Más oscura que tu conciencia (libro 1 Saga Mas)

Capítulo 18

Al amanecer, y a pesar de las densas cortinas, algunos rayos de sol se colaron en la habitación, despertándola y trayéndola a la realidad. Nathy se acomodó de medio lado para admirar a Lance plácidamente dormido mientras recordaba cada ardiente momento de la noche anterior.

Su corazón latía fuerte y no pudo evitar el rozar los labios masculinos muy suavemente con sus dedos, sin querer despertarlo, sin saber que su atractivo y sexy acompañante tenía el sueño tan ligero que, apenas al sentir el contacto, abrió sus ojos mirándola risueño y atrapándola en el acto.

—Buen día, mi diosa —murmuró mientras se inclinaba un poco para atraerla hacia él y acomodarla sobre su pecho, haciéndole cosquillas al rozar la nariz sobre la delicada piel de sus mejillas y su cuello.

—Buen día. Mejor imposible, pero ya es hora de volver —replicó Nathy a lo que Lance comenzó a quejarse entre gruñidos, hundiéndose más en su piel morena, disfrutando de su aroma y suavidad, sin querer que ese delicioso momento terminara nunca, pero para ella no era una opción continuar, había quedado con Andrew en que cada uno podría disfrutar de su noche, siempre y cuando llegaran juntos a la casa, reprochándose a sí misma por mentirle de nuevo a Matilde—. Debo estar en casa a las nueve.

Él miró la hora en su celular, el cual reposaba sobre una de las mesas de noche y sonrió con picardía, abrazándola con más fuerza para poder darse la vuelta y quedar ahora sobre ella mientras depositaba un beso travieso en el canal entre sus pechos.

—Lance… —la morena se quejó, una cosa era haberse dado la oportunidad de vivir esa maravillosa noche con él y otra, muy diferente, hacer enojar o preocupar a su madre quien permanecía en la casa acompañada de la enfermera y la muchacha del servicio.

—Tranquila, te llevaré puntual, pero aún tenemos casi dos horas para nosotros —levantó las cejas con pillería y ella rodó los ojos, aunque sonriendo por sus ladinas intenciones—. Recuerda que ahora somos una hermosa pareja de recién casados que debe cumplir con la sagrada tradición de disfrutar una deliciosa luna de miel —ambos se carcajearon al recordar las locuras de Dandy.

—Sí, supongo que tengo que comportarme como toda una esposa sumisa y obediente —ella le siguió el juego más que lista para aprovechar el tiempo restante.

—¡No qué va! ¡Si me traes loco justamente por todo lo contrario… por rebelde y guerrera! —replicó Lance mientras se levantaba de la cama con la clara intención de llevársela para continuar disfrutando juntos bajo la regadera.

Ж

Cuando Nathy salió del baño envuelta en una toalla y secándose el cabello con otra, no encontró su ropa, sonrió al imaginarse a su flamante CEO lavando su vestido y su panty. Salió de la habitación observando con recelo todo a su paso, no estaba segura de sí Lance vivía sólo, con su hermano o con Dandy, no le había preguntado, pero en ese lugar bien que cabían los tres.

Escuchó un pequeño ruido y fue en esa dirección por el pasillo, encontrando a su acompañante en la amplia cocina de concepto abierto, revisando el contenido de una sartén sobre la hornilla mientras se respiraba un delicioso olor a café recién colado.

—No creí que supieras cocinar —sonrió al escucharla y bajo la intensidad del fuego para acercarse a ella.

—Lo básico, al menos lo suficiente para ofrecerte un desayuno digno antes de llevarte a casa —dejó un casto beso en sus labios mientras la sostenía por la cintura para levantarla y sentarla sobre la isla e ir por una taza de café para entregársela.

—¿No era más fácil sentarme en una de esas sillas? —le señaló preguntándole con ironía.

Él sonrió dándole otro beso y quitándole la toalla que envolvía su cabello para liberarlo. No dijo nada, pero tenerla sobre esa encimera era una de sus fantasías y aunque en ese momento no tuviera tiempo para hacerla realidad, al menos admirarla recién salida del baño y con su cabello mojado era un buen comienzo.

—Entonces, ¿me quedaré aquí sólo viéndote cocinar? Creo que me está gustando esto de la luna de miel —Nathy se burló con picardía antes de probar su humeante bebida.

—Y eso que aún no te traigo tu ropa recién lavada y secada —Lance le continuó el juego y ella se carcajeó con más fuerza, recordando lo que había pensado antes.

Ж

Tan pronto como llegaron y se encontraron con Andrew frente a la vivienda, Lance le pidió a Nathy que se adelantara y le permitiera un minuto a solas con su hermano ya que, la mirada con la cual los recibió, ameritaba de una breve, pero importante conversación con su receloso cuñado.

Ella dudó al principio, aunque finalmente los dejó para que pudieran conversar, pero apenas puso un pie dentro de la casa, la dura voz de Matilde se dejó escuchar.

—¡¿Por qué?! —la aludida respingó al ver el semblante enojado de su madre— ¡¿Por qué enterarme de la verdad a través de otros?! ¡¿Por qué mis hijos no me dijeron nada?!

—Mami, ¿de qué hablas? No te entiendo… —el susto comenzó a apoderarse de la morena mientras veía las mejillas de su madre llenándose de lágrimas. Las mujeres que le acompañaban se encontraban en silencio, una con la mirada cabizbaja y la otra marcando varias teclas en su teléfono.

—¿Perdimos la posada? ¡¿Lo perdimos todo?! ¡¿Por eso es que estamos aquí?! —los gritos de Matilde alertaron a los hombres quienes dejaron su discusión a medias para entrar a verificar lo que estaba sucediendo.



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En el texto hay: romance, locuras, racismo

Editado: 07.10.2021

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