Memorias de Xanardul I: La escogidas

29.- No estaba sola

Pasó por ahí de pura casualidad. Bueno, no tanto así. Fue su curiosidad también. Aurea le había contado sobre Cosita, la muñeca animada a la que le dio vida, por la que casi la expulsan, y que acabó por milagro de alguna entidad en la librería de Etrica. Abish le mencionó que la vio una vez y quedó muy intrigada, y cuando la bruja le contó la historia completa se sorprendió aún más. Una muñeca con vida era una cosa digna de verse, y como era una tarde tranquila, decidió pasar a visitar a Sarenne.

No le tocaba patrullaje, y Aurea andaba rindiendo pruebas en la escuela. Ni siquiera podía hablar con Zack, pues él estaba ocupado probando un veneno para vampiros reforzado que usarían en las armas. Fue al centro, ahí encontró a Nigel y Matt. Conversaron un momento sobre el nuevo veneno y sus posibles alcances, pues solo suponían que iba a ser más letal para vampiros de clase C y probablemente los B, pero en realidad no podían probarlo. No tenían a ninguno de ese tipo capturado.

—Bueno, ya me encargaré de eso —comentó tranquilamente Nigel mientras caminaban por las calles del centro—. Ni siquiera tendremos que capturar a un B, bastará con ver los efectos en un clase C y nos ayudará a calcular el alcanzce para los otros. O al menos eso dijo el doc.

—Sí, de hecho estaría bueno que capturemos a un C, siempre es mejor probar directo con una buena muestra —agregó Matt, y ella asintió—. Ojalá pudiéramos encontrar al B que atacó a tu bruja favorita, es el único del que hemos tenido noticias últimamente. Los demás están desaparecidos, si es que aún quedan en la ciudad. No descartamos que ese B estuvo solo de paso.

—Puede ser —murmuró Abish—. Pero quizá puedan capturar a un clase A, ¿hablaste con la bruja América?

—Si —contestó Nigel—. Ella afirma que es un A, que controla grupos de poder en Castasur. Habló de su influencia, de sus años, de lo que le ha visto hacer.

—¿Y bien? —insistió ella. Por alguna razón Nigel no parecía muy convencido.

—No lo sé, Abish. Ella se nota muy segura. Es un vampiro antiguo, eso queda claro. Pero...

—¿Pero...?

—No quiero creerle —contestó tranquilo—. La bruja está desesperada, ¿sabes? Ha buscado ayuda entre las brujas Bruanne y le han prometido hacerlo, pero está convencida que no bastará. Si es verdad todo lo que dice, si es cierto que un vampiro tiene el poder para manejar las altas esferas de Castasur entre las sombras, ¿qué le queda a Etrica?

—¿En serio crees que eso es posible? —preguntó incrédula. Al mirar de lado notó que Matt también parecía dudar.

—No lo sé, Abish. América me ha dado buena información, pero no entró en detalles. Quizá se abriría más con otra mujer como tú, podrías intentarlo. Y yo de verdad no quiero pensar que alguno de esos ricachones que finge darnos dinero es un vampiro capaz de manejar Etrica desde las sombras. Que quizá Rick le estreche la mano a uno de ellos.— Abish tragó saliva. Nigel tenía razón y ella misma tenía que hablar con América, o quizá debería pedirle a Aurea que lo haga. Aquello que le comentaba sobre el poder e influencia que podía tener un clase A, si es que América estaba en lo cierto, era inquietante.

—Sí, buscaré a esa chica —le dijo a Nigel y este asintió conforme—. Igual, sea quien sea, sé que lo capturarás.

—Por supuesto —agregó Matt animado—. Ese vampiro asqueroso caerá, será la cacería de la década.

—Ojalá me tuviera tanta fe como ustedes, muchachos —contestó él. Nigel no era de los que aceptan elogios, se mantenía serio y decía que solo hacía su trabajo, que no merecía ningún premio por eso.

—Vamos a movernos con cuidado, ¿sí? Averiguaremos más cosas gracias a América y capturaremos a ese tipo. No importa si es un clase A o no, es peligroso y no puede seguir libre —dijo ella. Nigel y Matt asintieron. Fue así, caminando por casualidad, que llegaron frente a la librería de Etrica. Bueno, tan casual no fue. Abish estuvo guiado la caminada, ella los llevó hasta ahí. No se sacaba la idea de volver a ver a Cosita, quizá podría hablarle de Aurea.

—¿Tienes algo que hacer? —le preguntó Matt—. Nosotros íbamos por unas cervezas, ¿te apetece?

—En realidad estaba camino a la librería —contestó ella señalando el lugar—. Voy a visitar a Sarenne, quizá la convenza de salir a dar una vuelta. ¿Quieren venir? Ella siempre les manda saludos.

—Bueno...—murmuró Matt—. Pasaré a saludar, quizá compre una revista o algo.

—¿Y tú, Nigel? ¿Vienes? —le preguntó ella. Este solo se encogió de hombros.

—Será solo un momento —aclaró él. Nigel podía ser algo pesado y cortante la mayoría del tiempo, pero no era un cerdo maleducado. Sarenne siempre fue amiga de su padre, y conocía a Nigel desde muy joven. Sería muy descortés de su parte pasar por el negocio de la chica y no saludarla al menos.

Entraron con toda tranquilidad. Se dio cuenta que no iba a poder sacar a Sarenne de ahí, el sitio estaba lleno de público, jóvenes especialmente. Vio a Marcio muy ajetreado, hasta Sasha en su versión hombre intelectual andaba ayudando por ahí. Sarenne estaba en caja atendiendo a algunas personas, ellos esperaron a un lado mientras la mujer terminaba su trabajo. Cuando notó su presencia los miró con sorpresa y de inmediato sonrió.

—No me la puedo creer, este tiene que ser un milagro de Luz eterna, bendita sea su obra por todos los tiempos —exageró. Abish no pudo evitar reírse. Solo Matt la acompañó en las risas. Nigel, como siempre, se mantuvo serio.




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