Merfil

21.

David miraba fijamente a Martín mientras iniciaba la conversación, En un principio sintió la sensación de no querer oír algo de lo que David quería decirle. Pero el hecho de venir hasta este lugar y toparse con un montón de cosas que le hacían cuestionar de todo, de muchas cosas, hasta de su propia familia.

—Martín, antes de iniciar con lo principal. ¿Por qué regresaste?

—Bueno... en realidad quería visitar a mis padres.

—Pero tu padre te había advertido que no vinieras a este lugar...

Martín bajó la mirada y respondió.

—No podía más, necesitaba verlos... en especial a mi madre, ella...

—Tu madre falleció.

La noticia pareció abrirse como una gigantesca boca y devorar a Martín en un sinfín de sentimientos malos y aterradores. David vio su mirada, estaba conmocionado y no quería creerlo.

—Tu madre enloqueció por completo después de tu partida. Hubo un tiempo que logró comportarse, pero con el tiempo cayó de nuevo en un sinfín de crisis y trastornos.

—Pero... que era lo que pasó... realmente no comprendo.

La voz le temblaba, los labios vibraban como lo haría un teléfono en la soledad. La tristeza tomó lugar en su pecho, nunca... nunca pudo pedirle perdón a su madre o decirle un último adiós.

— Bueno, nadie sabe que pasaba exactamente, los doctores que la atendían no decían nada y solo tu padre era consciente de todo lo que ocurría con ella. Siempre que alguien le preguntaba por ella, el respondía que tenía una enfermedad mental, y que es un sufrimiento inimaginable, y al final, con toda la información que lograron reunir entre los que se interesaban en el caso, sacaron a la luz esta teoría. Tu madre había enloquecido después del incidente de la plaza que tuvo contigo, y que el asesinato prematuro de tu hermano fue la gota que colmó el vaso. Luego todo es conocido, poco a poco enloqueció hasta morir internada en el centro psiquiátrico. Yo... yo la vi dar su último respiro. Y el velorio fue el más triste que he visto en toda mi vida.

Algunas lágrimas caían del rostro de Martín, imaginándose todo, a su madre, echada en una cama blanca, con personas viéndola alrededor. Delgada y extremadamente deshidratada, respirando con dificultad por su boca que llevaba los labios muy arrugados y secos, pero aun moviendo los ojos de un lado a otro con mucha energía.

Levantó el brazo agarrando la manga y se secó las lágrimas.

— Tu padre era mi amigo, y al sentirse solo no sabía a quién recurrir. Si no fuera por mí ahora sería un hombre perdió en el alcohol o hasta tal vez, en las drogas.

— ¿Ahora? —, preguntó alzando la mirada con un brillo esperanzador.- Mi padre sigue vivo...

David se aclaró la garganta.

—No lo sé hijo... no te lo puedo asegurar a ciencia cierta. Solo sé que desapareció dos días antes de tu llegada. Pero lo extraño es que nadie se percató de su falta, y cuando le preguntaba a la gente que vivía cerca a su casa, respondían con cierto ademán de confusión, afirmando que él estaba en su casa y lo habían visto. Fui a la comisaria para poder registrarlo como desaparecido, pero simplemente no querían por la misma razón... decían haberlo visto en su casa y hasta lo saludaron. Me tomaron como un loco y me botaron. Entonces decidí entrar a su casa y descubrí un detalle aterrador. Un hombre estaba sentado en el sillón, pero mirando hacia el jardín. Tenía el aspecto de tu padre... pero no era él.

Martín frunció el entrecejo con los ojos dilatados y rojos.

 



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En el texto hay: horror, horror cosmico, mostruos

Editado: 10.10.2020

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