(Plato, 1926)
Aura, mi hermosa Aura vamos al mar
Que bella está la tarde para soñar.
Mira que el viento blando juega con tus cabellos
Parece que con ternura se meciese en ellos.
Recorre, los pies descalzos sobre la arena rubia,
Que el sol poniente dora como un desierto de nubia,
Y piensa en las eternas almas afligidas
Que recorren el mundo como nosotros unidas.
Que nuestras propias vidas son átomos de arena,
Que un viento de misterio da aliento y da penas.
Aura, mi hermosa Aura, vamos al mar,
Que bella está la tarde para soñar.