Cuando Kean me presentó a su mejor no sentí absolutamente nada por él a pesar de su belleza, pues yo solo tenía ojos para mi primer amor. Pero dos años después, de alguna manera, terminé enamorada de Dan. Aún sigo sin saber en qué momento mis sentimientos cambiaron.
Desde que acepté mis sentimientos hacia él, siempre me he mantenido fiel a ellos. Nunca he permitido que haya alguien más en mi corazón cuando se trata del amor romántico, a pesar de que Dan no se da cuenta de que me gusta mucho.
Debo confesar que hubo un instante donde pensé que mi amor se marchitaría, ya que Dan iría a la capital a estudiar a la universidad. Pensé que el no verlo y la distancia llevaría al olvido este amor. No obstante, mi amor por él sigue intacto.
—Al parecer llegué a tiempo —sonríe, derritiéndome por completo.
—Siempre tan puntual.
Dan se acerca a Kean, dándole un fuerte abrazo; quisiera ser abrazada por él. Solo puedo ver e imaginar que soy la persona a la que abraza.
—Feliz cumpleaños, Kean.
—Gracias, Dan.
Ambos se separan. Siento que mi corazón se detiene al obtener su atención.
—Hola, Miley.
—Hola, Dan.
¿Cómo es que Dan no se da cuenta de mis sentimientos? Es supernotorio que me gusta. Quisiera saber si tiene alguna enfermedad de la vista, soy capaz de pagar al mejor oftalmólogo para que él pueda ver lo mucho que lo amo.
—Has crecido mucho.
—Y tú has aumentado más tu masa muscular.
—Bonita...
—Pero obvio, nadie supera al musculoso de Kean.
Presumo sus brazos fortachones y en cuestión de segundos, soy agarrada de la cintura y alzada. Rápidamente, rodeo la cintura de Kean con mis piernas, y su cuello con mis brazos.
—Espero no lo olvides nunca, Mil —besa mi barbilla.
—¡Ey, grandullón! No la beses delante de nosotros.
—¡No seas aguafiestas, Jalil! Tú continúa Kean, tienes todo mi consentimiento como su hermano mayor.
Escucho un par de risas de complicidad y no puedo contener la mía. Hundo mi rostro en el cuello de Kean, soltando mi suave risita.
—No eres nada celoso, Jaris —manifiesta, Suri.
—Soy un hermano moderno.
—Un hermano despreocupado, será —alzo mi rostro, viendo a Sam con esa mirada sombría.
Kean me baja.
—Sam, siempre andas de aguafiestas.
—Solo digo la verdad, hermano.
—¡Ey, ey, ey! No van a pelear ahora. Hoy es un día de celebración. Vamos a celebrar el cumpleaños de mi hermano mayor.
—¡Así es! —Miro a Suri— ¡Fiesta, fiesta!
—Pero primero comamos el pastel de Mil.
—Espera cariño. El único que puede decirle Mil a Mil soy yo.
—No seas posesivo, Kean.
—No soy posesivo, Dan —me mira—. Desde el primer día en que la conocí la llamé así. Soy el único que puede llamarla de esa forma.
—¡Hey, Mil! —Me llama Sam.
—Sam...
—No eres el único, hermano —dice con una sonrisa y sale corriendo, siendo seguido por Kean.
Suelto una pequeña risa.
—Siempre sonríes cuando se trata de Kean —miro a Dan.
—Siempre ha sido así desde que tenía siete años.
—Uhm... —Baja la mirada.
Con un poco de duda llevo mi mano a su mejilla, logrando que él me mire.
—¿Estás bien?
—Sí —sonríe. Juro que me estoy esforzando por no perder el conocimiento—. ¿Kean no se enojará por lo que estás haciendo?
—Claro que no. —Mi corazón colapsa al sentir su mano sobre mi mano—. ¿Por qué se enojaría?
—Bonita...
Ladeo mi rostro, viendo a ambos hermanos. Kean sonríe mientras sostiene a Sam. Al instante siento como la mano de Dan se aleja y su mejilla también.
—Dime.
—Dale una lección a este niño malcriado.
Con una sonrisa voy hacia ellos, especialmente hacia Sam. Retiro los mechones rubios de su frente y doy un suave golpecito.
—Si no quieres recibir más lecciones de tu hermano mayor, debes portarte bien, bebé.
—¡No soy tu bebé!
—Claro que lo eres. Soy cuatro meses mayor que tú.
—Soy más alto que tú.
—Verdad, pero sigo siendo mayor que tú.
Siento la mano de Kean en mi cintura y en menos de un segundo, estoy a su lado.
—Suéltame, tonto
Noto como lo suelta. Sam va hacia el resto, quedando al lado de Dan. Lo que llama mi atención es ver como ambos tienen un rostro neutral.
—Quiero pastel —declara Jalil.
—Yo también, quiero —apoya Jaris.