(Diciembre de 1923)
Dices, mujer, que paso indiferente,
Por el umbral de tu ventana añosa,
Que siempre que te miro es displicente,
Y que no te traigo como enantes, rosas.
Dices que he cambiado, que no abrigo
Una sola compasión para tu pena,
Que estás rota muy rota la Cadena,
Que me ligaba a padecer contigo.
¿Sabes por qué? Pues, porque un día,
vi. un ramillete de flores en tu pecho,
Más al querer tocarlo, ¡pobre alma mía!
Las flores me trajeron solo fue despecho
Pues solo encontré dolor, traición, falsía.