Matar para Amar | Serie: 1

CAPÍTULO 3: Desde que te ví.

FAITH

Cuando entre abrí los ojos suavemente con molicie y cierta debilidad, jamás recordé estar así realmente, no recordaba siquiera que es lo que había sucedido conmigo y tras observar el techo tétrico supe de inmediato que estaba postrada en una cama en algún hospital ¿Qué me ha pasado? ¿Por qué estoy aquí? Las preguntas me abruman la cabeza mientras me reincorporo con cierta rudeza y trato de sentarme.

Siento el cuerpo adolorido, como si me hubiesen dado una paliza, de esas que no se olvidan.

De pronto me vuelvo a recostar debido a que una enfermera acaba de entrar trayendo consigo una bandeja de comida que desde luego se ve muy apetitosa.

Ella me sonríe animada al ver mi mirada asustadiza.

—Me alegra que estés despierta— hace una pausa mientras deja la fuente sobre una pequeña mesita de al lado— justo a tiempo, necesitas alimentarte para recuperar fuerzas.

— ¿Qué me…?— me entrecorto en cuanto lo veo a él, recostado en uno de los muebles de al lado, completamente dormido y con ambos brazos cruzados.

Su rostro perfectamente varonil me deja con la mente más que en blanco, me maldigo por las mariposas que revolotean dentro de mi vientre y es que se siente tan escabroso sentir esto por un patán como él que no quiero admitir que también se siente dulce.

Entonces recuerdo y no puedo evitar encolerizarme con él.

—Claro, comeré un poco, uhm ¿Me deja a solas con él?— pregunto fingiendo una sonrisa.

—Oh claro, su novio es tan lindo, no se ha movido para nada desde que la trajo— sus ojos le brillan de moción.

—Mi no…vio— balbuceo incrédula, sin quitar mi vista de él.

—No me fulmines como si yo tuviera la culpa— dice sin abrir los ojos todavía, de momento lo hace y se levanta del mueble.

— ¿Dónde está mi familia?— parpadeo endeble.

— ¿Familia?— la enfermera mira a Declan y luego a mí.

—Discúlpela, ella aun no supera el hecho de no tener una familia y que sólo seamos los dos— sonríe de manera fingida mientras que la enfermera se muerde los labios.

Es una zorra vulgar, casi puedo ver la baba que se le cae ante su mera presencia. Frunzo el ceño iracunda ¿Qué es todo este juego suyo? Hello, todavía sigo presente.

— ¡Quiero a mi familia ahora!— le grito irritada, trato de reincorporarme de la cama cuando de la nada siento un leve mareo y me quedo quieta por ello.

Declan se acerca hasta mí y me ayuda a recostarme de nuevo.

—Vamos cariño no es bueno que hagas esfuerzos tontos, te diste un golpe muy fuerte en la cabeza, ya sabes que murieron cuando naciste— este sonríe nuevamente y me sorprendo por la manera en la que me trata.

La enferma nos sonríe alegre.

—Necesitará pasar la noche aquí joven.

—No claro que no, desde luego que yo puedo resolverlo, yo voy a cuidar de ella muy bien, después de todo nuestro hijo Dimitri nos espera en casa, debe de estar preocupado, aún es un nene de dos años— Declan se sienta a mi lado y antes de que le grite que demonios se trae me embelesa con su aroma.

—De acuerdo, hablaré con el doctor para que le den de alta rápida— la enfermera abandona la habitación y nos deja solos.

— ¿Nuestro hijo Dimitri?— pregunto horrorizada.

—Vamos guapa no tengo todo el día, levántate de una vez antes de que se enteren la verdad— el Declan cariñoso de repente desaparece y una parte de mí se entristece.

Es decir ¿Qué he podido hacer yo para que me odie de aquella manera? No es necesario que me lo diga con simples palabras.

— ¿Qué me ha ocurrido realmente?

—Te metiste en mi camino y te atropellé, eras perseguida por tres tipos que querían violarte— su manera de hablar tan fría y calculadora me eriza la piel.

Mis ojos se inundan de lágrimas tras recordar aquella escena desgarradora, toda exasperada escapando de esos tipos horribles y pidiendo a Dios.

—Quiero a mi familia— le pido o casi suplico, lo miro más que angustiada.

—Vámonos Faith, no es bueno estar aquí— está vez su voz suena un poco más pacífica, al parecer se ha apiadado de mi— ven, déjame ayudarte.

Se posiciona a mi lado y me ayuda a recomponerme, pongo los pies fuera de la cama y estos quedan colgando por mi estatura diminuta.

— ¿Y mi ropa?

Ahora mismo tenía una bata azul y no se me daba bien, imaginé que mi ropa estaba mojada pero prefería eso que a usar esta cosa.

—Está en mi coche pero se encuentra empapado— Declan no espera a que le responda siquiera y me toma en sus brazos.

Me quedo mirándole a los ojos al igual que él ¿Cómo podía ser tan bello y a la vez tan bestia? Siento un cosquilleo leve en el vientre tras sentirlo tan cerca de mí, sus brazos son fuertes y huele tan exquisitamente que no puedo evitar recostar mi cabeza sobre su hombro derecho mientras camina hacia la salida.

—Me duele la cabeza— me quejo como toda una niña.




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