— No por favor — la desconocida tembló de miedo — me preocupa que el tipo al que le arrende la pieza, me haya denunciado, le juró que le pague.
— Descansa, mañana veremos qué haré contigo, y tú Xuan, estarás castigada por un mes, sabes que siempre hay gente allá afuera esperando llevarse a las jóvenes, te lo he dicho desde que eras niña.
— Sentirlo madre — hablaban en inglés para que la otra pudiera entenderlas — siempre casa, quería... sentir libre.
— No hay justificación a lo hiciste, siempre te lo he dicho, el mundo es peligroso, ahora todas a dormir.
Al otro día Mía despertó por el olor a comida, todavía le dolía la cabeza, pero ya era más suave.
— Buenos días señora — la saludo haciendo una pequeña reverencia, como había visto a la jovencita hacer con su madre.
— Me llamó Hue — respondió la mujer mayor, molesta.
— Mucho gusto yo soy... — de nuevo ese dolor en la cabeza la atacó.
— ¿No me lo dirás? — todavía estaba con desconfianza.
— De verdad no lo sé, no le miento.
— No puedo andarte llamado "oye desconocida", elige un nombre que te guste.
— No sé cuál...
— Me gusta Linh... tienes cara de Linh ¿Qué piensas hacer ahora?
— Tampoco lo sé.
Hue la vio tan desvalida, por fin le creía que no recordaba nada, por un segundo se acordó de su hija mayor, Lan, ahora tendría la misma edad de la desconocida.
— Si quieres puedes quedarte, pero no puedo mantener vagas. Te puedo ofrecer un puesto de mesera, acá llegan muchos turistas en esta época, casi todos hablan inglés, Xuan no sabe hablarlo bien. Si te parece te daría casa y comida, además de algo de dinero, no mucho sí.
— Acepto señora, muchas gracias.
Para Linh fue un gran cambio, ella misma notaba que no estaba acostumbrada a cocinar, o fregar ollas y pisos, dos días después sus manos tenían ampollas, estaba muy cansada en las noches, pero feliz de tener donde dormir, y al menos a una persona que podía decirle amiga, con Xuan se querían mucho.
Una tarde por fin salió a tomar el fresco, en eso pasó un tipo bien vestido, la miró detenidamente.
— Oye, mejor ven conmigo — le apuntó las manos — no perteneces aquí — era el dueño de un bar de un pueblo cercano.
— Ella no es como tus "niñas", es decente, vete Huo — la madre de Xuan escuchó al tipo y salió con una cuchara de palo, la que agitaba como si fuera a pegarle.
Pero el tipo no se quedó tranquilo, una occidental y tan bella sería una mina de plata para su prostíbulo, a la siguiente noche entró en la casa de Hue para tratar de llevarse a la joven a la fuerza, uso un revolver, la mujer mayor logró hacerle frente, al ruido de un disparo, llegó el lider de la aldea con otros hombres armados.
— Ella era la nueva de mi local, pero esta bruja me la quitó, solo quiero recuperar lo que es mío.
— Hue ¿Quién es ella?
— Es la hija de un amigo de la ciudad, se quedará un tiempo, no quiere estudiar, y su padre decidió que debía trabajar, pero no sabe hacer mucho, por eso la mando conmigo. Ya ha estado aquí varios días, este tipo miente.
Linh solo miraba, sin entender nada.
— Solo ustedes dos hablan inglés, no puedo confiar que me digan la verdad, si les pido que la interroguen.
— Disculpe honorable Cong — se atrevió a hablar Xuan — usted siempre me ha tenido en una gran estima, incluso ha confiado en mí para hacer de traductora con los turistas que compran cosas en su tienda, le aseguro que lo que dice mi madre es la verdad.
El hombre se puso frente a la extrajera, era delgada, muy alta, con el pelo moreno, pero las puntas de distintos colores, su piel era clara, así como sus ojos.
— Tú ¿Con quién? — habló como Tarzán que era como podía hablar en inglés.
— ¿Quiere saber con quién quiero estar?
— Sí.
— Con la Sra. Hue — se puso al lado de la mujer.
— Entonces tienen que compensarme, yo traje a esta mujer, gaste en su pasaje, y ahora se quedara aquí con estas mujercitas — si no tenía a la joven, quería obtener algo de dinero pensó ambicioso.
— Huo, no quieras pasarte de listo, vete — la mirada del hombre mayor no admitió réplica alguna.
Se fue, por la actitud hostil de todos, entendió que mejor dejaba de ir a esa aldea por un buen tiempo.
— Gracias Cong — agradeció la mujer al líder del lugar, ya más tranquila.
— No creas que no sé qué estas mintiendo, soy quien mejor te conoce en el mundo — ambos se miraron a los ojos, en silencio — que se quede, pero si la necesitamos como traductora tendrá que ayudarnos.
— No sabe nada de nuestro idioma.
— En un mes quiero que esté lista, empezará la mejor temporada, ella podría ayudarnos a que nos compren más.
— Yo podría hacer eso — dijo Hue seria.
— Una chica bella y joven vende mejor.
— Gracias por decirme vieja — respondió molesta la mujer mayor.
El otro se fue riendo.
Hablaron con Linh y le dijeron la condición que había impuesto el líder del lugar para que ella se quedará, estuvo de acuerdo, practicó, y al final del mes que le dieron podría hablar algo de vietnamita, lo suficiente para hacerse entender. Durante este tiempo le enseñó a Xuan a inglés, así ambas pudieron ayudar a las ventas en las tiendas de los demás habitantes del lugar. Con el tiempo, en las mañanas comenzó a enseñar a los más jóvenes su idioma natal, al pasar de los meses la occidental se ganó el aprecio de las personas del lugar, que le decían Trang, o sea blanca, haciendo alusión a su color de piel.
Un año después, un par de hombres llegaron al local, uno tenía una cicatriz en la cara, miró a las mujeres del restaurant, uno le habló al otro en un susurró.
— Es ella, lo que dijo el informante es cierto.
Cuando cerraron el local aparecieron de nuevo en el lugar los dos, traían armas, de nuevo la Sra. Hue logró desarmarlos, y luego con la ayuda de la joven occidental los enfrentaron, así que mejor huyeron.
Editado: 03.05.2021