Capítulo 23
El reproche
Declan estaba entrenando en las afueras de la casa mientras Aodhan leía las señales de la naturaleza para profetizar cuando vieron aparecer a Sirsha. Observaron una mirada distinta en su rostro. Su postura era otra. Declan se puso nervioso porque no sabía que tanto le había contado Donovan.
Antes de que alguno pudiera emitir palabra, ella intervino:
Sirsha: (a Aodhan) Aodhan. ¿Tú fuiste el mago de mi padre verdad?
Aodhan: Si, su majestad.
Sirsha: Entonces te sugiero que me enseñes artes mágicas y me pongas al tanto de todo lo que puede llegar a hacer Jarlath. Debo conocer a mi enemigo.
Aodhan: No nos está permitido enseñar artes mágicas a los no iniciados.
Sirsha: Pues yo soy la reina y te lo estoy ordenando. Lamento hablarte de este modo. El conocimiento se le da al que está preparado para entenderlo o manejarlo. Yo lo usaré para mantener el equilibrio en medio de esta locura y acabar con el infierno. ¿Me has entendido?
Aodhan: ( orgulloso) Le enseñaré todo lo que pueda serle útil.
Sirsha: Donovan, es preciso que lleves a tu esposa a un refugio. No deseo más muertes innecesarias en tu familia. Llévatela hoy mismo porque deseo que nos sigas en nuestro camino. Le devolveré a tu esposa el prestigio que alguna vez tuvo tu clan.
Sirsha: (A Declan) En cuanto a ti deseo hablarte.
Una vez lejos del resto agregó:
Sirsha: Deseo que lo que dure el camino me sigas enseñando a pelear.
Declan: Soy yo el que debo protegerte.
Sirsha: Me protegiste desde siempre. ¿Cuánto más? No puedes seguir atado de esa manera. Cuando todo esto termine no tendrás motivos que te retengan y podrás hacer de tu vida lo que quieras. Lamento que nuestra vida haya llegado a esto.
Declan: (con triste incertidumbre) Si todo sale bien seguirás necesitando un capitán para el ejército.
Sirsha: (Sosteniéndole la mirada con tristeza) Lo sé. Pero ese puesto es de tu tío. Tú serás libre de hacer lo que tu corazón te mande. Y lamento haber sido tan brusca siempre contigo.
Declan: Es la primera vez que no me peleas desde que te conozco.
Sirsha: (sonriendo) Tal vez esté madurando y reconociendo el buen trabajo que has hecho. De todos modos no te tolero y me fastidias.
Declan: (suavizando su tono de voz) Tú a mí también.
Sirsha: ¿Me enseñarás a pelear entonces?
Declan: Ya sabes manejar muy bien el arco y la flecha. (Entregándole sus armas favoritas) Es más, como has dejado tu arco en el castillo te fabriqué este para que te sientas acompañada.
Sirsha: Deseo saber de combate con la espada y cuerpo a cuerpo.
Declan: Bastante te enseñé con el arco. Lo que pides es de hombres.
Sirsha: (enojándose) ¿No me oíste? Nunca oyes lo que te digo.
Declan: Si lo oigo, por eso la mayoría del tiempo deseo matarte. Además, no puedo enseñarte mil años de técnicas milenarias en menos de siete días.
Sirsha: (gritando) ¡No se puede hablar contigo!
Declan: ¡Contigo tampoco por un demonio!
La pelea fue interrumpida por los gritos de Donovan que pedía por su sobrino.
Editado: 16.09.2020