Narra Isabella
Al día siguiente, me desperté a las 6 de la mañana con una sonrisa en mi rostro, recordando el hermoso encuentro que había tenido con Lucas, mi profesor y ahora novio. La emoción y la felicidad llenaban mi corazón mientras me preparaba para enfrentar un nuevo día en la Universidad Musical de Nueva York.
Estaba especialmente emocionada porque hoy era mi quinto día en la universidad y debo decir que había superado todas mis expectativas. Cada asignatura que había elegido me permitía crecer y desarrollarme como artista de una manera única.
El lunes, mi día estuvo lleno de clases emocionantes. Comencé con Interpretación Musical, donde tuve que decidir si quería enfocarme en un instrumento o en el canto. Luego, tuve Teoría Musical, Historia de la Música, Etnomusicología, Tecnología Musical y Composición Musical. Cada una de estas asignaturas me desafió y me permitió explorar diferentes aspectos del mundo musical.
El martes, mi día estuvo lleno de actividades igualmente emocionantes. Tuve clases de Educación Musical, Dirección de Coro u Orquesta, Producción Musical, Arreglo Musical y nuevamente Composición Musical. Cada una de estas clases me permitió ampliar mis conocimientos y habilidades en diferentes áreas de la música.
El miércoles, mi día estuvo lleno de clases que despertaron mi curiosidad y creatividad. Tuve clases de Análisis Musical, Improvisación, Música en el Cine, Psicología de la Música, Gestión de la Industria de la Música, Musicoterapia y nuevamente Composición Musical. Estas clases me permitieron explorar nuevas perspectivas y comprender la influencia de la música en diferentes aspectos de la vida.
El jueves, mi día estuvo lleno de clases que me permitieron mostrar mi talento y habilidades en el escenario. Tuve una clase de Performance de Música Contemporánea, donde pude mostrar mi interpretación en un entorno moderno y desafiante. Luego, tuve clases de Música y Tecnología, Composición de Bandas Sonoras, Musicología, Derecho de la Música y nuevamente Composición Musical. Estas clases me permitieron comprender mejor la industria musical y cómo puedo proteger mis derechos como artista.
Después de repasar mi horario y emocionarme por todas las oportunidades que se presentaban, ingresé al baño para darme una ducha refrescante. Disfruté del agua caliente mientras dejaba que mis pensamientos fluyeran, imaginando cómo sería el día y las experiencias que me esperaban.
Una vez que terminé mi ducha, me envolví en una toalla y salí del baño para prepararme. Me dirigí a mi armario y elegí cuidadosamente mi atuendo. Opté por un vestido celeste que resaltaba mi personalidad y unos zapatos de tacón bajo que combinaban perfectamente. Me arreglé el cabello y me apliqué un poco de maquillaje para resaltar mis rasgos. Me miré al espejo y me sentí lista para enfrentar el día con confianza y determinación.
Mientras me miraba en el espejo, reflexioné sobre mi viaje musical y cómo cada día en la universidad me brindaba nuevas oportunidades para crecer como artista. Estaba emocionada por lo que el día tenía reservado y estaba lista para aprovechar al máximo cada clase, cada ensayo y cada momento de inspiración.
Con una sonrisa en mi rostro, salí de mi habitación y me dirigí hacia la universidad, lista para sumergirme en el mundo de la música y seguir persiguiendo mis sueños con pasión y dedicación.
Con una sonrisa en mi rostro, salí de mi habitación y bajé a desayunar con mis padres. El aroma del café recién hecho llenaba la cocina, creando un ambiente acogedor y familiar. Mientras disfrutaba de un delicioso desayuno con mi familia, compartimos nuestras expectativas para el día y las emociones que nos embargaban. Hablar con ellos me llenó de motivación y confianza para enfrentar el día que se avecinaba.
Después de despedirme cariñosamente de mis padres, me dirigí hacia la universidad. El sol brillaba en el cielo, iluminando mi camino y llenándome de energía. Cada paso que daba me acercaba más a mi destino, a ese lugar donde la música fluía y los sueños se convertían en realidad. Sentía una mezcla de emoción y nerviosismo, pero también una determinación inquebrantable.
Al llegar a la universidad, me sumergí en el bullicio de estudiantes que compartían la misma pasión por la música. El campus estaba lleno de vida y emoción, con estudiantes practicando en sus instrumentos, ensayando en coros y orquestas, y compartiendo ideas creativas en los pasillos. Era inspirador ver a tantos jóvenes talentosos reunidos en un mismo lugar, todos persiguiendo sus sueños musicales.
Me dirigí hacia mi primera clase del día, un maratón musical que prometía desafiar mis habilidades y ampliar mi conocimiento. Cada paso que daba resonaba con determinación y dedicación. Sabía que este era el lugar donde podía crecer como artista y donde mis sueños podían convertirse en realidad. Me senté en mi lugar, rodeada de compañeros de clase que compartían mi pasión y entusiasmo, listos para sumergirnos juntos en el mundo de la música.
El profesor Rodrigo Puente ingresó al aula y comenzó a hablar sobre el tema del día. Sus palabras resonaron en mi mente, inspirándome y recordándome por qué había elegido este camino. Tomé notas diligentemente, absorbiendo cada palabra y cada consejo que se compartía en el aula. Sentía una conexión especial con el profesor y su pasión por la música era contagiosa.
A medida que el día avanzaba, me sumergí en un mundo de música, teoría, interpretación y creación. Cada clase me desafiaba de diferentes maneras, pero también me brindaba la oportunidad de explorar nuevas ideas y expandir mis horizontes musicales. Aprendí técnicas de interpretación, profundicé en la teoría musical y experimenté con la composición. Cada momento en el aula era una oportunidad para crecer y desarrollarme como artista.