REGINA MARIE WIDO HESSE
Soy Regina Wido, tengo 21 años y me apasiona la tecnología, he leído todo lo que he podido sobre Inteligencia Artificial y desde que salí de la preparatoria en Alemania mi objetivo firme fue regresar a California para vivir con mi padre y estudiar Neurociencia.
Sobre todo, porque si me quedaba con mi madre terminaría comprometida con un duque o algo similar, de los que integran su círculo y donde aún en este siglo pretenden concretar compromisos matrimoniales para que ningún extraño ingrese a su exclusivo y muy de élite grupito.
Me iba muy bien en la universidad, no soy coqueta, sin embargo, siempre atraigo miradas masculinas, aunque todo termina en una linda relación amistosa porque todos los hombres que he conocido aquí me ven como su mejor amigo a pesar de que me defino como muy femenina, sin llegar a ser una chica rosa.
Me postulé en línea para asistir a la presentación de una aplicación porque era una verdadera lotería obtener cupo en ese evento de solo un día y que se llevaría a cabo en Japón.
El día antes de la presentación recibí la respuesta afirmativa y preparé lo más rápido que pude mi viaje al otro lado del mundo, lo que menos esperaba encontrar en esta oportunidad era a un hombre que me vio de forma diferente, me trató de forma diferente y me hizo sentir de forma diferente, sus ojos, su sonrisa, su voz y su cerebro me cautivaron, vale la pena aclarar que todo el conjunto además de su elegancia lo convertían en un ser guapísimo e increíblemente seductor.
Si no me hubiera invitado a cenar seguro lo hubiera hecho yo porque no quería dejar de verlo y hablarle, el colmo fue saber que vivimos en la misma ciudad y muy cerca uno del otro, nuestras carreras también son afines, nuestros intereses en cuanto a la Inteligencia Artificial son iguales podría decir, me sentía muy cómoda con él y al mismo tiempo nerviosa como adolescente en su primera cita.
Cuando mencionó el avión privado de su padre y noté sus escoltas, lo único que vino a mi mente es que mis padres lo aprobarían, mi madre no podría rechazarlo, aunque no tenga un título nobiliario.
La cena fue memorable, simplemente me enamoré de él y juro que, si me hubiera invitado a su habitación esa noche, hubiera ido como un corderito, no lo hizo, ni siquiera intentó besarme y eso me desilusionó un poco, pero al menos quedamos en vernos muy temprano para desayunar.
Daríamos un paseo corto, porque ya él estuvo en Tokio y conoció un poco la ciudad, para regresar al hotel temprano y entrar al evento que comenzaría con un almuerzo e inmediatamente se haría la presentación, el resto sería una sesión de preguntas y respuestas; finalmente pasaríamos a una demostración práctica y tendríamos oportunidad de probar la aplicación en vivo y directo.
***
ARCHER DAVIS
Desde el momento en que salimos del hotel para dar el paseo que le había ofrecido la noche anterior, tomé su mano, su contacto me hizo vibrar cada fibra de mi cuerpo y supe que no querría soltarla jamás.
Regresamos con el tiempo justo para cambiarnos y presentarnos a recibir el material del evento, no obstante, eso no fue impedimento para que yo por fin tomara el rostro de Regina entre mis manos y uniera nuestros labios, fue un beso delicado que se fue intensificando a medida que mis emociones se encendían con su cercanía.
Ella respondió de la forma que esperaba, me encantó y declaré, para mis adentros, que mi nueva afición sería besarla. El almuerzo fue una especie de antesala para conocer a los organizadores e intercambiar impresiones entre todos los participantes, debo agregar que en ningún momento nos separamos Regina y yo.
Una vez iniciado el evento cada uno de nosotros se concentró en absorber la mayor cantidad de información, a veces intercambiábamos miradas y sonrisas, pero a ambos nos interesaba sobremanera el tema que se estaba tratando y no permitimos desviar mucho nuestra atención.
Al terminar, la invité a cenar a un hermoso restaurante donde había llevado a mi familia una vez que me visitaron durante mi estancia en Tokio, pasamos una velada tan amena como en la noche anterior y al regresar al hotel, caminábamos muy lento como si quisiéramos extender el tiempo juntos, sería nuestra última noche allí, ella tenía boleto para el vuelo de las once de la mañana del siguiente día y yo solo tenía que hacer una llamada para que alistaran el jet.
Nuestras habitaciones quedaban en pisos distintos, yo estaba dos pisos más abajo que ella y al entrar al ascensor simplemente marqué su piso y la miré fijamente acercándome a ella, quien entendió perfectamente mi intención y solo rodeó mi cuello con sus brazos.
Apenas entramos a su habitación nuestros organismos se encendieron, me dediqué a recorrer su cuerpo conociéndolo y adorándolo al mismo tiempo, para cuando quise hundirme en ella su estrechez era tan extrema que me impedía tomarla y a pesar de lo excitada que se mostraba no podía recibirme aún, yo había aprendido muy bien cómo estimular a una mujer por lo que comencé a desplegar todos mis conocimientos en ella.
Pude llevarla a la cima, saboreé sus jugos y volví a intentarlo, logrando la creación del vórtice donde nuestra entrega fue total, primera vez que me sentía tan completo y satisfecho.
La abracé, la mimé y cuando se quedó dormida en mis brazos, observé su hermosura resaltada por la placidez que reflejaba su rostro en ese momento, sus pechos desnudos subían y bajaban con un suave movimiento debido a su calmada respiración y estaban despertando mi hombría nuevamente, por lo que decidí cerrar los ojos yo también, buscando el descanso que nuestro acto ameritaba.
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Editado: 22.05.2024