Desde el rincón de una habitación se encontraba una mujer. En una noche fría y algo solitaria, al ser que ya casi no se podía oír ruido alguno. Ella se encontraba sosteniendo una foto, mientras las lágrimas brotaban. No había quien la pudiera consolar ni mucho menos escuchar. Ella lo único que pensaba era - ¿por qué?, ¿por qué no puede ser posible? - sin poder encontrar alguna respuesta entre todos sus pensamientos, el tiempo pasaba. Ella, alzando la foto en su libreta, seco sus lágrimas y, tratando de sonreír un poco, dijo - tal vez he sido muy ingenua como para caer en algo así -. Se dirigió a su cama y se durmió.
Mientras soñaba, comenzó a ver a una persona con chaqueta de espaldas. Este no dejaba de caminar, mientras ella lo miraba, comenzó a gritar – por favor, no me dejes. Vuelve, aún nos queda mucho tiempo, recuerda lo que te prometí. Siempre estaré junto a ti. Si no es ese nuestro destino aquí en la tierra, entonces, deja... déjame acompañarte – pero esta persona siguió caminando desapareciendo. Ella, levantando la mano con la intención de poder alcanzarlo, comenzó a quedar envuelta en nieblas.
Despertando de golpe con la mano estirada, vio solamente el techo y la solitaria habitación que una vez estuvo llena de recuerdos. Ella, levantándose, dijo – ya amaneció – y comenzó a cambiarse. Luego, dirigiéndose a la cocina, miraba de una forma sombría aquel día. Comenzó a prepararse un par de huevos estrellados y, alistando dos platos y dos vasos, grito – Hey Ru... – se quedó quieta como piedra por un segundo y el silencio de ese momento se convirtió en una pequeña risa irónica, y a la vez ella decía – es cierto, ya no hay nadie aquí – y se sentó para desayunar.
Al salir al trabajo, como de costumbre, inicio el día con una sonrisa. En la florería, donde hacia adornos y cuidaba de varias especies de flores, seguía siendo muy simpática con los diferentes clientes. Por tal razón la dueña del lugar creía que todo seguía siendo igual para ella. Conforme pasaban las horas, la rigidez de ella era más dolorosa de lo que se imaginaban los demás. Pero, en un intento de ponerlo por algo que no significaba nada para que no interfiriera en su día a día, era más como un cuchillo que lastimaba por dentro en lugar de reconocer que es un hecho lo que sucedió.
El pasar del tiempo fue algo inevitable. Y las respuestas nunca llegaron. Por más que ella en sus sueños tratara de encontrar la respuesta, estos nunca fueron lo suficientes como para encontrarlo nuevamente en su regazo. Su mirada comenzó apagarse y sus sentimientos los empezó a reprimir para que estos nunca más le recordaran aquella época en la cual fue muy feliz hasta que todo terminó. Y, mientras hacía esto, la llave que guardo en lo más profundo de su ser, lo oculto tan bien que ya ni ella podría llegar a encontrarlo.
De esta manera es como todo esto inicio, su nueva vida en la cual no podía volver en el pasado y sin nadie que la pudiera entender o por lo menos trataría de estar siempre alejada de todo esto que pudiera debilitar su poca fuerza que le quedaba y con ello terminase por derrumbarse. Tomando nuevamente el camino en solitario era lo que el destino le puso, aunque sabía que era en parte culpa de varias malas decisiones que tomo en el pasado y el no haberse dado cuenta a tiempo para lograr evitar todo esto.
En su casa, aquella grande y limpia, no se escuchaba ni un ruido y siempre se mantenía en orden. Ella se encontraba leyendo un libro para poder distraerse un poco mientras pensaba – quizás pueda haber algo dentro de este lugar que no me he dado cuenta – y luego de haber terminado de leer, se dirigió a la cocina para poder hacer algún postre y disfrutarlo.
Mientras preparaba todo para hacer un pastelillo, pesaba – no puedo creer que hoy no tuve que ir a trabajar – recordando lo que le había dicho la dueña – el día de hoy no vamos a trabajar, es bueno poder descansar un poco. Además no te puedes descuidar, aún eres joven y no puedes descuidarte por el trabajo. Si no disfrutas de la vida, entonces de qué sirve todo. El sentido de trabajar no es sólo para que termines ocupada en esto y nunca trates de tomar un pequeño descanso. Puedes ir a divertirte con tus amigas o con la familia, posiblemente gel ir a buscar algo emocionante sea bueno para tu juventud como el tener un poco de calma de la ajetreada vida, también es una buena idea – calmadamente dice – ni por más que lo digas de esa forma, no creo que eso sea para mí. Pero, no puedo evitar que sucedan estos momentos. Sólo puedo esperar que siempre pueda estar bien con su familia – se quedó pensando un momento y luego, un poco deprimida – entonces eso puede ser – sacudiéndose un poco, recupero su tranquilidad y continuó cocinando.
Mientras preparaba los pastelillos, el tiempo iba caminando lentamente y, una vez que había terminado, se dispuso a disfrutar de su postre mientras escuchaba algunas canciones y revisaba algunos informes sobre la florería. Esto era debido a que, tras haber estado trabajando tanto tiempo y demostrar tener un vasto conocimiento sobre la administración y finanzas también, la dueña termino teniendo confianza en ella y permitiéndole que llevase esa parte de su negocio. Por supuesto que en aquel entonces, hace unos seis años, justo cuando aún se encontraba estudiando, solamente contaba con una tienda pero, con el transcurrir del tiempo y la forma en que ella eligió cada una de las acciones a tomar al igual que los diseños que se iban creando para poder entregar arreglos en eventos y la buena atención que brindó a cada uno de sus diferentes clientes, hizo que creciera hasta que actualmente cuenta con varias sucursales. En el lugar donde ella se encuentra actualmente no es el más grande de todas las sucursales pero eso se debía a que ella no quiso dirigirse a estos, por supuesto que hubo un tiempo en el cual estuvo trabajando y enseñando a los nuevos integrantes del personal durante su emprendimiento en la empresa. Aunque no podía considerar el querer quedarse en esos lugares por diferentes razones, prefirió ser transferida a esta pequeña sucursal y quedarse ahí durante todo este tiempo.