"Un día, mientras paseaban, se dirigieron a un callejón en una zona concurrida de Londres"
Sep. 1885. Mansión del Sr. Utterson.
Sr. Utterson, un abogado, de cabello castaño, con algunas canas en el, ojos castaños, bigote estilo cheveron; Lleva puesto una camisa blanca, sobre ella un chaleco beige, una especie de corbata blanca, un saco marrón claro, y de accesorio un monóculo en su ojo derecho.
Se encuentra parado en la sala de su mansión, las paredes son de madera, y la alfombra es de color rojo con algunas formas; Esta sala tiene una chimenea, frente a ella una pequeña mesa con tres sillas alrededor, con un vino y una copa sobre ella; Toda la pared está cubierta de librerías repletas de libros, y por supuesto, un escritorio, con una biblia y un libro sobre él. En una esquina de esa habitación se encuentra una puerta, que pronto conoceremos su contenido,
Él Sr. Utterson esta callado.
Camina un poco por aquella habitación.
─ No sé por cuantas semanas llevo discutiendo sobre este tema. ─Habla para sí mismo─ Le dije que los términos del testamento no se ejecutarían hasta que no estuviese clara la identidad del heredero. ¿Qué le pasa? ─Da un suspiro─ Hemos sigo amigos por años, pero algunas veces no le entiendo. Cuanto más lo pienso, más confuso es. ─Una idea le llega a su mente─ Me sentaré al lado del fuego para calentarme.
Antes de llegar a la chimenea, se acerca su escritorio, abre su biblia y ojea las páginas.
─ ¿Tengo que hacer que ponga su mano en la biblia y jurar que cambie su testamento? ─Lleva una mano a su pecho y la deja caer─ No... No todavía. Trataré de convencerle unas cuantas veces más... Eso podría seguir por años...
Se aproxima a una librería al otro lado de la habitación.
─ En el nombre del abogado Gabriel John Utterson... Voy a ponerle fin a esto no importa qué.
Y ahora sí, se acerca a la chimenea que arde suavemente. Luego de un rato, suspira pesadamente.
─...Me encuentro mejor de estar al lado de la chimenea. ─Lleva su mano a su hombro─ Pensar en frente del fuego es el mejor curso de acción cuando tengo un problema. ─Mira una botella sobre la pequeña mesa─ Voy a tomar una bebida y relajarme para deshacerme de este dolor de cabeza...
Al tomarla, un recordatorio llega a su mente.
─ Umm, él quería quedar...
El reloj suena.
─ Espera, ¿Qué hora es? ─Al darse cuenta se sorprende. ─ ¡Es muy tarde! ¡Voy a llegar tarde a mi cita con Enfield! Estaba absorto en mis pensamientos... Nunca suele ocurrir... ¿Es qué calle era...?
Callejón sin salida.
Aquel lugar, de calle empedrada, parecía una zona de tiendas, a cada lado había puesto vendiendo algo. Un voceador gritaba: ¡Extra! ¡Ladrón fantasma que golpeo a través de Londres atrapado!
Utterson miró una tienda.
─ Después de un paseo… Descansaré en casa con una taza de té. ─Se quedó callado─ Debería apreciar un poco de paz y silencio. ─Sonrió─ Ah, la felicidad de una vida cotidiana... Espero que esta felicidad perdure...
Entonces vio a su amigo, el Sr. Enfield.
─ Oh, Sr. Utterson. ─Él sonrió al verle. ─ Ahí estas. ¿Cómo fue su semana?
Utterson se colocó a su lado.
─ Bien. Hace un tiempo agradable para pasear.
─ Sí, estoy de acuerdo. Está despejado y refrescante. No hemos estado aquí es un tiempo, ¿Verdad?
─ En efecto. Y es domingo, por lo que no está tan abarrotado como siempre.
─ Sí. Está lleno de gente durante la semana. ─Miró al final de la calle─ Andemos por la calle principal, Sr. Utterson.
─ Sí, hagamos eso. ─Responde sonriente.
Ambos se acercan al voceador.
─ ¡Oh! Mire. ─Enfield toma un periódico. ─ Tengo noticias interesantes.
─ ¿Noticias interesantes?
─ Es sobre un famoso detective en Londres.
─ ¿Se refiere a un detective privado? ─Utterson frunce el señor.
─ Bueno, la policía ha sido de tan poco uso últimamente. La gente recurre a detectives privados ahora más que nunca.
Utterson mueve su cabeza a un lado, su mirada es sería.
─ Umm... Este artículo es sobre un terrible incidente.
─ Deberíamos comprar el periódico. ─Enfield le da las monedas al niño─ Compremos uno.
─ Hagámoslo. ─Sonríe Utterson.
Luego de eso, se acercan a un Mercero.
─ ¡Bienvenido, señor! ─Este le muestra una tela verde a Enfield─ ¿Puede interesarle nuestra ropa de alta calidad?
─ No, gracias. Solo mirada. ─Enfield responde con amabilidad.
─ Nuestra ropa no es solo hermosa, sino también resistente. ¡Venga, señor! ¿Por qué no siente nuestras muestras de tela? Todos tienen apariencia de materiales caros, ¡pero sin ninguno de los costos! ¡Estoy seguro de que podemos cortar un traje de esto!