Escuchamos como mi madre subía al segundo piso
— ¿Qué hacemos Mels? — dice nervioso. Se levanta y comienza a caminar en círculos por mi habitación, yo me levanto y lo tomo de los hombros.
—Trent, mi madre nos ha visto juntos en mi habitación muchas veces, es normal—dije relajada. Se suelta de mi agarre bruscamente.
—Mels, mírate—me pasa un pequeño espejo—, estas roja como tomate o peor, como la nariz de Rodolfo el Reno ¿Tú crees que es normal? —.de verdad que está preocupado y nervioso.
—Cierto—quedé mirando mi reflejo en el espejo—, ya sé, podemos fingir que estamos peleando— dicho eso deje el espejo en la cómoda y me tire encima de él, no espere a que estuviese de acuerdo y comencé a golpearlo, suavemente obvio. Tener un amigo y visitar a sus primos cuando eras más pequeña sirve, aprendes a golpear. Siempre le termino ganado a Trent, termina suplicándome que lo suelte.
—Mujer loca— dice, me tira al suelo subiéndose encima y me sujeta de las manos y las coloca a la altura de mi cabeza para que no lo golpee más, pero le doy un rodillazo en su parte baja, se sale y comienza a retorcerse.
Mi madre entra a la habitación sin golpear, como es de costumbre.
—Hija....-- ve a Trent en el piso quejándose— Mels, eres mala.
— ¿Qué? no es mi culpa que sea un hombre débil—mi madre siempre defiende a Trent. Me cruzo de brazos enojada.
—Venga, mi amor— iba a acércame cuando me di cuenta que no me decía a mí, le decía a Trent.
Trent se acercó a mi madre que se había sentado en mi ahora ordenada cama y la abrazo.
—Tía, me lele mucho — se queja mi amigo y abraza a mi madre, cuando esta no mira, él me saca la lengua.
—Mi niñito pobrecito, Mels es mala, muy mala— Trent la mira y asiente, casi saca lágrimas, es un exagerado.
—ESTA EXAGERANDO— chillé—, LO HACE PARA QUE TU LO AMES A EL Y NO A MI— hice un puchero.
Mamá botó al piso a Trent.
—Venga mi niñita—me estiro sus brazos, yo me acerque y la abracé— nunca lo amaría como te amo a ti, además, es un debilucho— dice esto último en un susurro solo para mí. Pero Trent igual la escucha.
—Estoy aquí— dijo Trent ofendido y se puso una mano en el corazón—me ofende, yo que la considero mi segunda madre.
—Ay hijo, tienes que admitirlo Mels siempre te gana, deberías tomar clases de karate o algo— aconsejo mi madre.
Trent solo frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—Mami ¿llegaste temprano?-- le dije fingiendo que no me interesaba su respuesta.
—Sí, se equivocaron en darme el horario, me tocaba turno nocturno. Entro a las 11:30.
— ¡AAAH! — dijimos al unísono Trent y yo, mientras nos mirábamos cómplices.
Mi madre se había ido luego de que comiéramos pizza y viéramos una película. Ya eran las 11:45 y había un silencio incomodo en la sala.
—Será mejor que me vaya— dice Trent y comienza a levantarse.
—No— le dije despacio—, tenemos un trato.
—Mels, ya no quiero—dice y baja la cabeza.
— ¿No quieres estar conmigo? — sentí una repentina opresión en mi pecho, algo que no había sentido antes. Un sentimiento desconocido para mí.
—Sí, quiero estar contigo, es solo que es mejor que lo intentemos mañana—comienza a hablar—, siento que se arruino el momento, yo quería que de verdad fuera especial, quería que fuera tan maravilloso como te han dicho que es— me mira directo a los ojos y acaricia mi mejilla suavemente.
Sus palabras calan hondo, no pensé que le importara tanto la estupidez que quería hacer, sin pensarlo demasiado lo abracé, el correspondió el abrazo luego de algunos segundos
—Gracias—mi cabeza estaba apoyada en su hombro—, pero no hay nada que quiera más que estar contigo ahora— me acomodé un poco y lo miré a los ojos— quédate conmigo hoy, por favor.
El me quedo mirando, yo me fui acercando lentamente, quería besarlo, necesitaba besarlo, sentir lo mismo que sentí antes de que llegara mi madre.
Y lo besé, un beso tierno, él se quedó inmóvil ante mi repentino movimiento y luego me siguió el beso, puso una de sus manos en mis caderas, atrayéndome hacia él. Nuestro tierno beso comenzó a incrementar su velocidad, nos separábamos solo un poco para poder llenar e aire nuestros pulmones y luego volvíamos a profundizar nuestra desencadenada pasión
—Subamos—le dije en un susurro, mientras me separaba un poco de sus labios. El asintió.
Lo tome de la mano y comencé a subir las escaleras, me pare a la mitad de esta, quedando un peldaño arriba de donde había quedado Trent, rodee su cuello con mis brazos para besarlo, mientras el colocaba sus manos en la parte baja de mi espalda. Nuestro beso tuvo un comienzo intenso, acariciaba mi espalda y me acercaba más a él. Deje de besarlo, lo tome de la mano dirigiéndolo a mi habitación.
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Editado: 26.06.2018