El día del amor y la amistad se acercaba, toda la preparatoria se estaba preparando para la gran fiesta que se hará en honor a ese día, algunos con el disfraz de cupido flechado a otros, literalmente. Ethan se ofreció para ser cupido en este año, tendría que acostumbrarme a verlo con el disfraz todo el día.
Todo consistía en si tenias pena en invitar a la persona que te gusta, puedes recurrir a cupido, el haría tu favor, recitaría un lindo poema, una rosa roja y simplemente esperar a que diga Si.
—¿Has hablado con el?
—Ethan, no me lo recuerdes —saqué de mi casillero el libro de física y lo guardé en mi mochila, no quería hablar de este tema.
—Sabes, el esta deprimido, no esta asistiendo a las clases de fútbol, su calificación bajó y aparte cada sábado se trata de alcohol.
—No es mi problema —puede que me haya escuchando grosera, pero no quiero saber nada.
Betsy, una compañera de ultimo grado, llegó hasta donde estaba nosotros, con una carta en las manos y ese brillo en sus ojos, ese brillo por el cual siempre lo veo en los enamorados. Le entregó la carta a Ethan.
—Para Vicent Smith de Betsy Mars.
Betsy y Vicent son novios desde hace 5 años, es una gran pareja que a pesar de haber muchos conflictos, saben superarlos juntos, tienen ellos mi apoyo y respeto. Betsy es una gran chica, muy inteligente y tiene un gran sentido del humor, algo que a Vicent le llamó la atención.
—Chica Valiente, me gusta —guardó la carta en una bolsa diseñada que dice Entrega—. Nos vemos en la salida, tengo que ir a dejar estos pedidos.
—Descuida cupido, nos vemos.
Era gracioso verlo mover las alas y recitando poemas a las personas, nunca lo había visto tan romántico, solo la vez que se me declaró, pero solo quedamos en amigos, fue algo difícil pero supimos llevarlo a cabo.
Si estas escuchado esto, Michelle, solo quiero decirte que me perdones, te estaré esperando en la fiesta del día del amor y la amistad, esta vez trataré de no comportarme como un completo idiota, a pesar de que lo soy, te quiero.
Me quedé helada, la voz de Dylan se escuchó por los altavoces, todos los estudiantes se quedaron con cara de confusión al escucharlo, y claro, quien no lo haría.
Al verlo salir de la dirección, traté de mover mis piernas pero estas no respondían, se despidió del director y comenzó a caminar a mi dirección, me había visto.
—Hey, creo que escuchaste eso —dijo un poco avergonzado y se rascó la nuca.
—Bueno, no soy la única.
—Tienes razón —Extrañaba su risa, extrañaba hablar con el—. Soy yo, o me estas evitando.
Bueno, la verdad, si, te estoy evitando, no quiero hablar contigo, se supone que esto tenia que terminar, dejarlo en el pasado y vivir el presente, sin ti.
—No, ¿Por qué lo preguntas?
—No hablamos, y cuando quiero acercarme a ti, huyes.
Traté de buscar una buena excusa pero lo único que hacer fue quedarme callada, ¿Qué podía responder?
—No importa, ¿Iras al baile del día del amor y la amistad?
—La verdad, no estoy interesada, estaré fuera de la ciudad durante esos días, visitando a mi padre en Dallas —El asintió, estaba a punto de irme pero algo llegó a mi cabeza—. Sobre Michelle, ¿Sabes algo de ella?
—No, no tengo señal de ella, es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra.
—Tal vez le hiciste algo malo para que ya no te quiera ver.
—Fue solo un mal entendido, me gustaría hablarlo con ella, pero no tengo como comunicarme con ella, simplemente le mando los mensajes, pero al parecer no los recibe.
Me di una bofetada mentalmente, yo cambié mi número telefónico días después de lo sucedido en la fiesta de Halloween, estaba tan frustrada y enojada que no me importaba nada, simplemente quité mi tarjeta, la arrojé lejos y conseguí otra, había empezado de nuevo.
—Se me hace tarde para la práctica de fútbol, he faltado tanto que temo que me quiten del equipo.
La hora de la salida llegó tan rápido, todos salían como si fuera una jauría de venados, Ethan estaba en el cofre de su auto esperándome, al parecer había entregado todas las cartas ya que no tenia con el la bolsa, pero en su mano tenia una.
Cuando me vio, se acomodó quedando derecho, carraspeo su garganta y suspiro, espero que no haga lo que yo estaba pensando.
—Son muchos años que somos grandes compañeros de la vida y he aprendido a conocerte tan bien como a la palma de mi mano. Sé identificar la cara de preocupación que pones cuando hay algo que no sabes cómo resolver y cuando comienzas a darme vueltas es porque necesitas que te ayude, además cuando te coges los cabellos e inclinas tu cabeza hacia atrás es porque algo te molesta, a las personas negativas las invito a salir de mi vida y a las personas que con pequeños detalles me hacen feliz las invito a ser parte de ella —detrás de su espalda sacó una hermosa rosa, no sabia que decir—. Así que, ¿Quieres ser mi cita en la fiesta del día del amor y la amistad? Claro, como mejores amigos que somos.