AITANA DAVIS
Desde que tengo uso de razón he adorado a mi padre Gaspar Davis, ahora evoco con mucha gracia la forma en que me dirigía a él y confieso que cuando lo llamo por teléfono no puedo evitar saludarlo con alguna de las frases que utilizaba en ese entonces y que aún recuerdo perfectamente.
Tenía ocho años cuando vi a mi madre por última vez y transcurrieron varios años más antes de enterarme que había muerto, tristemente debo reconocer que no me impresionó, el recuerdo de ese día en que la vi era tan amargo que no había vuelto a nombrarla.
Cuando supe de su fallecimiento casualmente salía del colegio y unos señores que realmente no recordaba, se acercaron a mí y se presentaron como mis abuelos maternos, enseguida Andrés y Daniel se posicionaron a cada lado de mi humanidad en actitud protectora, adelanté unos pasos acercándome, saludé a esos señores amable y educadamente, me dijeron que estaban visitando la ciudad y que al estar cerca del colegio habían pasado a ver si veían a alguno de sus nietos.
Les dije que ya Bastián se había graduado, Archer ese día no tuvo clases y bueno, allí estaba yo, mencionaron que hacía pocos días se había celebrado otro aniversario de la muerte de mi madre y al ver mi cara de incertidumbre dedujeron que yo no sabía, por lo que con mucha molestia debido al silencio de mi padre en ese aspecto, me notificaron que Fionna Jones había muerto en un accidente automovilístico varios años atrás y calculé que fue el mismo año en que se presentó a nuestra casa y fuimos a la horrible reunión donde me trató tan despectivamente.
Les dije que lamentaba la muerte de su hija y les deseé una buena vida, giré hacia mis custodios y me fui con ellos al auto sin volver la vista atrás, no sentía ninguna empatía por ellos y además se habían expresado mal de mi papito y eso siempre ha sido imperdonable para mí.
Cuando me encontré con mi padre ese día dudé sobre la conveniencia de decirle a él que había visto a los padres de Fionna, pero debido a que se habían expresado mal de él, preferí dejarlo así. Total, eran personas que ya no estaban en nuestras vidas, así que consideré que no valía la pena alterar a mi papito por nada.
En ese tiempo me hizo muy feliz el nacimiento de mi hermanita Adhara, yo escogí su nombre para que combinara con el nombre de mami Hoa y fue perfecto, adoro a mi hermana y quisiera ser yo quien la cuide siempre, a medida que crece voy enseñándole muchas cosas, es muy inteligente y aprende rápido, así que somos dos princesas en la casa, ahora me imita cuando papá llega de la empresa y le da un millón de besos como hago yo cada día, ambas lo derretimos.
Con Archer compartimos más que con Bastián porque todo el tiempo está hablando por teléfono con chicas o atendiéndolas en nuestra sala o piscina, ya que siempre vienen a visitarlo, es cansón el que no tenga mucho tiempo para nuestros juegos como antes, pero lo bueno es que apenas se va la visita o cuelga el teléfono se reúne con nosotros y nos divertimos un poco, tenemos un nuevo integrante en la familia y es Gadiel Davis, estamos muy emocionados y Archer siente que le llegaron refuerzos.
Terminé muy bien la primaria y al comenzar la preparatoria mi cuerpo estaba cambiando, gracias al cielo tenía a Hoa a quien podía preguntarle o comentarle cualquier cosa, muchos chicos mayores me pedían mi número telefónico y se extrañaban cuando les decía que no tenía, la verdad es que había dejado de usarlo por un tiempo, ya que descubrí que mi tío Lucio tenía pinchados todos los aparatos electrónicos de nuestro uso personal, así que apagué mi celular y lo metí en un cajón.
Yo no tengo quien me llame porque a Manuel Eduardo lo veo todos los días en el colegio, coincidimos en algunas materias y cuando tenemos horarios diferentes nos encontramos en la cafetería, he pensado mucho en lo que somos porque algunas compañeras me preguntan si somos novios, pero en realidad es que aparte de decirme hace muchos años que se iba a casar conmigo, el resto del tiempo hemos hablado de todo menos de romance.
Por otro lado, apenas ve a algún chico hablando conmigo, se acerca a mí y no hay manera de que algún otro tenga chance de quedarse mucho tiempo a mi lado, tiene apariencia del chico malo de la escuela, sin embargo, es excelente estudiante, no sale del cuadro de honor y aparte de eso es muy atlético por lo que ha sido capitán de equipo durante varias temporadas.
Muchas chicas lo buscan y a veces me irrita, no obstante, me calmo enseguida porque apenas me ve en el pasillo viene a mi encuentro olvidándose de todas y dejándolas con la palabra en la boca.
Durante todos mis años de primaria recibí atenciones de Manuel Eduardo Rebolledo Araque, por cada cumpleaños y cada Navidad tenía un obsequio de su parte, yo me sonrojaba y mi padre se alteraba.
Se acerca el final de la preparatoria, por ese motivo en casa tuve una reunión con Hoa y mi padre, nos sentamos en su despacho y muy seriamente papá me preguntó si había definido mis planes futuros, cuando le dije que sí, me instó a contarle todo.
–Existe un instituto muy prestigioso en Milán al que me gustaría asistir, mi deseo es convertirme en diseñadora de trajes para cine, televisión y teatro.
–¡Ay Dios! ¿Para Italia? –exclamó mami Hoa.
Yo, aunque entiendo perfectamente la razón de su preocupación, no voy a desistir de mi idea porque considero que es el mejor centro en el que puedo aprender lo que quiero. Mi padre se quedó pensando unos minutos y luego tomó el teléfono, lo miré extrañada hasta que escuché su conversación.
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papa soltero, historia familiar con rasgos de humor., familia contemporánea
Editado: 22.05.2024