Masa Cerebral

11.

Me detuve al escuchar la tos seca, proveniente del piso de arriba.

Juanjo, estaba bien muerto y el anciano bajaba. Apreté el cuchillo en mis manos. Estoy perdido, estoy perdido, repetía aterrado, para mis adentros. En ese momento recuerdo que solté un suspiro, y luego fui para darle encuentro.

El abuelo de mi amigo Luisito no parecía fijarse en los cadáveres encima los sillones, se dirigía urgentemente hacia el baño. En ese momento, sentí frío en el cuerpo, y tiré el cuchillo porque me dio nauseas el olor de la sangre, y me armé con un martillo que encontré justo en la baranda.

Intercepté al abuelo, justo a la entrada de la cocina, rápidamente, y sin darle tiempo a reaccionar lo golpeé fuertemente en la cabeza, y un fuerte y sonoro cruak se escuchó, y el abuelo se desplomó. El pobre anciano tenía la cara de terror que jamás voy a poderme sacar de la cabeza. Al desviar la cara para no verle más, vi su masa cerebral expuesta.

Me quedé mirando fijamente varios minutos, hasta ese día no había tenido la oportunidad de ver un cerebro humano real partido en dos.

Me acerqué y lo vi con curiosidad:

La consistencia era blanda, y parecía gelatina, cosa que me parecía extraño, aunque no soy doctor, ni nada parecido, para mi era una revelación saber que el cuerpo humano era tan duro y frágil a la vez. Tanta era la impresión que me dio que no me importaba ya ese olor a sangre que le salía de la cabeza del anciano, hasta del Luisito me había olvidado. Me lavé las manos y fui a buscarle.

—Tuve que encargarme del gordo pedorro de Juanjo y de tu abuelo, digamos que le ahorré el susto. No sé, capaz fue lo mejor Luisito, imagina que se daba cuenta que esos que aparentaban ser ebrios, descansando, era en realidad cadáveres. Sabes que tu abuelo era grande ya, por la impresión le podría dar un ataque cardíaco. ¿No te parece?

Trataba de explicarle lo mejor posible, pero Luisito, mi mejor amigo, una vez que escuchó lo que había pasado en la casa de su abuelo, dejó de hablarme. Yo pensaba que necesitaba mentalizarse, perder a su abuelo era algo terrible, mucho más en esas circunstancias, pero todo estaría bien, la vida continuaría para los dos. Pensaba que quizás quiera acompañarme al Chaco. Me parecía buena idea, la verdad.

Cuando lo llevé al hospital y las enfermeras se llevaron a mi amigo Luisito para curarlo, y esos policías brutos me arrestaron en la puerta, me di cuenta de todo, de repente lo vi todo con claridad, por eso estoy acá con vos, porque mi amigo del alma, Luisito, abrió la boca y les dijo que soy el responsable de todas esas muertes, pero no es verdad, vos lo sabes y me crees, ¿no es así?

FIN

+++

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Atte:

@WJRalde




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