Metalord Revolution

CAPITULO 205 EL LINAJE YUZQUELL (Parte 3)

 

 

PERSPECTIVA: Rozuel Drayt

 

—¿A qué has venido realmente?, ¿qué intenciones ocultas en realidad? -Pregunto el hombre de cabello turquesa.

 

—No he venido con intenciones hostiles, sino a hablar -Fue la respuesta del comandante.

 

—Hmmm… ¿y cuáles son las palabras que tienes para ofrecer?.

 

—Solo una cosa, un acuerdo -Declaro el líder militar Muahjadat.

 

Un silencio incomodo inunda en el ambiente, el hombre de cabello turquesa objeta una desdeñosa mirada tras por la palabra “acuerdo” y procede a dar su opinión.

 

—¿Un “acuerdo”? -Replica con cierto pesar emocional.

 

—Si, un acuerdo, si todo sale bien, tu gente sobrevivirá y yo abre cumplido mi meta -Fueron las palabras dadas por el fornido comandante del ejército invasor.

 

—¿Tú… eres consciente de la cantidad de sangre derramada que han osado provocar… de los incontables muertos que mi gente ha enterrado… de los huérfanos que aun lloran por esos padres que jamás en esta vida volverán a ver? -El hombre de cabello turquesa manifiesta un rostro teñido de frialdad y odio —Es imperdonable…¡¡IMPERDONABLE!!

 

Fuertes ruidos en los alrededores llaman la atención de todo el escuadrón de Muahjadat.

 

—Oigan, ¿oyen eso?.

 

—Se escucha venir por esa dirección, y aquella… ¡y aquel lado también!.

 

—Se oye como si fuera la rama de un árbol moviéndose…

 

—¿¡Q-QUE ES ESA COSA!?...

 

En palabras de Hayat, el escuadrón que acompañaba a Muahjadat no eran soldados ordinarios, sino pertenecientes a una rama de la elite, cuya formación en el reino de Learis es sometida a un exhaustivo entrenamiento físico y mental para soportar todas las adversidades por venir en el campo de batalla. Sin embargo, la angustia corroe a todo ellos a la vez y la moral es hecha añicos al instante, esa fue la reacción que sintieron al presenciar aquello que se les acercaba.

 

Ramas palpitantes que se movían como manadas de serpientes hacia su posición, rodeando a todo el escuadrón, eran imposible de considerar cuanta de estas ramas sobrenatural había en su totalidad. Pero el largo y ancho de su robusta madera, bastaba para poder enredarse en sus cuerpos y quien sabe cuánto daño harían con la fuerza que posean debidamente.

 

—¡E-E-EN GUARDIA! -Exclama uno de los soldados del escuadrón.

 

Los guerreros con escudos toman un rol defensivo situándose al frente de sus compañeros, mientras los arqueros llevan a cabo el uso de flecha con magia de fuego. Los proyectiles ígneos consiguen dar en algunas ramas y hacer que están prendan fuego, deteniendo su avance, la moral del escuadrón sube tas atestiguar que tales seres podían ser repelidos.

 

—¡Lo conseguimos!, ¡con fuego podremos ven…!

 

—¡Miren!, ¡las ramas al que el fuego que les envolvía… se lo está quitando de encima!...

 

La parte que ardía en llamas se separa del resto de la que aún no había hecho contacto con el fuego, era su contramedida para lidiar con aquella debilidad, continuando su avance hacia el escuadrón enemigo. Los arqueros volvieron a disparar más flechas de fuego, las ramas empezaron a evadir aquellos proyectiles ígneos y aquellos que fueron golpeados por una, separaban su parte que es inevitablemente incinerado por la llama de este.

 

—¡Oigan arqueros, sigan disparando más flechas de fuego!.

 

—¡Es inútil!, ¡ya se nos han acabado las flechas de fuego!.

 

—¿¡Es una broma de mal gusto!?.

 

—¿¡Crees que bromearía con algo como esto!?.

 

Cada arquero solo contaba con un número aproximado de dos flechas ígneas cada uno, tal escasa cantidad es debido esto se debe a que la creación de artefactos mágicos o encantados en el año 800 eran un producto sumamente caro y difícil de producir. A diferencia del presente (1353) donde el arte de la metalúrgica con la magia ha avanzado lo suficiente para facilitar y crear en masas algo tan básico como flechas elementales. Lo que conlleva a que solo pocos tuvieran la oportunidad de portar un arma encantado o mágico.

 

—¡Maldición!... ¡hay que pasar a la ofensiva!, ¡a las armas, carguen contra es…!

 

La orden del soldado es interrumpida con la rama enredándose a su cuello, estrangulándolo hasta la muerte, pronto el resto es embestido como si de un ariete pasara sobre ellos. Las ramas rompen la formación la formación de los soldados y el terreno es dominada en absoluto por las sobrenaturales estructuras de madera latiente.

 

Brazos, piernas, cuellos y tórax, las ramas se sujetaban en dichas partes de un individuo y ejercían una presión de fuerza brutal, incluso entre dos de ellos a la vez, los miembros apretados se teñían de un profundo color morado al instante, algunos incluso se les fueron arrancado tanto su extremidad como también su cabeza. Intentar defenderse con las armas ordinarios era inútil, aunque consiguieran cortar una o dos, tres más venían en su reemplazo.

 

—¡Al demonio con esto!, ¡corran por sus vidas!.

 

Tres soldados consiguen salir de entre las ramas latientes, a consta de dejar morir a los suyos, sin mirar hacia atrás, corren adentrándose a la selva, perdiendo a la vista a aquellas sobrenaturales ramas, para luego detenerse un momento y recuperar el aliento.

 

—¿Las hemos perdido?.

 

—No los veo en ninguna parte, por ahora estamos a salvo.

 

—¡AAAAAAAAAAAAH!

 

El agobiante grito producido por uno de sus compañeros, inunda de terror a los dos restantes, su hermano de armas estaba a espaldas de ellos, cuando ellos voltearon a ver qué ocurría con él, aquel miedo desmoralizante vuelve a hacer de las suyas, pero en esta ocasión, paralizándolos por completo. Pues su compañero había sido asesinado, por dos bestias felinas de un pelaje verde con rayas negras, criaturas con aspecto de tigres y dientes de sables.



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En el texto hay: reencarnaciones, armas de fuego, magia y aventura

Editado: 09.12.2023

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