capítulo 20 final soy una madre de un precioso niño

Narra Atenea

Un mes después, mi vida cambió de repente y me reuní con mi padre para unir el lazo padre e hija. Es bueno tener un padre tan guapo. Incluso le hablé sobre mi boda y por supuesto, él quería conocer a mi futuro esposo un poco mejor.Al día siguiente había preparado una comida y le había preguntado si era el hijo del señor Enzo, a lo que Massimo respondió que sí. 
Entonces comenzó a contarnos cómo conoció al señor Enzo y, más tarde, al señor Aurora. En este momento estoy en la entrada de la iglesia, lista para casarme con el hombre de mi vida. 
Cuando entramos y esperamos afuera para que mis damas de honor con sus parejas entren, justo ahora mismo me encuentro caminando por los pasillos de la iglesia agarrada del brazo de mi tío mientras nos acercamos al altar. Massimo me mira con admiración y mi padre le dice:

-Te entrego a mi niña y espero que la cuides. - Massimo, sin pensarlo dos veces, le dice:

-La voy a cuidar el resto de mi vida.

Mi padre me da un beso y se va a sentarse.

El cura comienza el típico discurso que se dice en todas las bodas, mientras yo estoy pensando que no puedo creer que me esté casando con el hombre más maravilloso del planeta. No puedo describir tanta felicidad que estoy sintiendo en este momento y siento que voy a llorar de tanta felicidad. 
La ceremonia comienza, el sacerdote nos bendice y antes de ponerme el anillo, Massimo me dice unas palabras.

-Atenea, con este anillo quiero expresar lo perfecto que es todo contigo, eres la mujer que soñé por tanto tiempo.

Que la sinceridad, el respeto, la pasión y el amor sean siempre los valores que sustenten lo nuestro...".

"Porque no necesitamos grandes cosas, porque yo solo necesito que tú estés a mi lado para ser feliz".
Te amo.

Me besa justo después de que el sacerdote nos declare marido y mujer

Ahora eres mía para la eternidad, me susurra en los labios mientras los invitados se acercan para felicitarnos.

La fiesta de nuestra boda comienza, todo va bien. Me río animadamente con mis compañeros de trabajo, de repente voy al baño y al entrar vomito todo. Después me mojo la cara y me limpio ahí, donde entra Massimo. Al ver su preocupación, me pregunta qué pasa, a lo que respondo que estoy embarazada. Noto que sus ojos brillan de felicidad.

Me besa en la cara millones de veces, diciéndome que está feliz al saber la excelente noticia. Después de compartir la noticia, nos dirigimos al baño y regresamos con todos los invitados. Está tan feliz que se acerca al DJ y le pide que apague la música. Con el micrófono en mano, anuncia que va a ser padre. 
Unas minutos después se acerca a mí, me rodea por la cintura y me atrae hacia él. Me besa con fervor, tocando mi vientre mientras estamos abrazados mirando al cielo, las estrellas fugaces.

Pienso en una frase que dice así: la felicidad completa es el mejor regalo que ha enviado el universo, por eso estoy agradecida por toda la vida. 
Hace unos meses me encontraba con mi esposo en una comida familiar en casa de mis suegros y cada vez sentía contracciones más fuertes, pero le quitaba importancia. Durante la comida, comienzo a sentir un poco de molestia, lo cual es normal. Sigo comiendo tranquilamente hasta que sentí que las contracciones se
vienen cada vez más , hasta que siento la sensación de que nuestro bebé va a nacer.

Rápidamente salimos de la casa de mis suegros y caminamos. Al salir de casa, nos subimos al coche y mi esposo condujo al hospital. Llegamos a urgencias y de inmediato me llevan a la sala de partos. La enfermera me ayuda con mi respiración, intento seguir sus indicaciones pero el dolor era tan intenso que sólo quiero que todo terminarse pronto. Me ponen

Un camisón sube por mis piernas hasta dos hierros. Miro a mi marido, agarrando su mano. La doctora me pide que empuje, hago lo que me dice y siento cada vez más dolor, tanto que podría gritar. No sé exactamente por qué lo hago, pero este dolor me está matando. No sé si mi marido conservará su mano intacta, con lo fuerte que la estoy apretando. Pienso que le romperé algún dedo.
El dolor es insoportable. Empujo con todas mis fuerzas cuando la doctora me muestra a mi hijo 
Siento una emoción difícil de describir, pero me siento la mujer más feliz y con un beso se lo hago saber a mi marido. Me lo ponen en el pecho, mi corazón late con fuerza y aún no puedo creer que esté sosteniendo a mi hijo. Cuando mi marido se acerca para verlo mejor, pronto me pregunta qué nombre voy a ponerle. Sin pensarlo dos veces, le digo que se llamará Xander, a lo que mi esposo me responde que es una buena elección. Sus ojos se iluminan y se entrega entre sus abrazos. Además noto que Xander está relajado con él, incluso su mirada se dirige hacia él. Es ahí donde me doy cuenta de que él es la versión mini de Massimo.

Me quedo mirando una escena bonita durante unas horas, sin darme cuenta de que la enfermera había entrado para avisarme que la hora de visitas había terminado. Al ver a mi esposo, comienza a darle un beso en su cabecita y luego me da un beso a mí antes de marcharse. Acto seguido, la enfermera coloca a mi hijo en una cuna. 
Después, la enfermera se va y en ese momento veo a mi hijo a punto de quedarse dormido, finalmente se duerme y me invade un poco de sueño, la verdad es que estoy un poco cansada. Valió la pena ver nacer a mi hija, ese es el mejor regalo que la vida me ha dado. 
Permanecí unos días en el hospital hasta que me dieron el alta, así que ahora mismo estoy empacando las cosas de mi niño y las mías, para irnos a nuestra casa. En ese momento, entra mi esposo con un ramo de flores y luego me da un beso. A continuación, me ayuda a cargar a nuestro príncipe.

Nada más salir del hospital, nos montamos en el coche y mi esposo comienza a conducir hacia nuestra casa. Cuando llegamos, nos bajamos del coche. Al entrar, veo a todas las personas que nos dan la bienvenida con carteles. Luego, miro a mi esposo y como siempre me guiña un ojo mientras me comunica que es una fiesta de bienvenida para nuestro hijo.