—Levanta un poco el vestido cada dos pasos —me aconseja papá.
Estamos por subir los últimos peldaños frente a la puerta de la iglesia. Hoy me voy a casar.
¿Me voy a casar? Max está en el aeropuerto. Si decido entrar y darle el sí a Finley, todo habrá terminado.
—¡No olvides tu ramo, Suhail! —me recuerda mamá, corriendo hacia mí para entregármelo.
Pero yo solo puedo pensar en si debo quedarme y casarme o si debo ir a buscar a Max.