Melodía de Verano

Capítulo 14

Me encuentro camino a Saint Julians en el automóvil de Angele. Matteo viene de copiloto yo estoy en el asiento de atrás. 

—Penny ha estado a punto de que le dé un ataque. Apenas es tu segunda clase y ya eres la heroína de muchos. —dice Angele con notable entusiasmo. 

—Me pregunto si Aiden no te estará usando para darle celos. —añade el italiano. 

—Oh, vamos. No seas pesimista, Teo. Que Aiden no te agrade, no quiere decir que sea tan desagradable como para hacer eso. Además, Elisa es buena bailando. 

—Yo no he dicho que no lo sea. —dice al momento que se gira a mirarme y sonríe. 

—Hemos llegado. —anuncia Angele mientras aparca.

 

El restaurante es bastante rústico. Da el aspecto como de taberna antigua, con algunas cuantas mesas por aquí y por allá. Tiene un encanto especial. 

—Hablo en serio cuando te digo, que las hamburguesas de aquí son las mejores que probarás en toda tu vida.

—De acuerdo, ya veremos. 

Tomamos asiento en una de las mesas el fondo y como era de esperarse, el interrogatorio inicia de inmediato. 

—No me has contado tu historia con Aiden. ¿Cómo es que sabe tu nombre? 

—No hay ninguna historia. Nos topamos un día en la biblioteca. Yo estaba leyendo un poco y él estaba haciendo demasiado ruido. Le he dicho que parara y eso es todo. 

—A mí me parece que le interesas. 

—¿Qué? No, para nada. Es sólo que parece disfrutar fastidiarme. 

—Eso es nuevo. No suele ser demasiado abierto. 

—Yo opino que no te acerques mucho a él. Mira nada más a Penny. —añade Matteo. 

—Oh, ¡por favor! Penny está chiflada como una cabra. 

—Precisamente. ¿Y si inicia una guerra contra Elisa? 

—No estamos en el jardín de niños, Teo. 

—En realidad hemos hablado antes de la clase. —agrego no muy segura.

—¿Qué te ha dicho? 

—Que me alejase de Aiden. 

—Eso es a lo que me refiero. Tu relación con él debe ser sólo profesional. 

—Cierra la boca. Deja que nos cuente. ¿Qué más ha pasado?

—En realidad la he puesto en su lugar. Le he aclarado que ni siquiera lo conozco, y que sus locas fantasías infantiles no me interesan en lo más mínimo, por lo que yo decido con quién hablo y con quién no.  

—¿Sabes qué? Me agradas. Elige lo que quieras, nena. Yo invito. 

 

Después de un rato de charlar con mis nuevos amigos, he aprendido un par de cosas sobre cada uno. 

Angele es originaria de aquí. Su pasión es el baile, por lo que por ello da clases con Matteo, sin embargo, es estudiante de último año en turismo. Su sueño es trabajar en la Secretaría de Cultura y hacer difusión del país alrededor de toda Europa, e incluso el resto de los continentes. Su padre trabaja en la organización de la biblioteca y sus eventos, y su madre trabaja en la parte de comunicación de los museos y eventos culturales. Solía ser amiga de Penny en el instituto, pero esa amistad se ha roto hace ya mucho tiempo. 

Matteo es proveniente de Sicilia, Italia. Hace aproximadamente 3 años se mudó aquí a la Valeta para ser artista. Por lo que vagamente me ha contado, su padre no estaba muy de acuerdo, y por ello se ha alejado de él. Ha dejado la escuela de finanzas en Italia, y ahora se dedica a promocionar su arte en pequeñas galerías y exposiciones. 

 

—¿Y tú? ¿Cuál es tu historia? —pregunta Angele mientras muerde una patata desbordante de queso. 

—Yo, pues soy de Madrid, y estoy aquí de vacaciones. 

—¿Cómo es que terminaste en la clase de baile? No me malentiendas, pero eres la primera turista que se ha inscrito. 

—Yo estoy en la escuela de artes, y he de elegir una para el final del verano. Realmente no estoy muy segura de cuál, por lo que he decidido meterme a esa clase para ver otros estilos de enseñanza, mientras pinto y hago otras cosas para poder descifrarlo. 

—Espera, o sea, ¿haces más cosas aparte de bailar y pintar? —pregunta Matteo. 

 La verdad es que no quiero tener que explicar toda la situación, así que decido resumirlo brevemente. 

—Mis padres me inscribieron a algunas clases desde niña, y en la universidad he reforzado algunas habilidades. 

—¿Tocas algún instrumento? 

—Sí. 

—¿Escribes? 

—Sólo un poco. 

—¿Cantas? 

—A veces. 

—Y además bailas y pintas. Todo un estuche de monerías, ¿huh?

—Podría decirse…

—Pues esas clases en definitiva te han servido. Al menos en cuanto al baile y la pintura, puedo afirmar que eres muy talentosa. —dice Angele.

—Yo, eh, gracias. —respondo no muy segura. 



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En el texto hay: musica, romance, amor de verano

Editado: 22.03.2020

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