Puede la vida ser injusta en incluso un tanto entrometida porque luego de esa absurda discusión y de que me volviera besar, mi padre entro y por como lucia su rostro no le agradó para nada encontrar al chico de lo que parece la nueva familia de nuestro vecindario me estuviera besando, pero sobre todo que la puerta de mi habitación estuviera cerrada.
Pero en lo que a Tobías se refiere y de cómo papá nos encontró besándonos, creo que no le dio importancia porque lo único que dijo fue algo como:
“─Lamento que nos encontrará besándonos ─sonrió apenado ─, pero si le hace sentir mejo su hija realmente me gusta y estoy trabajando en hacer que yo termine de gustarle, porque sé que le gusto.”
Claro que a papá o le gustó escuchar eso porque soy la menor de sus hijas por lo tanto siempre voy a ser un bebé que habita en esta casa que ahora tiene un coche, trabaja y tienen la menstruación. Es bella e injusta la vida.
Bajo las escaleras, es medio día y no tengo nada que hacer en un domingo así que me voy al cine.
─Me voy al cine ─digo una vez estoy en a cocina donde se encuentran mis padres y los padres de Tobías.
─No ─ese fue papá con su negativa sonando positiva ─, iremos al lago y vendrás con nosotros.
─Sabes que no será de es forma al menos que quiera que muera, papá ─él y los padres Tobías me miraron sombrados. Mamá solo ríe por lo bajo al ver las reacciones ─, porque sabes que si me pica un mosquito de esos que hay ahí, tendré una reacción alérgica.
─¿Con quién iras? ─pregunta papá. ¡Ja! Sabía que no podría impedirme ir al cine.
─Sola ─respondo con obviedad ─, no es necesario tener un acompañante para poder disfrutar de una película.
Papá me mira mal, pero decido que es momento de hacer mi mal comportamiento, aunque no lo sea en realidad, del mes.
»Odio las películas de terror, así que no te debes de preocupar de que por la noche vaya e irrumpa tu habitación pidiendo de un abrazo de ustedes porque no pueda dormir. Además existen otros tipo de películas.
Los padres de Tobías ríen y también mamá. Lo he hecho bien y por eso me doy palmaditas en el hombro.
─¿Por qué no le hablas a mi nieto y le dices que vaya contigo? ─pregunta una anciana que tiene un buen aspecto para ser una mujer de avanzada edad ─Dile que lo he dicho yo.
─No creo que sea necesario, señora.
─Llámame Lena, cariño.
─Bueno Lena, no creo que sea necesario molestar a chico Brown ─me doy cuenta de lo que dije y me corrijo ─, perdón Tobías.
─Nada de eso ─ me interrumpe ahora una señora que por lo que se ve no pasa de los 40 años ─, le haría bien salir más a menudo contigo. Pues siempre que llegaba a casa luego de las asesorías tenia una sonrisa, y mi bebé no sonríe muy a menudo ¿cierto cielo?
─Así es muchacha ─su voz es muy grave.
─Dígame algo, señor Brown.
─Dime.
─¿La voz de Tobías será igual de grave que la suya cuando sea más grande? ─pregunto sin evitarlo, causando que todos rían.
─Es probable.
─Entonces lo conservaré a mi lado ─respondo jugando.
─Deberías, cariño.
Miro de nuevo a lo que parece ser la abuela de Tobías y ella me guiña un ojo. Sé de alguien a quien no le gustará esa declaración.
“¿Qué sucede papa?”
─Lo tendré en cuenta ─le respondo guiñándole un ojo antes de dirigir toda mi atención hacia papá y sonreírle ─. Entonces papi me voy al cine, espero que disfruten la tarde en el lago.
No dejo que diga nada más porque me apresuro a caminar hacia él y besar su mejilla antes de dirigirme hacia mamá y besar su frente antes de alejarme y marcharme.
Decido que no tomaré en cuenta el consejo de la abuela de chico Brown y que disfrutaré una buena película con mi compañía solamente en el cine. Cierro la puerta de mi casa y camino hacia mi escarabajo para después montarme en el e irme al cine más cercano.
Al estar fuera de la cochera de mi casa prendo la radio y comienzo a cantar una de las canciones que se encuentra sonando en la radio e irme en busca de esa película.
“”
La película estuvo bien, pero no puedo decir que me mató de la emoción porque eso no es verdad. Creo que debí de escoger la otra película en vez de esta.
Saco mi celular de mi pequeño bolso y me doy cuenta de que ya se ha hecho tarde y que no puedo ver otra porque mañana debo trabajar.
─Es tan triste ─digo guardando mi celular de nuevo en mi bolso.
─¿Qué es lo que te parece tan triste? ─alzo la vista al escuchar la voz de Tobías.
─¿Qué haces aquí? ─pregunto desconcertada de verlo aquí.
─Bueno Lena, mi abuela me dijo que venia al cine y me ordenó que te acompañara.
─Mmm… llegas tarde ─le informo ─¿gustas?
Le ofrezco de las palomitas que no me terminé.