Ayleen.
Me aferrare al cuello de mi esposo y sonreí.
—Me estas empalagoso Ayleen. -Kirk se quejo mientras caminaban al lado de Alán. —¿Es que, no pueden dejar todos sus demostraciones para cuando esten solos?
—Deja de estar de envidioso pequeño monstruo. Y centrate en buscar a un mujer que te ayude a descargar todas la frustración que tienes con sexo. Porque lo dejame decirte que lo necesitas mucho.
Mail sonrió y secundo mi idea.
—Si quieres te puedo llevar a un burdel donde estan las mejores putas. Te pagaré tres días en el burdel del amor, ¿aceptas bestia inmunda?
—Vete de paseo maldito estupido y dejame en paz.
Mail golpeó el brazo de Kirk, ganándose una mirada fulminante de parte de la bestia hermosa.
—Que primos nos gastamos porque uno es un ninfómano y el otro una amargado enojado con la vida.
—Y tú eres un maldito atrevido, Alexander.
—Tus primos son raros. -escuche la voz de Alán en mi oído solo para que yo escuchara. —Uno no tiene filtro alguno y al otro le falta poco para convertirse en el grinch.
—Te escuché Montero del diablo. -Kirk bramo estas palabras y un minuto después su teléfono empezó a sonar escandalosamente. —Madre, llevate a esa mujer de mi casa si no quieres que la saque con mis propias manos… no quiero un hijo, ¿en que de idioma tengo que decírtelo?
Hice una mueca al ver el rostro contraído del hombre.
—Escuche que nuestra tía le buscó una mujer para que Kirk se casé y tenga diablillos. -el tonto de Mail sonrió al ver a la bestia discutir acaloradamente con su madre. “Tonto y burlón tenía que ser.” —Si esa chica logra que ese bruto la deje pasar dos días en su casa le dare veinte mil dólares…… Aunque pensándolo bien esa apuesta sera un total fracaso porque él la echara a patadas esta misma noche.
—Apuesto cuarenta mil dólares a que esa mujer logra enamorar a la bestia.
Inquirí esas palabras y me gane la atención de Alex, Mail e incluso la de Alán.
—Tú romantizando todo.
Estas palabras dichas por Mail quedaron en segundo plano cuando Kirk soltó un fuerte grito.
—¡ESA MALDITA BELLA QUE SE VALLA AL MISMÍSIMO INFIERNO…!
Podre de esa chica porque no me gustaría estar en sus zapatos.
La bestia en un ataque de ira lanzó el teléfono al mar y grito con todas sus fuerzas.
—¡MALDICIÓN…!
—Salvece quién pueda porque la bestia inmunda a despertado.
—Callate antes de que tú seas su próxima víctima.
Mail se tensó cuando Kirk lo miro fijamente. Y yo no dude en soltar una pequeña carcajada.
—Buscame algo fuerte para tomar, Mail.
El pecador se dispuso a caminar con rapidez a la cabaña que habíamos alquilado y al verlo sonreí.
Mail puede ser una pieza dura de roer pero al parecer Kirk roe ese hueso con una facilidad que asusta.
—Tienes que descansar Ayleen.
—Me quiero quedar un rato más con mis locos.
Alán negó con la cabeza y yo hice un puchero.
—Mail… -la bestia rugió con todas sus fuerzas y el pecador se apresuró a salir corriendo del lugar con la botella de licor.
—Mail se ha convertido en cenicienta.
Le pecador le dio una mirada fulminante a Alexander.
—Callate maldito estupido. -susurró Mail en voz baja mientras le extendía la botella de alcohol a Kirk.
La bestia tomo la botella e inmediatamente le dió un largo trago.
—¿Te molestaría que sedujera a la mujer que tu madre te busco
—Por mi puedes hacer lo que quieras con ella.
—Mañana empezare a sonsacar a esa mujer.
La bestia le dio otro largo trago de alcohol y posteriormente le extendió la botella a Alexander.
—Bebe…
Alexander trato de negar pero la bestia lo fulmino con los ojos.
Alex tomó la botella entre sus manos y sin dudar le dió un largo sobró a la botella.
—En tres días me marcho a una misión especial.
—¿Por cuánto tiempo?
—Tiempo indefinido.
Las lagrimas se aglomeraron en mis ojos y amenazaron con salir.
—No quiero que me dejes sola.
—Nunca te dejare sola princesa. -confirmo Alex mientras sonreía.
Me removí en los brazos de Alán para me colocara sobre mis pies.
Y así el lo hizo.
Alexander le extendió la botella a Mail y poco después camino hacia mi.
—Prometeme que te cuidaras.
—Te lo prometo.
Me atreví abrazar con fuerza mi hermano y él me devolvió la muestra de afecto.
—Y tú prométeme que cuidaras tu embarazo.
—Te lo prometo.
Alexander dejo un beso en mi coronilla.
—Eso si Alexander… no quiero sustos mientras estes en acción. Tienes prohibido desaparecer dudosamente o morir.
Alexander volvió a dejar un beso en mi coronilla, para después sonreir.
—Te prometo que volveré para conocer a mi pequeña reinita.
—Más te vale Alexander.
Me sentia plena y feliz. Porque estaba entre los brazos de Alán.
Lo vi sonreír y esa sonrisa logró derretirme por completo.
Él es lo que necesitaba, Alán Montero es la pieza que me faltaba para completar mi felicidad.
—Te amo. -dije sin dudar.
Pero no obtuve respuesta de parte de él.
Lo que logre fue que me apartará de su lado al empujarme con fuerza.
Negué repetidamente y trate de acercarme a él, pero mientras más acortaba la distancia, Alán retrocedía.
De un momento a otro la plenitud que sentía se marchó, dando paso para que le tristeza se apoderará de mi.
—Quedate conmigo, no me dejes. -pedi entre sollozos.
Alán habló pero no pude entender lo que dijo porque empezó a llover a cántaros sobre nosotros.
Quedate, quedate conmigo.
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Editado: 20.08.2024