Melissa

Zumbido

Una familia común en un barrio cualquiera: madre, padre y una hija que apenas ha cumplido los 16 años. Melissa está en esa edad en la que muchos se sienten atraídos por experimentar emociones nuevas.

Es una etapa complicada, ya que no se mide claramente el peligro que hay afuera. Por supuesto, también hay cosas agradables, pero estas se entremezclan y confunden fácilmente con situaciones de riesgo. Si no se tiene la madurez mental necesaria para diferenciarlas, no se sabrá cómo enfrentarlas.

Casi todos los adolescentes son muy parecidos en esa etapa de su vida, pero no todos son iguales.

María es la mejor amiga de Melissa y compañera en la misma escuela. Hace un tiempo que ha comenzado a actuar de manera diferente, y es fácil notarlo porque siempre han sido muy felices y divertidas, sin vergüenza de demostrarlo. Ya sea que se tratara de un chico que les gustaba o de exponer juntas en clases frente a sus compañeros, siempre destacaban por su excéntrico sentido del humor e incontrolables ataques de contagiosas risas, que hasta los mismos maestros se veían afectados por ese buen humor.

Poco a poco, María dejó de ser esa chica brillante y feliz. Sus compañeros y profesores estaban algo preocupados, pero como cada persona es un mundo y tiene sus propios problemas, nadie hizo más que algunos comentarios como “¿Qué le sucede a María? ¡María ya no es la misma de siempre!...” etc.

Sin embargo, Melissa, su mejor amiga, estaba realmente preocupada. Intentaba hablar con ella en todo momento, pero María solo la miraba fríamente, como si fuera otra persona.

Melissa intentó reiteradas veces ir a su casa, pero los padres solo le daban respuestas secas y cortantes.

“Algo hay en esa casa”, sintió la última vez que fue. Con miedo y frustración, Melissa fue a buscar a la directora de la escuela y a su profesora de matemáticas, ya que ambas eran hermanas y estaban a cargo de la institución. Melissa les insistió desesperadamente que hicieran algo para saber qué le ocurría a su amiga. Ambas aceptaron y fueron a hablar con los padres de María.

Hacía ya tres días que la joven no asistía a la escuela y tampoco respondían los llamados de la dirección. Al cuarto día, la directora Isabel y su hermana Sandra, junto a Melissa, fueron a casa de María.

Llamaron a la puerta durante varios minutos, pero nadie salió a recibirlos, así que decidieron llamar a la policía. Melissa tenía un mal presentimiento, por lo que decidió entrar a la casa. Aunque las adultas que la acompañaban intentaron resistirse por el miedo, al ver abrirse la puerta, terminaron por ingresar también al domicilio.

El escenario con el que se encontraron era aterrador. Había sangre por todas partes. En la cocina yacían los cuerpos de la madre y la hermana mayor de María, con signos de haber sido asesinadas con incontables puñaladas.

De repente, se escuchó un zumbido parecido al del viento, como si viniera de la segunda planta. Isabel y Melissa subieron rápidamente, mientras Sandra intentaba llamar a emergencias con la voz temblorosa y asustada.

La sangre marcaba un camino por las escaleras hasta el segundo piso; había manchas en las paredes también.

—¡María! ¡María! —gritaban la joven y la directora en la oscura casa.

La puerta de uno de los dormitorios estaba entreabierta.

Melissa no era de esas personas que se abrumaban fácilmente, así que se armó de valor y abrió la puerta de ese cuarto, perteneciente al hermano del medio. Ahí encontraron los cuerpos del joven junto al de su padre, ambos degollados y tirados en el suelo. Solo quedaba investigar el cuarto de los padres, donde finalmente se encontraron con María en la cama grande, impregnada de sangre y con cortes profundos en ambos antebrazos.

Melissa no podía entender lo que había sucedido con su mejor amiga. El llanto desgarrador se escuchaba en todo el vecindario.

La policía había llegado al lugar y acordonó el área porque una multitud de vecinos llenaba las calles.

La directora y su hermana estaban en shock; Melissa estaba en silencio y por su mente solo pasaban los recuerdos hermosos de cuando su amiga era feliz.

La gente decía que la familia de María era excelente y muy amable. Tenían buenos recuerdos de todos ellos; era increíble lo que había sucedido.

La investigación determinó que la joven María enloqueció de repente, asesinando a su familia y luego quitándose la vida.

La escuela estuvo de luto por tres días después de los acontecimientos; sin embargo, esto no terminó aquí.

A las pocas semanas, llegó la horrible noticia de que la directora Isabel sufrió un ataque de locura, acabó con la vida de su hermana Sandra y luego se suicidó.

Melissa no pudo reponerse después de estos sucesos.

Ella creía escuchar un zumbido en sus oídos y su mente se llenaba de imágenes aterradoras de la muerte de su mejor amiga y su familia.

Aseguraba que alguien más estaba en esa casa aquel día.

Esto la llevó a ser tratada en un centro especial de rehabilitación psiquiátrica.

A pesar de los fuertes medicamentos que recibía a diario, por la mente de Melissa solo pasaba una cosa…

¿Quién más estaba en esa casa?



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En el texto hay: demonios, miedo terror y suspenso

Editado: 17.12.2020

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