Capítulo 4: El escondite.

Vuelve a estar frente a ese hombre, al cual le entregas "eso". Te había hecho esperar un rato. 

─ ¡Siento hacerte esperar! ─Dice con una encantadora sonrisa─ Fue un experimento sin precedentes, así que me perdí un poco. 

 Aunque no lo dices, tu expresión es curiosa. Él suelta una risa.

─ Umm... Parece que quieres que te cuente sobre el experimento. Es solo una hipótesis. ¿Quieres oírla? 

─ Sí, me encantaría. ─Respondes bajo, pero audible para él. Parece gustarle tu interés. 

─ No estoy muy seguro de si lo entenderás, pero haré lo mejor que pueda para explicarlo. Estoy investigando cómo se relacionan las personas independientes que conforman un ego humano, y como afecta al comportamiento y los pensamientos del hombre. ─Frunces el ceño, intentando comprender. Él sonríe nervioso─...Oh. ¿Fue muy complicado para ti? 

─ Sí... fue un poco difícil de entender ─Murmuras con pena. 

─ Intentaré simplificarlo para que lo entiendas... Lo siento. ¡Un hombre tiene más de un ego! Vamos a ver. Si hablamos en términos de religión, ─Su sonrisa se ensancha─ significa que un hombre puede tener más de dos almas. 

 Aún sigues sin entender. Él te mira serio.

─ Bueno, ¿Nada que decir? ─Suelta una risa, su voz es gruesa─ Soy un doctor, ¡Así que no hablaría sin sentido delante de ti! ─Chasquea sus dedos─ Si sigues sin entenderlo, ¡Te lo simplificaré aún más! 

 Te entrega una moneda de oro.

─ Toma este oro, por ejemplo. 

─ ¡Sí...! ─Una exclamación se escapa de tus labios.