Mera y el Poder del Atrapasueños

A través de Los Ojos de Otra Vida

Me acerque a ella tomando sus manos temblorosas, sus ojos se abrieron y note esos iris grises mirándome con el miedo que tienen los niños cuando creen que han hecho algo malo. Negué con la cabeza y seque esas lagrimas de sus ojos con una sonrisa de saber que no era el arma que aquel anciano afirmaba con tanta certeza.

—Te conozco... Siento que desde hace años te conocía —, decía como si estuviera recitando un canto en una dulce entonación que recordaba en lo mas oculto de mi memoria —, en mis sueños, cada noche como si fueran recuerdos de una vida que no he vivido — , Podía sentir cada palabra como si fuese mi canción favorita — eras como una sombra en cada uno de ellos pero ahora se quien eres y porque querías alertarme de los noctales y su culto oscuro— Termine el canto cerrando los ojos, apoyando su frente contra la mía.

—Yo soy Helena Lunari, y te he visto en mis sueños como si viviera tus recuerdos —, entono con una voz dulce idéntica a la mía — tus alegrías y sentimientos ahora entiendo porque te puedo ver Mera Albaceleste—. Respondió la chica de cabello rubio casi albino.

En ese momento mi mente se transportaba en un vórtice de recuerdos desde el mas alegre, el mas cálido como el abrazo de una madre y al mas triste, la despedida en la tumba de alguien tan amado, cuando pude pude divisar el final de aquella tempestad de recuerdo vi mi mirada fija sobre el reflejo de mi misma en un enorme espejo de un cuarto donde me sentía diminuta; me puse de pie, abandonado esa cama fría y camine hacia una ventana abriendo las cortinas con el anhelo de aquel pájaro que desea volar lejos de su jaula. Cuando mire solo podía ver un enorme muro gris cargado de zarza que crecían sobre la rustica pared, como si quisieran mantener alejado del mundo mi reclusorio. Anhele desde mi corazón huir de allí ´hasta que pude escuchar una voz desde los prados casi marchitos de aquella enorme casona, hoy como todos los días Cuervo, aquel niño de cabellos oscuros y ojos que se asemejan a ese cielo que solo puedo ver a través del cristal de esta celda mal llamada habitación.

—¡Hey! niña linda de la ventana cerrada, hoy lograre sacarte de esa casa horrible — . Grito juntando las manos cerca a su boca como si quisiera que lo escuchara detrás del cristal.

Las palabras de Cuervo y esa sonrisa cálida parecía llenar de luz ese rincón oscuro donde me sentía aprisionada, hasta el momento en que escucho un murmullo de enojo de algo que reconocí moviéndose en los rincones, como si buscara de alguna forma encontrar al intruso. Camine hacia la venta y empecé a golpear al cristal que nos dividía.

—Vete por favor — , Le grite desesperada — antes de que el hombre oscuro te atrape y te lance a los espinos — . concluí mientras escuchaba el crujir detrás de las paredes.

—Jure que te sacaría de allí y no descansaré hasta lograrlo — Escuche su respuesta cerca de aquel árbol torcido.

Veo como niega con la cabeza a mis ruegos y se aventura a subir desde el tronco de un viejo árbol torcido, mis temores se hicieron mas grande al escuchar los chillidos del custodio de mi celda, esta vez haba sido rápido en encontrar donde se ocultaba mi amigo. Podía escuchar como se movía rápido entre los pasillos, abriendo las puertas con el desespero de quien busca frustrar al enemigo. Mi cuerpo quedo inmóvil pensando en como evitar que me atrape y me lleve a la oscuridad de nuevo, llegue a la puerta tratando de bloquearla con los muebles que pude mover, pero cuando me dispuse a esconderme vi una mariposa dorada pasar a mi costado hasta posarse en mi hombro.

"El poder para vencer a tus miedos, viene de que tan decidida estés de enfrentarlos." Dijo una dulce voz a través de esa mariposa.

Era como oír las palabras de consuelo de mamá cuando tenia un mal sueño y su abrazo espantaba los temores que abrumaban mi mente; gruñidos y gritos de furia me sacaron de ese recuerdo repentino, escuchando como sus pesados pasos se acercaban a la puerta, acerque mi mano hacia la mariposa subiendo a mis dedos, la mire y note que era muy distinta a cualquiera que hubiera visto antes, su luz irradiaba calor apartando el frio opresivo de mis manos, y con decisión empecé a responder.

—No temo, el miedo ya no me detiene, ¡quiero escapar de aquí y volver a jugar con mi amigo cuervo! — Exprese decidida.

"Eres quien decide cuando abrir la cerradura de esta prisión pequeña Helena." Volvió a exclamar esa voz agradable.

Fue en ese instante cuando firme en mi decisión deje que ese poder vibrante en mi ser saliera, recordé el regalo que mi madre colgó en la cabecera de mi cama, aquello era un aro tejido como si fuera una telaraña y junto a un beso en mi frente me prometió que los malos sueños se irían si creía en el.

— ¡Surge Abrenka! — , Grite hasta escuchar mi voz en eco.

Junte mis manos como quien empezaba una plegaria y frente a ellas se podía ver el circulo perfecto adornado con los tejidos de aquello que mamá llamo atrapasueños y de este símbolo la hoja de una espada luminosa de color cian broto hasta atravesar con es cuchilla la puerta que tambaleaba por la fuerza de quien estaba detrás de ella, el grito de dolor no duro en sonar y desde aquella abertura por el repentino ataque un liquido viscoso y oscuro brotaba como una herida recién abierta, hasta que después de unos últimos segundos el gorgoteo de la oscura sustancia y ultimo suspiro de la criatura terminaron cesando su violentas intenciones.

— ¡Helena! —

Escuche detrás de mi la voz de cuervo quien había roto la ventana con una piedra en su mano y una sonrisa en sus labios, al igual que él sonreí recordando lo buenos tiempos cuando mamá estaba viva, la mano cálida del chico me saco de mis recuerdos tomando la mía y mirando hacia esas silueta que muchas mariposas doradas iluminaban detrás de mi, el brillo fue tan intenso que me hizo cerrar los ojos.




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