Rachel:
Una parte de despedirse de las personas que más quieres, es el dolor que causa.
Despedirme de mi madre era una de esas, siempre fuimos ella y yo contra el mundo, solo ella y yo. Me había acostumbrado tanto a eso que se me hacía extraño estar lejos.
Prácticamente hoy sería el último día que estaré a su lado. Desde que me aceptaron en la UCLA (Universidad Central de Los Angeles) eh tratado de adaptarme a no estar mucho con mi madre, pero eso no quiere decir que no duela este último adiós.
Lo bueno de todo esto es que podré viajar con mi mejor amiga Cris ya que ambas recibimos la aceptación de la Universidad.
Llegando al aeropuerto se me empieza a formar un tremendo nudo en el pecho, quizá sea por la despedida. Enserio que extrañaré a mamá, ella y yo siempre estuvimos juntas en todo desde que papá se fue de casa. Agradezco mucho que se haya ido, porque se notaba que no nos quería, porque si tan solo me ubiera querido siquiera un poquito se habría ido dejándome una explicación, pero nunca sucedió. No puedo negar que al principio me dolió como nunca. Siempre con la pregunta de que fue lo que hice mal o porqué no nos quizo como tanto lo profesaba. A veces lo extraño. Porque sí, era un gran padre que podía darlo todo por su familia.
Pensar en eso solo consigue hacerme daño y más aun cuando estoy a pocos minutos de despedirme del ser que dio todo por mí.
Ya casi llega la hora de abordar el avión, me siento nerviosa con mi nueva vida, pero sé que será un cambio para bien.
— Ya llegó la hora chicas — dice mi madre con lágrimas en los ojos — aunque no quisiera verlas irse, lo tienen que hacer, es un gran paso en sus vidas... Las extrañaré mucho — dicho esto le empiezan a salir más lágrimas... No puedo mentir, a mi también se me van las lágrimas, pero debo ser fuerte por ella. Por mí.
— Mamá...
— Calla... Ya deben abordar el avión — dicho esto, me abraza— Te extrañaré mucho mi niña, no olvides avisarme cuando llegas.
— Yo también te extrañaré mucho mamá... — el nudo que se había formado en mi pecho se hace más grande, al borde de que siento que respiro con dificultad... Mi madre lo es todo para mí, y la idea de que me iré en pocos minutos me aterra.
Cris ya se despidió de su familia y nos disponemos a abordar el avión, solo volteo una vez más para mirar a mamá y luego subo. Me entristece estar tan lejos de ella y más aún cuando sé que solo nos tenemos la una a la otra, pero también sé que debo seguir adelante para poder verla otra vez.
Al parecer Cris nota mi tristeza y habla:
— Tranquila... Ya verás que la pasaremos bien. — trata de tranquilizarme—Podremos ir de fiesta y divertirnos un poco, habrá chicos guapos... Ya lo verás — me alienta a sonreír cuando me muestra su hermosa sonrisa.
Nunca fui esas chicas que pasan de fiesta en fiesta, en cambio ella si lo es, es una rubia despampanante con unos ojos color café que hipnotiza, pero a la vez usa lentes de contacto, era la única chica rubia que conozcas que no tenía los ojos azules o verdes, le gustaban los grises y es por eso que siempre se ponía lentes de ese color, tiene una belleza deslumbrante, pero aparte del físico es una chica muy leal y divertida, siempre estuvo para mi en los peores momentos que pudieron existir, la conozco desde que estuvo en el vientre de su madre... ok, ok, soy muy dramática... Pero enserio que la conozco desde que tengo uso de razón. Ella siempre estuvo ahí para mí.
— Esta bien... — digo en un suspiro — aunque sabes muy bien que las fiestas no son lo mío, igual sé que nos vamos a divertir.
— Esa es mi chica — lo dice en tono de orgullo y burla a la vez — ya verás, conoceremos chicos guapos — me codea y levanta las cejas en un gesto que me resulta algo extraño.
— ok, ok, estas empezando a asustarme — digo y suelta una carcajada.
— Tu siempre el alma de la fiesta — habla sarcásticamente y ríe.
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Pasaron 3 horas de vuelo y ya me duele hasta el alma... Lo que me calma es que una de las auxiliares de vuelo dice que nos queda poco para aterrizar.
Estuve pensando en lo que dijo Cris... A diferencia de ella a mi no me gusta socializar mucho y no creo que me preocupe tanto en los chicos... Vaya que eso es una pasada, me concentraré en mis estudios más que en otras cosas.
Ya se, ya se... ¿Como una chica de 18 años, piensa como una abuela que no quiere divertirse? Pues simple, siempre fui una persona un poco introvertida, pero eso no significa que no me sepa divertir una que otra vez.
— Pasajeros del vuelo 283, con destino a Los Angeles, abrochense los cinturones que estamos a punto de iniciar el descenso — La voz de una de las auxiliares de vuelo me saca de mis pensamientos cuando dice que estamos llegando a nuestro destino.
Trato de despertar a Cris pero es un intento nulo, así que la empujo un poquito más y sin querer se cae al piso.
No puedo contender la risa y ella me mira con furia.
— Lo siento... Tenia que despertarte — digo al borde del colapso porque ya me estoy riendo un montón y las personas a mi alrededor empiezan a mirarnos raro.
Simplemente no les hago caso y sigo riendo como si no hubiera un mañana
— ¡¿Sabes que existen otras formas de despertar a una persona verdad?! - lo dice aún con furia, pero a la vez sé que aguanta las ganas de reír por su propia estupidez.
— Si lo sé... Pero era la única manera de despertarte — suspiro aun con la risa — Ya llegamos — no puedo evitar la emoción en mi voz.
— No jodas.... — ahora si abre bien los ojos —¡Llegamos!! — suelta con entusiasmo — Al fin, joder. Ya me duele el culo y el cuello — se burla ella misma y empieza a masajearse la zona de la nuca.
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Los Angeles nos recibe con un buen clima y una hermosa vista de la que será mi nueva ciudad a partir de ahora.