Me enamoré de Penélope

Capítulo 16

A la siguiente reunión llegué como dirían muchos: con el rabo entre las patas. Estaba aprensivo con lo que había pasado, inseguro de si Gia realmente no recordaba nada y expectante con Vinny. Quería saber hasta dónde se extendía su lealtad con James, hasta qué punto podía mantener mi secreto, siendo que no éramos lo que se podría llamar “mejores amigos”. ¿Por qué Vinny me había ayudado? Estaba a la defensiva con esa pregunta. En mi mente pasaron muchos escenarios donde iba a ser víctima de un plan que involucraba la extorsión pero, cuando llegué, todos estaban sentados en sus lugares, hablando de cómo Brandon había sido expulsado de una de las clases. “No es mi culpa que Las Tres Torres no posea la capacidad de contratar profesores con mayor capacidad intelectual que sus alumnos.” Decía desde su sillón color terracota, mientras que Penélope descansaba en la otra punta recostada contra el apoya brazos.

“No todo tiene que ser un debate.” Le decía ella y Brandon simplemente rodaba los ojos.

James estaba sentado en su lugar de siempre, con una camisa simple y sin saco o corbata; Vinny, en su silla, se fumaba un cigarrillo viendo cómo el atardecer se ponía por la pequeña ventana. En el sillón restante, Gia estaba con la cabeza colgando del asiento y sus piernas sobre el respaldo, con una bata de seda abierta que entrevía su corpiño de encaje. Podría haberme sentado al lado de James pero el respeto y mi culpa me obligaron a hacerlo con Gia. Ella estaba jugando con un vaso lleno de un líquido transparente, el vaso era bajo y ancho y enseguida entendí que era vodka.

Verla normal, con su compostura de siempre, era un contraste violento a lo que había presenciado el fin de semana: ella llorando y gritando desgarradoramente por el simple hecho de creer que no era la mejor en lo que hacía.

Es algo que todos los miembros del club sufrían, me di cuenta de a poco, se sentían aislados gracias a sus talentos pero había un miedo por perderlos, por un día despertar y encontrar a alguien que fuera más hábil en sus disciplinas que ellos mismos. Era lo que los impulsaba a seguir presionándose a sí mismos para continuar liderando la carrera sin que nadie los alcanzara y esa posición era lo que los dejaba sintiendo una soledad progresiva. Todos eran amigos porque bajo ningún punto competían, cada uno se excedía en sus disciplinas pero no entrecruzaban caminos en ningún momento. Algunas veces sólo se complementaban como habían hecho James y Penélope en la exposición de danza.

Siempre me preguntaba, ¿en qué punto valía la pena? ¿Cuándo era suficiente? ¿Cuándo iban a dejar de perseguir este eterno camino hacia la perfección? ¿Existe realmente una línea de llegada? No saberlo era lo que consumía sus mentes. El episodio de Gia no había sido un hecho aislado, ni algo que solo sufriera ella. Pero eso es algo que aprendí después.

Nadie mencionó la noche del viernes y se perdió como otras tantas en un torbellino de recuerdos y memorias difusas llenas de pensamientos, alcohol, discusiones y cigarrillos.

Gia se giró para verme con los ojos entrecerrados. “Estás más retraído de lo normal. ¿Alguna vez vas a relajarte? ¿Alguna vez lo hacés?”

Negué con la cabeza. “Esta es mi condición natural.” Le respondí.

“Vas a tener escoliosis antes de morir, podés usar el respaldo.”

Noté como estaba erguido en la punta del sillón y me senté más atrás para que mi espalda se relajara un poco.

Saliendo de la reunión, algo borracho, noté que Vinny estaba persiguiéndome dos pasos detrás de mí. Yo llevaba uno de sus cigarrillos en la boca mientras caminaba por las calles de adoquín del campus. “¿Te falta algo?” Pregunté hacia la oscuridad de la noche.

“Estoy asegurándome de que podés llegar a tu casa, tomaste más de lo normal.”

“Estoy bien.” Dije de mala gana como los borrachos que se enojan cuando alguien les recrimina su estado de sobriedad, pero era verdad que estaba cruzando los pies y veía los faroles que iluminaban el camino de forma doble.

“¿Es por Gia?”

Negué con la cabeza y me detuve para girarme sobre mi eje y enfrentar a Vinny. “¿Sos mi amigo?”

“Lo soy, Max.” Respondió con esa sonrisa de mil arpas y creo que mi corazón se estrujó.

“No sé mucho de amistades, sólo tuve dos amigos y creo que no querían ser mis amigos para nada. No sé lo que es tener un amigo.”

“Bueno… para empezar es alguien que se asegura que puedas llegar a tu casa en una sola pieza sin quedarte dormido en uno de los bancos que encuentres en el camino.”

Asentí con la cabeza y, cuando un grupo de estudiantes pasó caminando por el medio de la calle, Vinny me tomó del brazo enganchando el suyo al mío. “No dejes que te vean así.”

Nadie usaba autos en Schola, el campus universitario era grande pero no tan inmenso como para necesitar un medio de transporte que no fuera una bicicleta. Algo que me rehusaba a usar porque prefería caminar, ya que me daba tiempo para meditar y organizar un par de pensamientos cuando estaba sobrio. El resto de las veces, cuando estaba tomado, era mejor que no intentara conducir ningún medio de transporte por el hecho de que mi ingesta iba aumentando progresivamente.

“¿Sos amigo de los demás? ¿Te consideras amigo de Brandon?”

“Me considero amigo de todos los que están en el club. Ellos me entienden a un nivel que nadie más puede llegar a alcanzar. Es más que amistad… es como un pacto. Aunque creo que la amistad es un pacto pasivo de comprensión, afecto y lealtad.”




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