos terminado las tomas, no me arriesgaré a quedarme en un lugar horrible, desaseado y donde muy seguro hay cucarachas del tamaño de la luna.

Dandy volvió a inhalar profundo, preparándose para descargar su furia en el melindroso de su primo, pero antes de que pudiera decir nada, alguien le interrumpió.

—¡Bienvenidos a Bahía Cata Linda! Les invito a probar los mejores dulces, les aseguro que no degustaran nada como esto en lo que resta de sus vidas.

Frente a ellos se encontraba una mujer joven, alta, delgada, con un cabello muy largo y naturalmente rizado, pero lo que más atrajo la atención de Dandy, además de su bonita figura, fue esa divina piel canela que parecía nutrirse y abrillantarse con cada rayo de sol.

De inmediato vinieron a su mente las coloridas telas que habían comprado y, como si ella fuese un maniquí viviente, su rápido e inquieto cerebro comenzó a vestirla y desvestirla, creando combinaciones que para otros podían ser imposibles, pero que, para lo que él tenía planeado, todo concordaba a la perfección.

Discretamente, filmó con su cámara un poco más.

—Vendo conservas de coco, dulces de leche y los que más encantan a todos, la delicia de la casa, bombones artesanales rellenos de piña, mandarina o maracuyá. Están de oferta, no desaprovechen esta gran oportunidad. ¿Cuántos dulces van a comprar, Señores?



#14992 en Otros
#2269 en Humor
#2830 en Novela contemporánea

En el texto hay: romance, locuras, racismo

Editado: 07.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.