"Como sabe eso de mí”' piensa Maxine. “Mmm si, Ominis, yo también te quiero. Creo que deberíamos ir a dormir...'" La sugerencia de Maxine, acompañada de un pensamiento intrincado, revelaba una mezcla de curiosidad y aceptación.
"Emm, cierto, deberíamos ir a dormir... ¡Buena idea! Buenas noches, Maxine. Te quiero...'" Las despedidas de Ominis, llenas de ternura, cerraban este capítulo de confesiones nocturnas, dejando en el aire la promesa de nuevos amaneceres compartidos.
"Buenas noches, Ominis. Descansa." Con estas palabras, Maxine se retiraba, dejando tras de sí la calidez de la amistad recién descubierta en del gran gran comedor.
En el silencio nocturno de Hogwarts, las palabras de despedida resonaban en el corazón de Maxine como un eco melancólico. Mientras murmuraba en su habitación, se sumía en un torbellino de emociones que la envolvían como la penumbra que se cernía sobre el castillo.
Minutos después, Ominis se acuesta en su cama. “Maxine... Seré honesto contigo, Maxine. Nunca he amado a alguien como a ti. Maxine, no sé cómo lo voy a decir, pero... Te quiero." En la penumbra de su cuarto, las confesiones de Ominis resonaban como un susurro íntimo, pero también como un nudo en el estómago de Maxine.
Maxine murmura bajo en su cuarto. “Es increíble que me haya friendzoneado y yo que estaba viendo si me gustaba... aunque empezaba a gustarme... ¿qué es eso de mejor amiga? solo como mejor amiga... luego de declararse como que quería ser mi novio." La confusión de Maxine se entrelazaba con una mezcla de frustración y decepción, pintando su habitación con tonos de desencanto.
"Espera, eso es verdad... lo olvidé... ese tonto…” Maxine se enoja. “Cómo se atreve a friendzonear a alguien que..." Sus pensamientos se agitaban como hojas al viento, y su almohada se convirtió en confidente de sus susurros llenos de descontento y enojo.
"Solo puedo esperar esas cosas de Sebastian, no de él…” Maxine grita en su almohada. “¡Ay, Dios, dame fuerzas o lo mato!" La intensidad de sus emociones se reflejaba en sus palabras apasionadas, mientras se debatía entre la ira y la tristeza.
"Y... y... y... yo que le iba a preguntar si quería casarse a futuro, me gustaría cuidarlo en realidad... pero no... solo fui friendzoneada. Está bien, está bien... solo soy tu amiga, Ominis, pero no confundas más las cosas, sino algo malo puede pasar." La determinación de Maxine emergía como una llama en la oscuridad, marcando el fin de un capítulo y el inicio de una nueva percepción de su relación con Ominis.
Maxine, cansada de hablar, se tapa la cara con la manta y se duerme.En el silencio de la noche, el sueño se convertía en refugio, aunque el eco de las confesiones resonara en la mente de Maxine, anticipando las complejidades del amanecer.
Ominis Gaunt no lograba encontrar la paz en la noche, sumido en pensamientos sobre Maxine. La incertidumbre lo consumía, preguntándose qué había salido mal. Dudaba si era algo en su propia naturaleza o en la esencia de Maxine. En un momento de confusión, sus labios murmuraron involuntariamente: "¿Oye, Maxine...? Dios mío. ¿Cómo puedo pensar de esa manera? Ella es solo amable y leal... No sé qué pensé. ¿Qué diablos... estaba en mi mente?"
Maxine Borage, por otro lado, despertaba en Hogwarts, ajena al día de la semana. Sin calendario, su mente divagaba hacia la añoranza de su celular. A pesar de la confusión, se enfundaba en su uniforme, fingiendo indiferencia y distrayendo sus pensamientos con un deje de desdén.
Ominis, atormentado por sus dudas, se acerca repentinamente a Maxine. Su preocupación aflora en palabras cargadas de ansiedad: "¡Maxine! ¿Estás bien? Eres rara". La incertidumbre se cierne sobre Maxine, quien, en medio de la confusión, responde con una despreocupada admisión de fatiga.
La interacción entre Ominis y Maxine en el comedor de Hogwarts revela una conexión más profunda. Ominis, con una sonrisa, expresa su preocupación genuina: "Como quieras... de veras... estoy preocupado por ti". Maxine, aún somnolienta, responde con simpleza. Ominis, con una sonrisa que refleja sus sentimientos, le asegura: "De verdad que me importas muchísimo, Maxine. Eres lo más importante de mi vida. Y... lo doy todo por ti. No te olvides de eso". La declaración de Ominis revela un amor apasionado y entrega total hacia Maxine, dejando la trama impregnada de emociones intensas y promesas sinceras.
Maxine Borage, con una sonrisa que reflejaba la calidez de las palabras de Ominis, asentía con complicidad. "Si, Ominis, lo sé", respondió con suavidad, sumergiéndose en la atmósfera romántica que los envolvía.
Ominis Gaunt, en un momento de reflexión, sonreía y suspiraba, revelando sus pensamientos más profundos. "De veritas que no sé qué haría sin ti", confesaba con sinceridad, dejando que la pausa se llenara de la gravedad de sus sentimientos. Su mente divagaba en el misterio de la vida sin Maxine. "De verdad que no sabría...", musitaba, perdiéndose en sus propias reflexiones.
La sencillez de Maxine cortaba la intensidad del momento al preguntar sobre el día. Ominis, en su desconcierto, buscaba respuestas. "¿Cómo, cómo... qué día es hoy?" La respuesta parecía esfumarse de su mente, pero su mirada hacia Maxine revelaba que, en ese instante, solo ella importaba. "El día no me importa. Eres lo único que me importa", confesaba, fusionando el romance con una renuncia a las trivialidades cotidianas.
Maxine, pragmática, intentaba discernir si el día en cuestión era relevante, pero la indiferencia de Ominis hacia la fecha contrastaba con su propia curiosidad. Ominis, enredado en sus pensamientos, declaraba su desinterés por los días, desviándose incluso de la importancia de su propio cumpleaños. "No importa si es... mi cumple...", murmuraba, revelando una perspectiva singular sobre la temporalidad.
La revelación de Ominis sobre su cumpleaños sorprendía a Maxine, quien, con asombro, exclamaba: "¿Es tu cumpleaños?" La alegría de Ominis se desbordaba al confirmar la ocasión. "Oh... sí, sí... Es mi cumpleaños", respondía, agradeciendo a Maxine por recordarlo. Con una suave expectación, Ominis dejaba entrever su deseo. "¿Sabes? Me encantaría que fueras la primera persona en decir ‘feliz cumpleaños'", revelando la vulnerabilidad y la esperanza en sus ojos mientras aguardaba la respuesta de Maxine.