Metalord Revolution

CAPITULO 29 EL QUE TIRA DE LAS CUERDA

PERSPECTIVA: Rozuel Drayt

 

Con la armadura encantada del herrero y su espada, acepte un duelo contra el espíritu maligno cuya arma era un mandoble ancha como larga que media casi 2 metros y medio, y su peso calculaba entre 4 a 5 kilos.

 

Tomo la iniciativa y levanto su arma dando el primer ataque, ni de chiste podría soportar un choque entre nuestras hojas, la diferencia de fuerza haría que la presión me hiciera añicos o me dejaría con lesiones severas aun con mis cualidades físicas aumentadas por mi armadura.

 

Evadí rodando a un lado y contrataque corriendo en dirección hacia él, de un salto sobrehumano apunte con mi espada y se la clave justo en su casco hundiendo casi toda la hoja, aunque no había cuerpo que herir, el espíritu se molesta y sujetando con ambas manos su larga y pesada arma, propina un corte desde donde estoy con intención de partirme en dos desde la cintura.

 

Sin embargo, realizando un salto hacia atrás logro evadir el mortal ataque y para desgracia del espíritu, termina decapitando su propia armadura con su movimiento cortante, podía verlo, el auténtico aspecto del rostro de aquel ente en su forma espiritual.

 

Su pálida cara tétrica era semejante al de un esqueleto, tenía un largo cabello blanco erizado, sus dientes inhumanos eran puntiagudos como de una bestia, en todo aspecto era como ver un espíritu maldito sacado de una película de terror con buenos efectos especiales.

 

Este era la chance que buscaba, la razón primordial del porque accedí a este duelo, era para encontrar una forma de atravesar su armadura y dejar su verdadero cuerpo vulnerable a la única debilidad que tenía, y lo había conseguido.

 

Con mi rifle que aún lo tenía desde mi espalda sostenido por la correa portafusil, la tome de inmediato y apunte a la cabeza expuesta disparando, los tiros asestaron y el resulto fue mejor de lo esperado.

 

Las balas atravesaban su incorpóreo cuerpo, pero dejaba en él, un daño perforante con agujeros que no se regeneraban, dichas heridas expulsaban pequeños brillos de energía hacia arriba como si de hemorragia se tratara, el ente grita como si un intenso dolor lo quemara por dentro, pierde el equilibrio de la armadura que posee cayendo al suelo.

 

Todo su espectral cuerpo comienza a abandonar la armadura, como si su posesión con dicho objeto hubiera llegado a su límite, sin nada que poseer su verdadero ser estaba a la vista, se veía como un hombre desnudo de cuerpo decrepito, delgado en extremo hasta el punto de verse como una persona anoréxica, carente de genitales y piel arrugada como anciano.

 

El espíritu caminaba despacio como si débil estuviese, trataba de huir pero no logra avanzar más de diez pasos, pronto pierde el equilibrio y cae al suelo, temblando y gimiendo del dolor como un pobre diablo, me acerque a él apuntándole con el rifle y atento a cualquier cosa, viendo su cara más de cerca pude percibir ojos humanos en su esquelético rostro.

 

— ¿Por qué… porque me impides… tener una segunda oportunidad? –Me pregunta el ente hablándome con racionalidad —Solo quería… un cuerpo vivo… al cual poseer…

 

—Tú te lo búscate, te volviste violento, atacaste a quien se te diera la gana, invadiste este lugar en el transcurso, sea cual sea tu finalidad, te volviste una amenaza en general de la cual estoy aquí para eliminar –Le conteste.

 

—Solo quería un cuerpo… como ese maldito…

 

— ¿”Ese”?...

 

—Todo está perdido… ya… no hay rumbo… este es… el final…

 

Comenzó a hablar sin sentido, como un viejo delirando al borde de la muerte, irónico si lo piensas. Cese toda charla innecesaria, apunte y dispare sin dudar cada bala del cargador, aun ante los agonizantes gritos de dolor del espíritu, no me detuve, no le di piedad, no podía mostrar a este punto tal clemencia contra alguien que intento matarme, era él o yo.

 

Su incorpóreo cuerpo acribillado por las balas especiales, estaban eliminando lo último que quedaba del ser, sus restos desaparecían como polvo brillosos que ascendía unos leves centímetros en el aire para eventualmente desaparecer.

 

—“Requiéscat in pace” –Cite tal frase dedicándosela al espíritu.

 

Me quite la armadura encantada y recogí la espada del herrero, volví a comprimir al tamaño y forma de una canica a ambos objetos, había terminado aquí, volví por mis pasos para llegar al salón principal de la biblioteca en donde entre.

 

Al cruzar la puerta salí de allí para hallarme afuera reunidos, una multitud de personas del pueblo, además de eruditos y el mismo anciano canoso de barba corta que me guío y dio la bienvenida a Corbelt tanto a mi como a cierto mago traidor.

 

— ¿Qué paso?, ¿el espíritu fue vencido? –Pregunto el anciano.

 

—Sí, ya no volverá a molestarlos –Le conteste.



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En el texto hay: reencarnaciones, armas de fuego, magia y aventura

Editado: 09.12.2023

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