Salgo rápido de la clase apenas suena la campana.
- ¡Dora! -escucho la voz de una chica y solo camino más rápido-. Ven aquí, tonta -me agarra del cabello y cuando intento soltarme solo intensifica el agarre.
Me muevo como puedo y le doy un golpe en la cara, me suelta pero solo hasta que cae al suelo haciendo que yo caiga igual.
La veo y tiene una mano en su cara furiosa, siento mi sangre golpearme con fuerza por todo el cuerpo e inevitablemente me pregunto: ¿qué he hecho?
Mis libros se han salido de la mochila, porque por la prisa no la cerré.
Nerviosa guardo mis cuadernos lo más rápido que puedo, pero cuando termino ya estoy rodeada por cinco personas.
- ¡Willian! Mira lo que me hizo Dora -dice como una niña pequeña.
Mis piernas tiemblan demasiado y no consigo levantarme, de todas formas ellos volverán a tirarme.
Marcus y su novia están detrás de mí y a los lados están dos chicas, Willian me mira con una sonrisa que da miedo.
Se acerca a mí y cuando trato de alejarme me toman de los hombros, me impiden levantarme y alejarme.
Él pasa su mano por mi rostro y siento asco, miedo y nervios, me da una cachetada que resuena en los pasillos que han quedado vacíos.
Suspiro adolorida pero sé que no ha terminado.
- No vuelvas a tocarme, maldita -dice la chica y apenas abro los ojos siento un ardor en la pierna.
Me ha pateado, duele, duele demasiado, alguien me toma del cabello y me arrastran hasta un pasillo que está al lado de los baños.
- Vamos a lavarte el cabello, ¿sí? -dice otra voz femenina.
Las cuatro chicas de ese grupo me agarran de los brazos y de la raíz del cabello, trato de soltarme entre gritos pero es imposible.
- Cállate, Dora -dice alguien más y me meten en un cubículo del baño-. Vamos a bañarte, ¿te parece? Ya apestas -meten mi cabeza en un inodoro.
- Basta, basta... -pido respirando con fuerza pero no tarde ni un minuto en tomar aire y volvieron a hacer lo mismo.
- ¿Qué pasa? ¿No te gusta bañarte? -escucho sus risas-. Vamos Dora, habla en otro idioma tal vez entendamos.
Tocan la puerta, me dejan libre, estoy demasiado aturdida así que no me tomo la molestia de ver si se han ido, respiro rápido limpiando mi cara con mis manos.
Escucho un grito de las chicas y el sonido de sus pies saliendo aprisa del baño.
- ¿Estás bien? -siento una manos calidas en mis mejillas.
Empiezo a toser mientras cubro mi boca y noto el temblor de mis manos.
Me levanta del suelo y luego de poco tiempo ya abro los ojos, estoy frente al espejo del baño, el chico nuevo es quien me está ayudando, abre el tubo y me lava la cara con agua limpia.
- ¿Qué pasa con esta gente? La mala hierba existe en todos lados, al parecer -dice mientras me limpia el rostro con su abrigo, se lo ha quitado.
- ¿Qué haces? No uses así tu abrigo, ya me secare con el aire -digo y lo veo.
Vaya que se ve furioso, pero hay algo suave en su mirada que me hace estar tranquila.
- Enfermaras -me dice y sigue secando mi rostro con cuidado, hago un gesto de molestia, su abrigo quedara húmedo por mi culpa-. Deja de hacer ese gesto, es solo un abrigo, ¿qué importa?
No sé que decir, me quedo en silencio hasta que él acaba y luego toma mi mano para irnos del baño.
Mi cara esta horrible y mi cabello parece un nido de aves, tengo los nervios de punta, me asusta ir a clase pero debo ir, si o si.
No quiero que me pongan escape en la nota.
- ¿Quieres que te lleve a tu casa? -me pregunta.
Sería difícil salir y tendría que dar la explicación de por que quiero irme.
- Debemos ir a clase -digo tartamudeando, mis nervios no se calman.
- No pareces estar en condiciones de -menciona y llegamos a una parte del jardín, mi mochila está ahí, él la ha puesto-. Siéntate, parece que te vas a desmayar.
Me siento al lado de mi mochila, y aún que lo deseo no lloro, me lo he negado desde la escuela porque eso solo causaba más burlas. Irónicamente ahora si no lloro todo es peor, pero odio darles esa satisfacción.
- ¿Por qué me estas ayudando? -susurro sin mucha confianza, me cuesta demasiado confiar en él, confiar en cualquiera-. No lo entiendo, solo me molestan, no soy importante ni útil, si en verdad intentas conseguir algo de mi... -baje la mirada-. En serio no lo hagas, puedes ser mejor que esos idiotas.
- Y te aseguro que lo soy -dice poniendo su abrigo en la parte donde pega el Sol-. No te pediré que confíes en mi, menos que seas mi amiga. Solo te he defendido por que esas personas están actuando como les place.
- Siempre han sido así -digo y él se sienta frente a mí.
- Eso no está bien...
- Nadie dijo que lo estuviera.
- ¿Por qué lo aceptas?
- Nunca me ha servido defenderme, los profesores me ignoran y ya vez lo que pasado por golpear a una de ellas.
- ¿Por qué tus padres no hacen nada? -pregunta y noto un poco de molestia en su voz.
- ¿Por qué tendrían que saberlo? No me agradaría molestarlos solo porque me pasan diciendo un par de cosas -me mira de pies a cabeza y se ríe sin gracia.
- No parece que sean solo palabras lo que te hscen, no deberías pensar así de tus padres. ¿Acaso piensas que algo mejorará si no dices nada? No puedes quedarte callada.