Parte I Capitulo 16

Maxine, con una franqueza impregnada de rebeldía, expresó su descontento. "Solo... no me gusta que me digan qué hacer o qué no, solo es algo de rebeldía, Ominis." En sus palabras, se percibía la firmeza de una personalidad que buscaba preservar su autonomía.

Ominis, tras una pausa reflexiva, respondió con una voz amigable que revelaba una sinceridad recién descubierta. "Oh, te comprendo. A nadie le gusta que se le dicte el qué hacer, a menos que sea necesario, claro." La disculpa que siguió, pronunciada con una paleta de tonos apacibles, buscaba restaurar el equilibrio que se había visto amenazado.

"Te pido sinceramente disculpas por eso. De verdad", añadió Ominis, con una pausa que resonaba como un susurro de arrepentimiento. Maxine, aunque aún mantenía una reserva, aceptó la disculpa con un "Está bien, Ominis..." que llevaba consigo la promesa de una renovada comprensión.

La narrativa se movía con la cadencia de una danza, y en la pausa que siguió, Ominis captó la sugerencia implícita en la expresión de Maxine. "Ah, sí? ¿Qué...? ¿Hay algo más?" La anticipación se dibujó en la voz de Ominis, listo para abordar cualquier sombra que persistiera entre ellos.

La respuesta de Maxine resonó en la penumbra como un susurro cargado de implicaciones. "Si... si... no me gusta, Ominis...", pensó, revelando una verdad incómoda que flotaba entre ellos. En ese momento, la trama del romance se entretejía con la complejidad de los sentimientos no expresados, dejando un sutil suspenso en el aire del castillo de Hogwarts.

En el escenario sombrío de sus confesiones, Ominis Gaunt y Maxine Borage compartían un diálogo que se desenvolvía con la delicadeza de un vals secreto. Las pausas eran como notas suspendidas en el aire, creando una sinfonía de incertidumbre y expectación.

"Umm... ¿De qué forma...? De verdad, no me enoja, Maxine, solo quiero saber. ¿En qué no te agrada?" La pregunta de Ominis flotaba en el aire, una búsqueda de comprensión que resonaba con una humildad cautivadora.

La respuesta de Maxine, un susurro de sospecha, reflejaba la intriga que envolvía su relación. "Emmm Ominis, ¿lees la mente?" La pregunta flotaba como una sombra inquietante, explorando los límites de la percepción de Ominis.

"No, te lo juro, Maxine. No me gusta hacerme el 'leedor los pensamientos', pero como ya sabes que soy ciego, te puedo decir que, por las palabras y la voz, puedo entender un poco cuáles son tus intenciones. Si eso tiene sentido...", respondió Ominis con una sonrisa que despejaba las nubes de inquietud. Sin embargo, la reacción de Maxine, un rubor que traía consigo una mezcla de fascinación y temor, revelaba el peso de los dones ocultos.

"Maxine, estoy completamente seguro de que, lo que sea que quieras decirme, no es muy malo", aseguró Ominis con una amabilidad que disipaba las sombras momentáneas. La pausa que siguió llevaba consigo una invitación a la confianza, una sutil melodía que resonaba en el castillo de Hogwarts.

"Aishh”, Maxine vuelve a acercarse. “Es... solo una propuesta, pero no sé si estoy segura..." La indecisión de Maxine era palpable, una danza de emociones que se reflejaba en la bruma de incertidumbre. 

"Bueno, Maxine, lo importante es... que tú te sientas cómoda. Y si la propuesta es algo que te va a hacer sentir mal..." Las palabras de Ominis flotaban en el aire como una melodía serena, marcando un ritmo de comprensión y respeto. La pausa que siguió resonaba con la sinceridad de un corazón que buscaba el bienestar de la otra persona.

"No me siento bien sabiendo que te voy a presionar a hacer algo." La afirmación de Ominis llevaba consigo una cadencia de ética y empatía, como un eco de valores que trascendían la mera interacción.

Maxine, con una risa que contenía más que alegría, respondió, "Jajaja, por eso no quería decir... tal vez me estoy apresurando." Su mirada hacia Ominis era como un rincón de introspección, una ventana abierta a la posibilidad de entenderse mutuamente.

"Puedo... preguntar sobre qué es lo que no quieres decirme?" La pregunta de Ominis, lanzada con una calma apacible, revelaba su disposición a desentrañar los misterios que se escondían detrás de la reticencia de Maxine.

"Oh no, no, no es nada... solo tengo que estar segura, Ominis." Maxine expresaba sus pensamientos con la cautela de quien camina por terreno desconocido. Su incertidumbre, como un destello en sus ojos, hablaba de un corazón que buscaba claridad en medio de la confusión emocional.

"Oh, si ya te lo digo que NO te presionaré a decirme..." Ominis respondió con una pausa, su voz llevando consigo la promesa de un respeto absoluto por los límites de Maxine. "Pero... si es lo que te gusta, yo puedo ayudarte con Sebastian... si de veras es eso a lo que te refieres." Las palabras de Ominis eran como una oferta de amistad y apoyo, delineando una relación que iba más allá de las palabras.

"¿Qué? No, pfff, no tiene nada que ver con Sebastian." La negación de Maxine, acompañada de un gesto desenfadado, dejaba entrever la complejidad de sus emociones y las capas que rodeaban su corazón. 

De pronto, Ominis se queda en un silencio, como si estuviera esperando a que Maxine le diga de qué se trata.

"Oh... bueno... entonces... ¿qué es? No te preocupes, lo que sea que quieras decirme, no te juzgaré." La promesa de Ominis, envuelta en un tono de comprensión, flotaba en el aire como un puente hacia la confianza.

"No ya no diré nada, Ominis." La respuesta de Maxine, acompañada por el repiqueteo de cubiertos contra platos, sugería un recelo que se deslizaba entre los elementos cotidianos de la cena.

De pronto, Ominis sonríe. “Oh, muy bien, Maxine... pero... si no te molesta, ¿puedo saber el por qué?'" La sonrisa de Ominis, amigable pero ligeramente pensativa, buscaba descifrar el enigma que rodeaba a Maxine.

Maxine lo mira sospechosa. “Y porque me dijo que no me presionaria?” Piensa Maxine, “mmm si si muy intrigado." La sospecha en la mirada de Maxine reflejaba la intrincada danza de pensamientos que se desplegaba en su mente.