Melodia de Amor

05|Una nueva Mia Wagner

“La tristeza es el precio que pagamos por el amor” -Carlos Ruiz Zafón

Mía Wagner

—¿Qué es lo que más te gusta de la vida, David?

—Que tenga personas tan maravillosas como tú lo eres, mía

—¿Soy linda?

—Eres hermosa

Pero la duda sobre su ex la atormentaba desde hace semanas

—¿Aún la extrañas?

—Luisa es especial para mí, es mi amor

Mía sonrió a pesar del dolor de saber que no sería correspondida, quizá era su culpa por imaginar que alguien como David podría brindarle algo más que su amistad.

—Venga, ¿Te has puesto triste?

Mía lo observo con tristeza y aunque intento fingir otra facción no lo logro

—Prometámonos una cosa mía

—¿Cuál?

—No más mentiras, no secretos ¿Bien? Lo que sintamos lo diremos, viviremos sin ocultar nada porque las mentiras hacen daño

—¿Sin secretos?

—Sin secretos —Afirmo él y ella bajo la cabeza viendo sus piernas sumergidas en el agua, de la nada sintió que el pie de David chocaba con el de ella—. Empezaré yo

Mía lo observo tomar una bocanada de aire, David miro hacia el cielo y después sonrió, David tenía un hermoso hoyuelo en el lado izquierdo, también un lunar en el cuello, sus risos cafés nada definidos brotaban como una manta de enredos, pero aun así de descuidado se veía muy atractivo.

—La mujer de los retratos en tu casa

—¿Mi abuela Elizabeth?

—Si, ella fue la musa en el arte de mi abuelo

Mía abrió la boca sorprendida, frunció las cejas con curiosidad y David se dio cuenta de que era tarde para cerrar la bocotá.

—¿Nuestros abuelos tuvieron historia? El destino nos ha unido David.

Sus ojos azules la vieron

—Mi abuelo solía contarnos a mí y a Alex mi hermano, sobre una mujer de cabello castaño, ojos verdes y mirada tierna, se enamoró de una de las amigas de su mejor amiga en el colegio, nunca habían cruzado palabra hasta que Elizabeth, rompió su amistad con la que creía su mejor amiga por culpa de una mujer, llamada Tara.

Mía lo observaba con delicadeza, como si le estuviese contando una gran historia, un cuento de hadas irreal.

Aún no podía creer que sus vidas estén conectadas.

—Ninguno de los dos admitió sus sentimientos, hubo peleas y alejamiento, mi abuelo terminó casándose con Tara la enemiga de Elizabeth y Elizabeth se casó con un empresario de nueva York, mi abuelo aun amándola no dijo nada, simplemente la plasmó en su arte durante años, hasta que un día la volvió a ver y ella ya con una vida echa le pregunto ¿Algún día dejaras de recordarme en tu lienzo?

—¿Y qué paso después?

—Mi abuelo dejo de presentar sus retratos en la galería, le mando unos cuadros a ella y los demás los encerró en una habitación bajo llave, y utilizo su magia y su vida a crear arte que nadie le pudiese entender, un arte en el cual un alma verdadera pudiera conectar, siguió inspirándose de ella pero de un modo donde no quedara evidencia de su amor por ella.

Ambos callaron en silencio, mía bajo la mirada nuevamente preguntando sin verlo:

—¿Llegó a olvidarla?

—Jamás la olvidó, ni en su lecho de muerte

—¿Amo a Tara?

—Si, pero si amor hacia mi abuela era diferente al que le tenía a tu abuela, jamás había entendido quien era la mujer del retrato, siempre creí que era solo una mentira creada por mi abuelo, pero cuando me dijiste quien era pude entenderlo mejor y también el distinto amor que compartía por ambas mujeres que formaron parte de él.

—Lo siento —Mia susurro por haberse enamorado de él, por qué la historia se tuviera que repetir pero esta vez ella no sea correspondida.

—Pero no lo culpo por enamorarse de ella, gracias a su amor imposible pude fijar mis ojos en ti, vamos —Dijo sumergiéndose en el agua, mía se quitó la playera y quedó en traje de dos piezas, se dejó caer al agua y comenzó a buscar a David quien se había sumergido hace unos instantes.

Del fondo emergió David, cargándola en sus brazos, mía lo abrazo y sin darse cuenta por completo enrollo sus piernas alrededor de su cadera, David centro los brazos alrededor de la cintura y se quedaron flotando sobre el agua.

—Me gusta estar contigo

—A mi igual

—Creo que me estoy enamorando de ti, David —Mia declaró su amor y lo brazo ocultando su rostro apenado en el hueco del cuello de David, él se quedó en silencio con el corazón acelerado.

¿Por qué si estaba claro del amor hacia Luisa sentía esto por mía?

—Respira —Ordeno tomándola por sorpresa pero ella obedeció sin chistar, mía respiro y se hundió junto a David bajo el agua, nado al fondo para alcanzarlo y el subió apegando su cuerpo al de ella, sus ojos se conectaron y él se acercó lo suficiente como para que mía plasmara sus labios sobre los de el voluntariamente.




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