Capítulo 1

   La brisa de invierno me abriga en la noche, mientras toco el piano. Es mi instrumento favorito y el único objeto que me hace recordar los mejores momentos junto a él, mi padre. Era un filósofo y científico, nos amaba mucho a mi madre y a mí. Murió en una explosión en lugar donde trabajaba, aunque nunca hallaron su cuerpo ni sus pertenencias, es como si nunca hubiera existido, como si nunca hubiera estado en aquel lugar. Si supiera cuanto lo extraño...

  Él me enseñó que a través de la música puedo expresar mis sentimientos, ya sea felicidad, dolor, amor, tristeza o enojo. Me enseñó lo que eran las notas musicales, las melodías, a tocar diferentes canciones y la guitarra, aunque ahí no se me dio tan bien. Así que elegí el piano, por cierto, soy la mejor de la clase de música y pertenezco a la banda de la universidad.

Hablando de la universidad, mañana comienzo otra vez. Ojalá el receso de navidad no hubiera pasado tan rápido y así poder disfrutar más de mi familia y amistades. 
Me voy a mi cuarto y me acuesto a domir, antes de que sea demasiado tarde y amanezca como una zombie mañana.

*****

Suena la alarma para levantarme y maldigo por dentro. La apago para que deje de sonar esa insoportable alarma, aunque pensándolo bien debería descansar un poquito más, cinco minutos no me vendría mal ¿verdad?

—¡Ángela!, se te va hacer tarde.—grita mi madre.

¿Pero qué le pasa?, ¿por qué tarde?, si solamente han pasado cinco minutos. Me volteo hacia la mesita de noche, para ver el reloj.
Abro los ojos grande, definitivamente no han pasado cinco minutos, si no veinte minutos ¡Demonios! son las 6:20 a.m, solamente me quedan cuarenta minutos para llegar a la universidad antes de que empiece.

Me levanto de la cama y corro hacia el baño. Cuando termino me pongo una ropa casual y me maquillo un poco. Busco mi mochila para bajar a desayunar pero antes tomo mi collar, mi amuleto de la buena suerte, es el símbolo de la clave de sol, además tiene un valor sentimental.

Bajo para desayunar donde encuentro a mi madre sirviendo pancakes con chispas de chocolate y fresas.

—Buenos días, mamá.—la saludo con un beso en la mejilla y me siento para poder desayunar.

 —Buenos dias, cariño.—pausa—Apagaste la alarma y seguiste durmiendo, ¿verdad?—pregunta.

—Si,ya me conoces.—respondo después de tomar mi jugo de china.

—Sabes...debería de comprarte como 5 relojes más, así pones uno cada minuto.—dice riendo.

—No, gracias, con uno basta.—digo riendo junto a ella.

*****

—¡Mamá, ya me voy a la universidad—grito cuando termino de comer para que me pueda escuchar.

—¡Esta bien, cariño, cuídate, adiós. —grita desde el piso de arriba.

—Adiós—digo cerrando la puerta.

Empiezo a correr para poder llegar a la parada del autobús. Cuando llego ya los pasajeros estaban entrando al autobús, me uno a ellos para entrar e ir directo a la universidad.

El autobús se para al frente de la universidad. Bajo a pasos apresurados, hasta llegar a la entrada principal de la universidad. Donde está mi mejor amiga, esperándome como siempre.

—¡Ángela!, te extrañé mucho amiga.    —dice abrazándome.

 —¡Katherine!, yo también te extrañé, ¿cómo estuvieron esas vacaciones navideñas en París?—le pregunto caminando hacia el salón de clases.

—Me la pasé de maravilla, visité la torre Eifell y otros lugares muy bonitos. ¿Sabes que otras cosas vi?—oh no, aquí viene otra vez, tapense los oídos— ¡Chicos franceses!—dice emocionada.

—Tú y tus chicos franceses—digo riendo.

Llegamos al salón de clases, pero antes de entrar alguien me tapa los ojos con sus manos.

—Veo, Veo.—dice cerca de mi oído.

—¿Qué ves?—digo, mientras escucho la pequeña risa de Katherine.

—Veo a la chicha más pequeña y distraída del mundo.—dice quitando sus manos de mis ojos.

—Ja,Ja,Ja, que gracioso.—digo volteandome para ver a mi mejor amigo.

—Hola, pequeña.—dice con una sonrisa en su rostro.

—Hola, Asher.—digo devolviendole la sonrisa.

—¿Porque no son novios y ya?, son unos tortolitos.—dice Katherine y la miro con cara de pocos amigos.

—El es solo un amigo Kath—le respondo.

—Eso mismo decía Adrien sobre Marinette y mira como....—deja la frase en el aire por el ruido del timbre. Como las personas dicen "Salvada  por el timbre".

—Bueno chicas...nos vemos en la hora de almuerzo, adiós.—dice Asher marchándose.

—Adiós—respondemos al mismo tiempo Katherine y yo entrando a nuestro salón.

El día transcurre normal, los profesores dando mucho material y tareas. Apenas es el primer día del receso navideño y ya la profesora de química anunció examen. Lo que sí me tenía desconcentrada era que en todo el tiempo sentía una mirada sobre mí. La busqué por todo el salón y cuando cambiaba de salón a salón pero no la encontré. Me sentí vigilada.

******

Se acabaron las clases y llega la hora de almorzar. Voy a la cafetería para encontrarme a Katherine y Asher. Recojo mi almuerzo, mientras busco con la mirada a mis amigos. ¿Dónde se sentaron estos dos? Me pregunto a mi misma, cuando de repente escucho que me llaman.

—¡Ángela!—dice Asher sacudiendo su mano, junto a Katherine para que pueda localizarlos.

Camino hacia ellos, me siento al lado de Asher y con Katherine al frente. Observo sus platos de comida, por lo que veo ya empezaron a comer.

—¡Hey!, ya empezaron a comer sin mí.—digo mirando a ambos.

—A mí no me mires fue ella la que empezó—dice rápidamente Asher señalando a Katherine—Yo te quería esperar, pero ella siguió diciendo que la comida estaba buena, entonces la tentación me mató.—termina y yo rio.

—Es verdad, esta comida está riquísima y es espagueti, ¿a quién no le gusta el espagueti? Además ella me estaba llamando, yo solo le hice caso.—dice haciéndonos reír a Asher y a mí.

Ellos dos son mis únicos amigos  desde que me mudé  a San Francisco. Han sido un gran apoyo para mí y siempre saben como hacerme reír. Son totalmente diferentes, algunas veces no nos soportamos, pero siempre nos arreglamos. Nos querremos, nos cuidamos y nos protegemos uno a otro, como si fuéramos una familia.