DECLAN
Me mantuve pensativo, analizando cómo sería mi primer movimiento en esta tabla de ajedrez, aquello que había diseñado yo mismo antes de retornar a España, teniendo en cuenta que esta misión no sería como las tantas otras, que sería de vida o muerte y que debía poner a los míos por delante de mi propia vida.
Sonreí de lado, esto sería pan comido.
Bebí un poco del zumo de naranja que tenía en una de mis manos, prestando recientemente atención al periódico que tenía enfrente, hice un movimiento de cejas fingiendo estar sorprendido de la exclusiva y es que al parecer ya todos estaban enterados de mi retorno. El cambio es algo abrupto, no obstante, me vendría bastante bien cambiar de aires después de una larga temporada, Portugal había sido mi lugar de juego por muchísimos años y desde luego que conquistar era lo mío.
El perfecto Declan Vankov mantenía intacto su idioma español pero el dejo portugués también estaba en mis venas.
— ¿Te divierte leer lo que escribe la prensa de ti?— pregunta Devendra, toma asiento a mi lado— me pregunto cuando obtendrás el sida.
Suelto un bufido, a pesar de lo que dice me lo tomo a broma, después de todo es solo un crio que no entiende nada de la vida.
—Cuando seas más joven entenderás que tenemos necesidades a los que atender— le doy un tirón suave al periódico— es lo bueno de tener dinero querido hermanito, tenemos el beneficio de enredarnos con modelos si así lo queremos pero claro, nunca debes olvidar que una mujer sólo sirve para darte problemas y lo más importante— lo miro esbozando una sonrisa mordaz— quitarte las benditas ganas cuando deseas follar y si tienes que elegir entre ambas cosas debes quedarte con la última.
—Con lo patán que eres no entiendo como una mujer deja que te coles en sus bragas— pone los ojos en blanco y sé porque lo hace.
Menudo mocoso ingenuo.
—Los sentimientos sólo te ciegan y te vuelven débil Devendra— esta vez dejo el periódico a un lado y lo miro con fijeza— sé que eres algo romántico y piensas que una mujer puede ofrecerte más cosas pero te diré algo, sigue pensando aquello hasta que te destruyas a ti mismo ¿Lo captas? Si elijes amar a alguien estás engañándote ya que es algo irreal. Lamento decepcionarte pero el amor no existe.
—Lo que tú digas Declan— suelta un suspiro pesaroso— por cierto Brais está esperándote afuera.
—Ya estoy saliendo— me levanto rápidamente.
—Declan se prudente— Devon, mi otro hermano, me mira algo preocupado.
Le sonrío de manera casual, tratando de calmarlo con aquel gesto, sé porque lo dice y sé también que ellos son todo lo que necesito en mi vida. La familia siempre ante todo.
—No voy a hacer nada que me alejé de ustedes ¿De acuerdo?— hago una pausa y me siento mejor al verlos felices— todo estará bien, no los abandonaré.
Ellos asienten al mismo tiempo, tomo mi chaqueta de al lado y me la pongo mientras salgo de la mansión, me estanco en la entrada al encontrar a Brais, recostado sobre su Ferrari rojo de último modelo y aparentando ser un tipo malo.
Bosquejo una sonrisa bribona.
—A mí no me engañas con esa apariencia tío— esta vez me río de él— ¿Tan pronto estás tratando de competir conmigo?
—Y tú ¿Tan pronto estás echándote rosas a ti mismo?— hace una pausa mientras me devuelve el gesto— con que tío eh, suena algo gracioso oírlo con un dejo portugués.
Suelto otra risa mientras le indico que se acerque y cuando lo hace nos damos un abrazo brusco. Mi mejor amigo, mi cómplice de infancia a quién veía luego de meses ya que siempre solía visitarme cuando residía en Portugal.
— ¿No pensarás que voy a subirme en esa chatarra?— le aprieto el hombro derecho con una mano.
Él se pone rígido de inmediato y me mira indignado.
—Es un Ferrari Vankov creo que no te diste cuenta de eso.
—Oh claro que lo sé Collingwood— suelto una carcajada— es sólo que le soy fiel a mi Triumph Thruxton 900cc y que no me puedo creer que cada vez te estés pareciendo más a los viejos de traje.
Él observa mi moto estacionada de al lado y emite una mueca mientras que yo me le quedo mirando manteniendo una sonrisa burlona, aquello que siempre me caracteriza. Brais podía ser muy amigo mío, casi como un hermano más pero no ocultaría jamás que solía ser de esos tipos aburridos a los que no les gustaba la adrenalina.
Menudo hijo de papá, siempre siendo lo que su padre quería que fuera.
—Estoy dispuesto en hacerte una carrera hasta la escuela— me cruzo de brazos esperanzado a por una respuesta.
—No haré eso, mi padre puede joderme de por vida si llegara siquiera a enterarse— resopla afligido— vamos Declan, sabes que no somos nada iguales, a diferencia de ti soy el hijo predilecto en conducta y tú eres un dolor de cabeza para el tuyo.
Emito un mohín mientras asiento dándole la razón.
—No voy a negarlo, no obstante, soy el mejor en mi oficio además de Damon y esa es la razón por la que soy su pieza más importante en sus negocios.
#35119 en Novela romántica
#8365 en Joven Adulto
secretos de familia, drama y romance juvenil, mafia traciones sexo
Editado: 09.06.2020