Un amplio y vistoso salón iluminado con un centenar de velas se presenta resplandeciente ante mis ojos, el lugar estaba repleto de damas ataviadas con amplios y elegantes vestidos, y caballeros pulcramente trajeados que conversaban con animo entre ellos.
Las parejas bailaban en la pista, con donairosos y alegres movimientos, varias jovencitas adornadas con lazos y encajes cuchicheaban entre si mirando a los jóvenes que yacían en el otro lado del salón, anhelando con la mirada una invitación para bailar.
Mi padre jalo de mí devolviéndome a la realidad. Primero nos presentamos con el señor y la señora Heartlen, quienes con vasta amabilidad agradecen nuestra asistencia, invitándonos a disfrutar de la noche.
— Ahora saludaremos a la festejada - explico mi padre en voz baja dirigiéndome entre la multitud - luego te dejare en su compañía para que comiencen a conversar y te presente con sus amistades, así que compórtate.
Asentí silenciosamente mientras me disponía a seguir sus pasos, los cuales nos llevaron sin demora hasta la joven del cumpleaños, Sally Heartlen.
— Muchas felicidades señorita Heartlen – dijo mi padre a modo de saludo con una amabilidad impropia en él.
— Se lo agradezco mucho señor Winthrock, recibí el presente que me envió, ¡francamente encantador! – contesto sonriendo – me alegra que haya aceptado nuestra invitación y que acudiera con su hija - agrego dirigiéndose a mí - es un placer conocerte finalmente.
Sally Heartlen era una joven delgada y de aspecto jovial, tenía el cabello de un rubio intenso, ojos celestes y mejillas bastante sonrosadas. Vestía un llamativo y pomposo vestido rosa que la hacía ver como una muñeca de porcelana.
— Mi nombre es Annabel, el placer es mío, señorita Heartlen - conteste tan amablemente como me fue posible – le deseo mucha felicidad en este día.
— Muchas gracias, pero solo dime Sally - dijo ella animadamente - ¿puedo también llamarte por tu nombre?
— Claro que sí.
— Bueno Annabel me da mucho gusto conocerte.
— Espero que se lleven muy bien - dijo mi padre sonriendo – sabe usted señorita Heartlen esta es la primera fiesta a la que Annabel acude y bueno como se dará cuenta yo no puedo guiarla en este importante paso, así que me preguntaba si una joven tan distinguida como usted podría orientarla un poco.
— ¡Por supuesto! - dijo Sally efusivamente - ¡Estaría encantada en ayudarla!
— Le agradezco mucho su colaboración, realmente usted es una joven encantadora.
— ¡No diga eso señor Winthrock! para mí es un placer.
— Bueno debo ir a saludar a algunos conocidos así que Annabel te dejo en compañía de la señorita Heartlen, con su permiso.
Su amabilidad hacia mi francamente me causaba escalofríos.
Lo vimos alejarse y desaparecer en medio de la multitud de personas, ahora comenzaba su estrategia para introducirme en "sociedad".
— ¿Debes estar asustada verdad? - pregunto la amable voz de Sally
— ¿Eh? – dije volviendo mi atención a ella.
— Por la fiesta.
— Oh bueno si, un poco.
— ¡No tienes porque! – dijo animadamente – aquí todos son muy amables además prometo no dejarte sola ni un instante.
Me tomo amigablemente del brazo.
— Ven te presentare con algunas conocidas, te agradaran, ya verás son encantadoras.
Asentí en silencio dejando que me guiase a través del salón, Sally sonreía y dirigía graciosos gestos de saludo y reconocimiento a las personas a nuestro alrededor, era muy jovial y alegre pero sobre todo amable. Quizás el conocerla y entablar amistad con ella sería algo agradable.
— ¡Muchachas! – dijo la voz de Sally dirigiéndose a un grupo de tres jóvenes que estaban de pie junto a uno de los pilares del salón.
Una vez llegamos hasta ellas, Sally se dispuso a hacer las presentaciones correspondientes.
— Déjenme presentarles a Annabel es hija del señor Warren Winthrock - dijo Sally - Annabel ellas son las hermanas Torre Blanca, Karen, Karine, y Karin- agrego señalándolas respectivamente.
— Mucho gusto Annabel - saludaron las tres al unísono.
— Igualmente – respondí.
Además de la similitud en los nombres de las hermanas el parecido era significativo, todas tenían el cabello de un color cobrizo cuidadosamente recogido en un elegante moño, ojos oscuros incluso sus facciones eran muy parecidas, sus edades quizás rodaban entre los veinte la mayor y dieciséis la menor aunque esto no era demasiado notorio.
Probablemente hubiera sido complicado diferenciarlas la una de la otra, de no ser por el claro contraste en su estatura que indicaba su lugar de nacimiento.
— Sally a que no adivinas a quien vimos por aquí - dijo Karine, quien era la del medio.
— ¿A quién? – pregunto con curiosidad.
— ¡Los hermanos Newgrant!
— ¿Hablas en serio...? - dijo Sally incrédula mientras sus mejillas se encendían.
— Es cierto, acabamos de verlos hace unos instantes – dijo una tímida voz, Karin la hermana menor.
— ¡¿Y Marco?! Vieron a Marco Newgrant?! – chillo Sally incapaz de esconder su emoción.
— ¡Sí! ¡Él y su hermano Alexther! Acudieron con su padre, ¡Ahh se veían tan apuestos!- dijo Karine exhalando un suspiro.
— No deberías expresarte de esa manera Karine – sentencio Karen, la mayor de la Torre Blanca mirándola con severidad.
— ¿Y qué tiene de malo? Solo digo lo que salta a la vista – respondió ella sin darle importancia.
— ¡No puedo creerlo! ¡Marco aquí! ¡no puedo creer que acudieran a mi fiesta! – dijo Sally aun sin salir de su asombro – los Newgrant apenas y asisten a reuniones sociales!
— Ahora que recuerdo también vi a otro joven con ellos – comento Karin repentinamente.
La atención de todas se volvió sobre ella.
— ¿Otro joven?
— Si, lo vi cuando fui a saludar a Magda Brown, aunque solo fue un instante; un momento estaba ahí con ellos y luego desapareció, fue ciertamente extraño.