Capítulo 12
Aurora Flecher
Sin duda, Alexander había sacado el cabello de su padre, negro azabache, y la clase de su madre. Eran hermosos, parecían ser la típica familia feliz y perfecta.
Alexander solo hacía el gesto de torcer los ojos con cualquier cosa que decía su madre con respecto a su niñez. Amelia acabó contándome desde cosas tiernas de Alexander hasta cosas totalmente vergonzosas para él, así que para el final de la noche ya sabía varias cosas con respecto a él:
1. Nunca había llevado una chica a la casa de sus padres.
2. Odia el champaña.
3. Toca varios instrumentos: la guitarra y el piano.
4. Peleaba en el colegio.
Alexander Walton cada vez más me impresionaba.
—Sabemos que la boda se llevará a cabo en dos días, pero lo que no sabemos es dónde será la luna de miel —dijo Amelia moviendo las cejas de arriba hacia abajo.
¡Ay, por Dios!
Mis ojos se dirigieron hacia donde se encontraba Alexander, quien nos miraba con una ceja alzada.
—No les diré —dijo solemne.
—Ay, por favor, no seas así, amor... —Amelia intentaba convencerlo.
—No —volvió a negarse.
—¿Por qué? —le pregunté mirándolo.
—Cuando digo no es no.
¡Uy, qué genio!
—Pero qué genio —dije sonriendo.
—Y no el que cumple deseos —respondió Alexander causándome una leve risita.
—Espero nietos pronto. —Esta vez Damián habló.
¡Estoy por sufrir un infarto!
—Espérenlos —respondió Alexander.
—¿Los? ¿Cuántos planeas que tenga? —pregunté sonrojada.
—Muchos. —Me miró burlón.
—Nosotros esperamos que sean bastantes. Nuestra casa necesita angelitos que le den alegría. —Amelia sonreía ilusionada.
¡Ay, Dios! Estas personas se están haciendo una película en la cabeza. Pero Alexander me va a escuchar.
Podía sentir algo en una de mis piernas, era suave y tibio. Miré a Alexander por un momento y descubrí que el muy sin vergüenza me observaba mientras sonreía. De repente, siento un pellizco en mi pierna. ¡Maldito pervertido!
Las luces adornaban la noche, haciéndola aún más hermosa de lo que ya era. Ha sido un día difícil y, por un largo segundo, feliz. Iba camino a casa y solo pensaba cómo ha cambiado mi vida en unos días. En días, mi vida normal se esfumó: me gradué; me enteré de que me casaría con un hombre que no quiero, no amo; perdí a mi mejor amiga... Han sido días catastróficos, pero he aprendido muchísimo y una de las cosas que he aprendido es: nunca le mientas a alguien que valoras, porque, cuando esa persona descubra la verdad, puede ser que ese sea el comienzo del final de esa relación. Lamento mucho lo de Lily, pero, aunque me cueste, debo hacer lo mejor para mi familia.
Tras pensamiento y pensamiento, el chofer me dejó en casa. Mis padres aún no habían llegado, así que fui a mi habitación a darme un baño y luego ir a la cama. La noche lo ameritaba.
Una vez salí de la ducha y me coloqué mis típicas cremas para la piel, fui a la cama y no logré dormir. Me pasé la noche pensando en Alexander y solo una pregunta rondaba mi cabeza: ¿padecerá de filofobia? Puede ser que la padezca porque, según estuve investigando, Alexander no salía con una persona por más de tres meses; antes de esa fecha, algo ocurría, se separaban, cada uno tomaba su lado o así parecía.
Muchas veces no podía entender a Alexander.
Alrededor de las 2:32 a. m. mis párpados se pusieron pesados. Así que me dejé llevar y caí en un largo y profundo sueño.
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¡Muchas gracias por leer !
Editado: 04.08.2023