Mentiras Peligrosas

#42 Hotel Yorba Parte I

Llegamos a Saint Fatima, nombre de santo como los que tenían todas las ciudades que rodeaban Glassdrop. Saint Fatima era una de las pocas urbes en el estado en las que realmente ocurrían cosas, ¿A que me refiero? Glassdrop, por ejemplo, es una ciudad universitaria, Saint Anthonys, la más pequeña de las ciudades santas, con una economía mayormente rural, chapada a la antigua, es sede de una universidad, y anfitriona de varios festivales de música.

Saint Fatima era conocida por tener uno de los estadios de futbol americano más grandes del estado, era sede de varios festivales culturales. Pero lo que realmente resaltaba era su clima, al cual los locales llamaban “La ciudad del otoño eterno”, nunca hacía calor, nunca hacia demasiado frio. Saint Fatima era una ciudad de gente vieja, personas retiradas, normalmente los jóvenes salían de la ciudad en busca de oportunidades para estudiar o trabajar.

—Chicos. —Gipsy llamó nuestra atención. —Necesito que no se tomen muy a pecho las cosas o comentarios que digan mis padres pueden ser difíciles de tratar. —No solo los padres, también su hija. —Y por nada en el mundo se vayan a emborrachar y causar una escena. —Me vio específicamente a mí, estos malditos se habían confabulado en mi contra, si mal no recuerdo todos bebieron lo mismo o más que yo. —Ray, por favor contrólate con mi hermana, no quiero que piense que eres un pervertido, no la observes tan de cerca como lo haces con los demás.

—No veo porque conocer a tus padres seria la gran cosa. Los vamos a ver en un hotel, es territorio neutral. —Realmente no sabía lo que estaba diciendo.

Gipsy volteó a ver a Ben, este trataba con todas sus fuerzas para guardarse su comentario, pero le dio una señal para que lo dijera. —Primero que nada, no es un hotel, es su hotel. Son dueños de una cadena de hoteles y nos invitaron a la inauguración del más nuevo. Este es uno de los chiquitos, tiene un concepto más hogareño tipo BNB.

—¿Qué diablos es un BNB?

—Un Bed And Breakfast tarado, es una modalidad en la que te puedes hospedar en una especie de casa, mansión y tienes acceso al desayuno.

—Un segundo. —Millie contestó molesta. —Me estás diciendo que eres rica, y te negaste a pagar por la pizza porque tú no querías, aunque de igual manera te comiste la mitad.

—Hablando del diablo. —Mencionó Ben.

El BNB estaba a unos bloques de distancia, lo habían instalado en una vieja mansión de toques victorianos que anteriormente ya había incursionado en el negocio hotelero. Mi detalle favorito era que tenía uno de esos letreros de neón con la palabra HOTEL.

Por obvias razones el BNB estaba vacío, lo único bueno de ello fue que pudimos estacionarnos lo más cerca de la entrada, a un lado de lo que supuse era el Ferrari de los padres de Gipsy. Bajar del auto podría compararse con la sensación que percibes cuando abres una lata de sardinas. Fue la sensación más erótica de aquel viaje.

Una botones que llevaba unos pantalones caqui y una camisa polo salió a recibirnos. juraría que la empleada era una copia de Logan en su versión femenina, me incliné para comentárselo a Millie, la cual terminó por concordar conmigo en el asunto, le tomó una foto y se la envió a Logan. —Bienvenida señorita Raja, espero se le haya hecho pesado el viaje.  

Gipsy la veía con cariño. —¿Cuánto tiempo vas a seguir con esa payasada? Ven a darme un abrazo.

La botones abandono todas las formalidades, corrió hacia su amiga y se lanzó a sus brazos. —¡Ali! No me vuelvas a dejar sola, capaz que la siguiente vez que vuelvas ya sea gerente del BNB.

—No lo dudaría ni un segundo, mi papá te ama, capaz y te adopta. —¿Qué clase de esclavitud era esa?

La botones le dijo algo a Gipsy al oído, gracias a la terapia a la que me había sometido el doctor, mis sentidos estaban afinados, estaba operando con capacidades mayores a las estándar. —¿Quién es el chico guapo?

—Es mi novio, Ben, ya lo conoces. —La amiga se quedó boca abierta, claramente se refería a mí, pero no quiso sacar de su error a Gipsy.

—Bueno, compañía, si hacen el favor de seguirme les daré el tour por el lugar y los llevaré a sus habitaciones. —Todos seguimos a la mujer dentro de la mansión, Ben se detuvo a observar su auto y lo triste que se veía al lado del Ferrari. —Bienvenidos a la mansión Wickerson. Su dueño original, Conrad Wickerson, fue uno de los empresarios pioneros de la región, los Wickerson son una de las familias más poderosas del estado, sin contar una de las más ricas, iniciaron con una pequeña granja que se convirtió en todo un imperio agropecuario. Los descendientes directos en turno se dedican a la política. — Mathew Wickerson corría para alcalde de Saint Anthonys durante aquel año.

La construcción era inmensa, la recepción era una enorme sala que semejaba un círculo, al centro y al fondo se encontraba la recepción, donde había otro botones trabajando, frente a ellos había dos salas completas con su conjunto de tres sillones y una silla rústica, a la derecha de la entrada se encontraba el bar y restaurante. A la izquierda se encontraba una pequeña galería y sala de estar que contaba con futbolitos de mesa, mesas de billar, un tablero de dardos y una hermosa chimenea de piedra. El segundo piso de la mansión estaba designado únicamente para las habitaciones, conté aproximadamente quince, cuando estuvimos afuera pude ver una construcción en forma de torre que terminaba en una cúpula, desconocía si era el ático u algún tipo de habitación.



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En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

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