Mi celular comenzó a sonar y lo saqué de mi bolsillo trasero. El nombre de Dylan aparece en el identificador de llamadas y sonrio.
-¿Cuánto tiempo? - digo al momento de poner mi celular en mi oído.
-¿Recuerdas lo que dijiste cuando terminaste con Oliver una madrugada de febrero en mi casa? - él chico me había tomado desprevenida. Habíamos comenzado a salir seriamente y recordar a mi ex no era buena forma de empezar. Nada.
-No lo recuerdo - admití confundida aún.
-Cito: "Necesito romanticismo en mi vida" - una voz chillona salió de su boca tratando de imitarme. Tuve que apretar los labios para que no se me escapara una carcajada - también me dijiste que a tu próximo novio le lanzara un ladrillo - Sonreí al recordar aquello - y como no me voy a dar de ladrillazos a mi mismo. Te voy a dar tu romanticismo.
-¿A dónde iremos? - casi pude escuchar los engranajes de su cerebro andando al pensar el lugar.
-Tú tienes que estar lista en dos horas - y colgó.
Ya que mamá estaba trabajando mi hermano era el que estaba a cargo en casa. Caminé a la cocina y lo encontré con una rebanada de pan en la boca, un cuchillo de mantequilla en la mano izquierda recargándose en el refrigerador y la mano derecha dentro de la alacena buscando algo.
-¿Qué se supone que haces? - me quedé en la entrada de la cocina mirando a Drake ponerse mas de puntillas ya que no encontraba lo que buscaba.
-Buscar la crema de maní.
Caminé al refrigerador y lo abrí de golpe quitando así el único soporte que el chico tenía. Metí la mano dentro y saqué el frasco con crema de maní hasta la mitad. Él tomó el frasco y se giró para hacer su sándwich.
-Saldré - Drake volteó bruscamente en mi dirección y levantó una ceja.
-¿Con quién?
-Dylan - Drake sonrió.
-¿Todavía son amigos? - negué con la cabeza - ¿entonces?
-Somos pareja - la sonrisa de Drake se borró . No le había mencionado nada de eso ya que cada vez que hablábamos era para hablarme de Sara.
Corrí hacía las escalera y lo escuché llamarme, pero lo ignoré antes de cerrar la puerta de mi habitación aislando los sonidos de su voz.
Todas la mujeres sabemos que cuando vamos a salir tienen que decirnos a donde. Nunca nos gusta ir de se tonadas con el lugar. Y este era uno de esos casos en los cuales mi cerebro casi colapsa.
Abrí la puerta de mi habitación y caminé al baño para poder. Darme una ducha antes de salir. Me desvestí, cuando iba a abrir la regadera recordé lo que pasaba cuando tocaba el agua. Llene la tina y le comencé a echar el jabón. Me metí lo mas rápido que pude y mis piernas fueron cambiadas por una cola color rosa con toques verdes. Me bañé y después salí del baño con mi bata azul puesta y una toalla blanca envolviendo mi cabello.
Corrí de nuevo a mi cuarto y antes de que mi cerebro explotara tuve que decidir que me pondría. Después de estar lista y de que casi mi cerebro explota pasé a hacerme una línea delgada sobre los ojos y ponerme un poco de mascara de pestañas.
-Que cambio - Salió de mi boca al verme en el espejo.
Escuché los golpes en la puerta y después a mi hermano hablar con Dylan. Obviamente habían llegado por mi.
Tomé mi collar y lo coloqué en su lugar saliendo de mi habitación y bajando las escaleras.
-Es muy malo que no nos lo haya comentado ¿verdad? - Drake giró y dejó de darle la espalda a las escaleras de las cuales yo bajaba para mirarme con una sonrisa muy, muy forzada.
-¿De que hablan? - me atreví a preguntar. Llegué junto a ellos y me recargué en el hombro de mi hermano el cual, debo admitir, me llegaba a la frente.
-De que a Dylan no le habías dicho que regresé, y a mi no me habías dicho que salían - mis ojos se abrieron grande.
-Creo que es hora de irnos - tomé la mano de Dylan y caminé al coche dejando a mi hermano mayor gruñendo algo lo cual no entendí.
Solté la mano de Dylan y entré al choche gris metálico que pertenecía a su padre, ya que él aún no compraba su coche. Caminó alrededor del coche y entró del lado del piloto, cerró la puerta y comenzó a conducir en alguna dirección en especifico.
-Te eché de menos - dijo rompiendo el silencio que había comenzado a estancarse en el interior de aquel auto.
-Y yo - se me hacía demasiado extraño verlo como "mi novio" pero podía acostumbrarme a ello.
Cada unos cuantos minutos, el volteaba y me dedicaba una sonrisa. Me acerqué a él y le di un pequeño beso en la mejilla haciendo que me pusiera muy roja.
-¿Solo eso merezco? - preguntó indignado con la mirada afortunadamente en el camino.
-Vas manejando, soy muy joven para morir - conteste mientras miraba sus ojos color café que se perdían en el camino.
-Pero morirías con el amor de tu vida - sentí mi corazón acelerarse.
-¿Enserio piensas eso? - pregunté agachando la cabeza con las mejillas ruborizadas.
-¡Claro! Si no fuéramos tan jóvenes hoy mismo te pediría matrimonio -dios mío este chico habla enserio.
Editado: 16.02.2018