Maxine Borage, con su deseo de entender, responde con un sencillo "Sí, Ominis." La puerta está abierta para conocer los secretos que Ominis guarda celosamente.
"Yo sé..." Ominis comienza, su voz cargada de un peso desconcertante. La pausa que sigue es un momento de suspense, donde el tiempo parece detenerse. "Yo sé el Avada Kedavra." La confesión es un susurro oscuro, un secreto que se desliza entre ellos como una sombra.
Sumida en la amalgama de emociones, siente cómo su corazón salta de alegría ante la revelación. Un destello de alivio ilumina su ser, liberándola de la carga de la incertidumbre. Sin embargo, una sombra de duda se posa en su mente, recordándole que tal vez no debería sentirse tan bien.
El susurro de Ominis Gaunt resuena en el aire, un eco cargado de secretos oscuros. "Yo... lo sé." pronuncia, sus palabras flotando entre ellos como una confesión que corta el silencio. La pausa que sigue es como una cortina que se levanta lentamente, revelando más de lo que Maxine podría haber anticipado.
"Y yo..." continúa Ominis, su voz ahora susurrada, como si temiera que las palabras fueran demasiado pesadas para el aire que las lleva. "Yo... lo he... "*lo he... lo he..." La vacilación en su voz deja entrever la carga emocional que lleva consigo. "Lo he... usado."
Maxine Borage, al escuchar estas palabras, palidece. La confesión lleva consigo una revelación impactante, una verdad que parece colisionar con la realidad que ella conocía. "Pero... en una persona?" pregunta, su voz apenas más que un susurro, su rostro reflejando la conmoción que siente.
"No, no, no, jamás." responde Ominis con prontitud, una urgencia en sus palabras mientras busca clarificar el alcance de sus acciones. "He... usado... el Avada Kedavra, sí, pero jamás contra una persona, no." La explicación se desliza entre ellos, delineando límites éticos en el oscuro paisaje de la magia que los rodea.
"¡Ahhhhh, Ominis, casi me muero! Oh, qué alivio," exclama Maxine, la sensación de alivio inundando sus palabras.
Ominis Gaunt, en un intento de desvelar sus secretos más oscuros, revela a Maxine Borage un fragmento de su pasado mágico.
"No, no..." pronuncia Ominis, su voz resonando en la pausa que sigue. "Es que... es que he... usado... el Avada Kedavra, sí, pero jamás contra una persona, ni a un animal... lo he hecho... al aire en el bosque." La confesión flota en el aire, una verdad que revela una conexión compleja con la magia oscura, pero también establece límites éticos.
Maxine Borage, en respuesta, ofrece una sonrisa tranquilizadora. "Ahhh, bueno, Ominis, está bien. No es nada malo." Su expresión refleja comprensión y aceptación, dispuesta a mantener en secreto esta parte sombría del pasado de Ominis.
"Pero, Maxine, te lo digo de veras... nunca usarías ese hechizo a una persona, ni siquiera en defensa propia, por más que esa persona te haya traicionado, enojo, traído, lesionado, o... o toda eso." agrega Ominis, buscando transmitir la gravedad de su experiencia y la importancia de no sucumbir a la tentación de la venganza.
Maxine, con la conciencia del poder que posee, mira a Ominis como si estuviera siendo desafiada. "Mmmm, sí, Ominis, sí entiendo," responde, su mirada revelando una mezcla de respeto y contemplación.
Ominis, sumido en sus propios pensamientos, se queda en silencio por un momento. Da un pequeño suspiro, como si liberara una carga invisible. "Tienes que entender... que la muerte... es... es un mal inalcanzable... y si alguien es lo suficientemente tonto como para traicionarte y usarlo... que no sea tú la persona que baje a su nivel. ¿Me entiendes?"
Maxine Borage, sumida en la gravedad de las palabras de Ominis Gaunt, baja la mirada hacia el suelo, como si encontrara sus pensamientos en el pasto del suelo.
"Mmmm, Maxine..." comienza Ominis, su voz resonando en la pausa que sigue. "Te repito... nunca uses el Avada Kedavra." La instrucción se desliza entre ellos como un consejo urgente, una súplica para que Maxine comprenda la seriedad del asunto.
Maxine, con una sonrisa suave, alza la mirada hacia Ominis, como una promesa de que sus palabras han sido escuchadas. "No te preocupes, Ominis. Nunca lo usaría," responde, su voz tranquila pero firme, revelando una determinación interna.
"Pero, Maxine..." continúa Ominis, su tono ahora más grave, como si estuviera a punto de revelar un secreto oscuro. "No creo que comprendas la seriedad de este tema." La pausa que sigue es un momento de tensión, donde Ominis se da cuenta de que su voz puede sonar fría, pero la gravedad de sus palabras es inquebrantable. "Definitivamente, nunca debes usar el Avada Kedavra. Nunca."
Maxine, tomando la situación con seriedad, se queda callada y asume una expresión seria, como si estuviera siendo reprendida por un profesor severo. Coloca las manos hacia atrás, un gesto de respeto y entendimiento. "Sí, entiendo completamente, Ominis," responde, su compromiso con las palabras de Ominis evidente en su postura y mirada.
"Maxine...Prométeme que no lo harás."
La súplica de Ominis Gaunt, cargada de ansiedad y urgencia, se cierne en el aire, creando una atmósfera tensa y cargada de expectación. Maxine Borage, enfrentando la petición, se encuentra en una encrucijada emocional.
"Prometer? No, no, no puedo prometer eso. No confío en mí, Ominis," reflexiona Maxine en silencio, su mente inmersa en una lucha interna. La incertidumbre en sus pensamientos se refleja en su silencio, una pausa que Ominis siente como una brecha entre ellos.
"Maxine, ¿por qué no? ¿O es que no puedes?" pregunta Ominis, su voz llevando consigo una mezcla de incomprensión e insistencia. Aunque no puede ver sus ojos, la seriedad en su tono sugiere que esta promesa es crucial, una línea que no deben cruzar.
"¿No puedes? ¿O es que no quieres?" insiste Ominis, como si tratara de desentrañar el dilema que atormenta a Maxine. La frustración y la presión se entrelazan en el aire, creando una tensión palpable.